sábado, 30 de noviembre de 2013

ELEGÍA A UN AMIGO

Luis Negrón Alonso

Aurelio: He venido hasta este lugar, el inicio de un nuevo camino que ha de conducirte a lontananza, a lo desconocido, y estoy convencido que saldrás bien librado de este trayecto.

 
Estoy acá, no para ensalzarte ladinamente, expresando que fuiste un dechado de virtudes, sino para testimoniar que fuiste un hombre con virtudes y defectos como todos los mortales, y que el juzgamiento de tu tránsito por esta vida será muy personal, atendiendo a lo que procese cada quien en su cerebro y corazón.

De lo que puedo dar fe es que viviste intensamente, y lo hiciste en el momento, sin considerar el cálculo del futuro, angustia característica de aquellos hombres conscientes de su paso efímero y fugaz por esta existencia. La recompensa de una conducta como la tuya suele ser harto pródiga en amigos, amores imaginarios y furtivos, momentos de algazara y éxtasis, así como copas dulces y mayoritariamente amargas, que tú supiste escanciar sin demora ni preocupación, sólo pensando en vivir el presente a plenitud, compartiendo alegría y con el deseo de que el evento se repita con frecuencia, como así era. Vivir intensamente, sin reservas, sin pensar en la gloria y acompañado de amigos y contertulios, fue una manera grata de vivir.
 
Aurelio, ahora que conversamos juntos por última vez en esta tierra hermosa, quiero recordarte la Oda al Vino que escribió en el siglo XI el árabe Omar khayyam, y que dice:

¿Por qué vendes tu vino, mercader? -- ¿Qué pueden darte a cambio de tu vino? ¿Dinero...? ¿Y qué puede darte el dinero? ¿Poder...? ¿Pues no eres el dueño del mundo cuando tienes en tus manos una copa? ¿Riqueza...? ¿Hay alguien más rico que tú, que en tu copa tienes oro, rubíes, perlas y sueños...? ¿Amor...? ¿No sientes arder la sangre en tus venas cuando la copa besa tus labios? - ¿No son los besos del vino tan dulces como los más ardorosos de la hurí? Pues si todo lo tienes en el vino, dime mercader, ¿por qué lo vendes?

Poeta; porque haciendo llegar a todos mi vino, doy poder, riqueza, sueños, amor...; porque cuando estrechas en tus brazos a la amada me recuerdas; porque cuando quieres desear felicidad al amigo, levantas tu copa; porque Dios cuando bendijo el agua la transformó en vino, y porque cuando bendijo el vino se transformó en sangre... Si te ofrezco mi vino..., poeta, ¡no me llames mercader!

Aurelio, no fuiste el poeta, ni el mercader, aunque estuviste más próximo a este último, porque utilizaste su mercancía justamente para construir un edificio sólido de amistades y vivir seguro en esa fortaleza, después de haber prodigado atención a tu familia.


Es hora de despedirnos y no creo que pueda ser de otro modo, sino derramando en los rostros y ojos anegados por la tristeza, a guisa de brindis póstumo, estos versos que antaño repetían los transportistas del huarisnoque y los campesinos que labran la tierra y de quienes amamantaste mucha sabiduría:

Apu yaya yawraq unu
Kañamamaq churin
Urqun q’asanta wasapasmusqanki
Kunkaykipas ch’awar washkhawan watasqa
Hanpuy mamallay sunquyman
Tukuy llakiyniyta thasnuykuy
 

Adiós, Aurelio. Tupananchiskama.

Cuzco, 18 de mayo del 2013

 
Luis Negrón Alonso: Antropólogo, escritor satírico conocido como “Sikuta”, gran amigo y hermano. In Memoriam por Aurelio Carmona Cruz (+).

 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Telefonía Móvil para Incluir a las Áreas Rurales

Rodolfo Sánchez Garrafa

Acaba de ser promulgada la Ley N° 30083, Ley que Establece Medidas para Fortalecer la Competencia en el Mercado de los Servicios Públicos Móviles. De esta manera, el Estado peruano da un paso decisivo hacia la democratización plena de los servicios de telefonía en el ámbito nacional y, consecuentemente, proporciona una posibilidad real para que los pueblos más alejados del medio rural logren conectarse con las zonas urbanas y con el resto del mundo.
 

La telecomunicación inalámbrica, que ahora dispone de aparatos móviles de alta tecnología, capaces de dar acceso a la banda ancha móvil: e-mail, música, televisión, chat, Internet o conexión con distintas redes y equipos para el envío de información, es una solución que ha revolucionado la interacción social y que establece lazos indispensables para una integración en áreas marginadas y de geografía extremadamente accidentada.
  
El acceso a las ventajas de esta modalidad de comunicación sería imposible de no contar con una infraestructura de telecomunicaciones apropiada, consistente principalmente en estaciones base, antenas para compartición y nodos de conmutación; es por eso que resultaba imprescindible un marco normativo que estableciese la inserción de operadores de infraestructura móvil rural y operadores móviles virtuales en las redes de operadores móviles ya establecidos.
 
Para los operadores móviles con red, no suele ser negocio expandirse a lugares alejados con una demanda poco densa. Allí es donde entran a actuar los operadores móviles virtuales y los operadores de infraestructura móvil rural, complementando sus capacidades con las redes ya establecidas. Para este propósito, la norma comprende previsiones sobre adjudicaciones, acuerdo entre operadores, facilidades y control que permitirán una efectiva y sana competencia, con mayor diversidad de ofertas de servicios. 
 
 
 
Por todo lo expuesto, la Ley N° 30083 testimonia una voluntad política del actual gobierno del Presidente Ollanta Humala Tasso por fortalecer el desarrollo social de las telecomunicaciones en el país, y una meritoria labor legislativa que ha contado, en este caso, con la iniciativa del Congresista Mesías Guevara Amasifuen, un profesional empeñado en hacer de la Ciencia y la Tecnología el basamento natural de nuestro futuro como Nación.

Lima, setiembre 2013.
 

 

domingo, 22 de septiembre de 2013

Siete reflexiones en torno a «Por las Calles del Sol»

Gustavo Valdivia Rivera*

 
Uno. Rodolfo Sánchez Garrafa publica poemas de diferentes tiempos, reflejo de un trayecto de vida, con un núcleo, en el cual los principales sentimientos son la ternura y la tristeza o depresión. Quizá sean los estados de ánimo que dinamizan su creatividad poética, y creo que ambos se abrazan en unidad: como si la depresión llevara a la búsqueda de ternura.
 
 
Dos. Esa melancolía y esa ternura, tienen un sabor propio al estar rociadas por la construcción de figuras literarias abrevadas en el mundo andino que al autor le es tan conocido como amado; tales figuras nutren parte significativa de sus poemas y se arraciman en versos como los de Chupamirto Imperial. La poesía de Rodolfo Sánchez tiene empero el influjo de dos mundos: el andino, dejado y añorado, y el de la moderna Lima, presuroso y sofocante; expresión de un conflicto fundamental en la elaboración de su obra.

Portada de la 1ra, edición 1995.
Tres. El adiós y la partida, suelen ser experiencias que activan estos sentimientos "se oyen voces que me dicen: ¡no te vayas!" "Desde el abra" "A la salida de mi Cusco" "Hora es de irme, pilar del orbe/ cántaro de agua sólida". Rodolfo se hizo migrante ("pero un día partí a viajar la vida/ dejé con pena una madre/ hermanos/ recuerdos/ ciudad e historia/ todo". Y en el enjambre parecía ver "el rostro familiar de mi padre o su medio cuerpo vuelto de espaldas perdiéndose en el gentío"); dejó su tierra, llegó el provinciano a Lima, "el ojo del enjambre", el laberinto con sus oscuros y bulliciosos pasadizos. Su modo de designar a la capital, nos hace ver el sacrificio y el desgaste afectivo invertido en su incuestionable triunfo como profesional en la metrópoli.

Cuatro. Pero las presiones de la ciudad moderna, las angustias, los conflictos, las frustraciones provocan retornos interiores al pasado. Se ha producido una fijación en un espacio de su vida, con elementos depresivos que son: la pérdida (la partida, el adiós), la dificultad de recuperación o de retorno, el paso de los años ("cuarenta años después nuestras historias son distintas" " el mar no es el mismo para ambos"...), y los pasos del olvido... ("te irás y no podré cruzar el río que horada la ribera/ No es falta de coraje/ No es cuestión de temor/ es sólo que abajo la espuma agita/ el manto del olvido/ Dime solamente que este río es bravo/ y que su curso nos duele a los dos").

2da. edic. 2012, Hipocampo Editores.
Cinco. El eros de Rodolfo, aunque tiene elementos sensuales ("Golpean sus puertas los corazones /satisfechos y extenuados /Los dos callamos /Eros y Pan descuelgan sus tentáculos"), está insuflado de una gran ternura, siendo su peso definitivamente mayor ("tómame de la mano y llévame por las callejas ondulantes de la memoria/ toma mi mano y conmigo cruza la plaza de armas enjoyada de sol").
Es un eros especial, dirigido tanto a la mujer como a lo femenino, incluyendo una ciudad. También aquí encontramos a la mujer vista como una experiencia diseñada que no puede permanecer ni integrarse en definitiva: ya sea porque efectivamente se produce la separación definitiva, o porque las circunstancias conspiran contra el amor, añorándose una experiencia del pasado-presente vivido a plenitud. Es la pérdida real o anticipada de una persona (como ocurre en A veces me engañan los ojos) o ambas cosas a la vez.

Seis. Las experiencias irremediablemente truncas, que no se viven hasta el final, presentan una gestalt abierta, una pulsión metamórfica, que en los momentos de depresión provoca retornos internos y actúa como el principal motivador de los versos. Son adioses, es decir frustraciones, pérdidas, las que han formado en la sensibilidad estética de Rodolfo, la vía de comunicación que hoy nos muestra. Los caminos del arte comienzan allí donde un camino, una experiencia, queda inconclusa. Es por ese corte en la ruta, por esa forma no concluida que se abre la boca interior del poeta, desde donde brotan las sublimaciones y el singular acento de los poemas.
 
 
Siete. Todo poeta nos expresa un mito personal. Un mito es una construcción subjetiva en torno a la experiencia vivida, y creo que en esta obra el ser mitológico creado es la ciudad-mujer (esto nos parece especialmente claro en Amanecer, el poema inicial, y Por las Calles del Sol, poema final). En este ser mítico está implicada la familia. Los adioses y sus consecuentes depresiones han adquirido sincréticamente la configuración de tal ser. Recorrer los caminos del sol, es recorrer estos tres mundos fusionados: la mujer, la familia y la ciudad, con el signo del imposible o la trunquedad, el adiós y la melancolía. Es un arquetipo en sus diversas expresiones, con sus dependencias, sus instintos y su ardor romántico.
 
Cuzco, mayo de 1995.
 
* Gustavo Valdivia Rivera: Psicólogo, Docente en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco-UNSAAC, investigador en temas psicosociales y particularmente del desarrollo psicosocial de la persona en el área andina. Son conocidos sus aportes sobre educación intercultural, psicología campesina, perfil del niño andino y socialización del niño a través del juego.

 

domingo, 1 de septiembre de 2013

MODELOS ARQUETÍPICOS DE LOS ANDES

Rodolfo Sánchez Garrafa

La muestra titulada “La morada del Rayo y el Amaru”* de Carlos Bardales incluye una re-presentación del mural cosmológico recientemente descubierto en Waka de la Luna (2005), Valle de Moche-La Libertad y otra del dibujo de igual naturaleza hecho por Juan Santa Cruz Pachacuti en torno al llamado “Altar Inka del Qorikancha”.**


El modelo arquetípico moche (MA 1) contiene un complejo corpus iconográfico, que en conjunto  constituye un discurso de orden simbólico mítico sobre la organización del cosmos, que focaliza el evento astronómico equinoccial en el espacio sideral nocturno con fines rituales, mostrando un universo activo y vinculado parentalmente.

En cuanto al modelo arquetípico inka (MA 2) podemos decir que expresa la cosmología religiosa andina de manera aparentemente simplificada pero a un nivel de gran abstracción. Es obvio decirlo, pero a la luz de los descubrimientos en Cao Viejo y Waka de la Luna, no queda duda sobre la elaboración de este modelo en la más estricta tradición andina, apelando al uso de símbolos de larga data.

Ambos conjuntos de representaciones arquetípicas, como cualquier modelo, constituyen versiones altamente concentradas y densas, sobre un vasto universo observado con minuciosidad y sabiduría. 

El papel que juegan estas piezas en la muestra de Bardales no se limita a mostrar evidencia arquetípica, sino que en su incorporación creativa le permite al artista trazar una línea de evidente continuidad, sobre una manera de estructurar el mundo con imágenes que personifican principios de sistema, correspondencia, dinámica y homología.

Lima, octubre 2012.

* “La morada del Rayo y el Amaru” Muestra individual de Carlos Bardales en la Galería Enlace Arte Contemporáneo (17 de octubre al 10 de noviembre de 2012). Lima, Perú.

** Este breve comentario fue incluido en el catálogo de la Muestra.



sábado, 31 de agosto de 2013

Es preciso haber amado para escribir “Por las Calles del Sol”

César Nelson Elguera Barrios*

La poesía

Me propongo hacer un breve análisis e interpretación del poemario “Por las Calles del Sol” escrito por Rodolfo Sánchez Garrafa. Una antigua narración ayuda a precisar qué es la poesía. Dice el mito griego que nos transmite Luciano en sus Hermotimos:
Los dioses Minerva, Neptuno y Vulcano disputaban quién era el más hábil. Neptuno hizo un toro, Minerva inventó la caza y Vulcano formó al hombre. Se presentaron ante Momo, a quien habían elegido como juez y él al examinar las distintas obras, fue diciendo lo que sobraba o faltaba a cada una.
Las objeciones al toro y a la caza, no vienen al caso. Pero a Vulcano le reprochó no haber puesto en el pecho de 'su hombre' un ventanillo por el cual se pudiera asomar uno a sus pensamientos e intenciones y ver la mentira o verdad de lo que dijese. Sin embargo, encontramos que mucho antes de Vulcano ya había creado Júpiter un hombre que efectivamente llevaba ante el corazón la ventana echada de menos por Momo y esta ventanilla es la poesía. Desde entonces hay en la tierra hombres vulcánicos y hombres jupiterianos, que desde luego se han entremezclado y se han emparentado de mil maneras.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, da esta definición: "Poesía es la expresión artística de la belleza por medio de la palabra sujeta a la medida y cadencia de la que resulta el verso". Esta definición ha quedado a la fecha un tanto insuficiente, porque con las nuevas escuelas de vanguardia como el dadaísmo, futurismo, surrealismo, existencialismo, ultraísmo, creacionismo y muchas otras, la poesía es ante todo creación y ésta es notoria en el poemario Por las Calles del Sol, donde su autor ha puesto su expresión lírica amalgamando constantemente experiencias amorosas y familiares.

Portada. 2da.Edic. Por las Calles del Sol.
Hipocampo Editores, Lima 2012.
La fría definición de la Real Academia ha sido sustituida por otras como la de Brentano: "Poesía es un espejo mágico de soles internos que se desbordan en melodía". Vale decir, un resultado en el que se hallan expresadas las mejores emociones y los más delicados y hondos sentimientos del poeta, como se puede apreciar en el poemario Por las Calles del Sol, donde encontramos no sólo poemas de clara connotación lírica como Amanecer, sino también versos libres y épicos de concepción cosmogónica como El chupamirto imperial, que dice: Waskar Q'ente/ deleitaba su larga lengüecilla/ en néctar y mieles secretas/ Néctar de luna/ de Sol y de estrellas...
En realidad la poesía está hecha para ser oída, no para ser leída mentalmente en privado. Al ser pronunciadas las palabras se nos presentan en su plenitud total de sentido, significado y carácter musical agradable al oído, como se puede apreciar en los versos: Tus manos pequeñitas/ una tras otra/ las letras bordando van/ y en cada una de ellas/ veo cómo quedan escritas...

Desde el punto de vista estructural todo texto literario debe ser analizado e interpretado desde dos planos glosemáticos: el plano de la expresión o significante y el plano del contenido o significado.

El significante

En el plano del significante, el poemario Por las Calles del Sol muestra un estilo original y sencillo, pletórico de adornos o figuras literarias que le dan realce y categoría a cada uno de los poemas que contiene:


Anáfora:
Este amor se levanta/ Este amor vive/ este amor golpea/ este amor respira tu amor... (Amanecer)
Asíndeton o disyunción:
Ríe niña, ríe/ corre niña, corre/ vuela niña, vuela... (Niña no llores)
Topografía o paisaje:
Crecí en laderas/ entre lascas y areniscas que rodaban hacia el río./ Crecí empeñado en remontar pendientes/ esquivando torrenteras./ Y monté los lomos de una cadena de montañas/ y me desgañité compitiendo con los ecos de la tierra. (Hoy me hago un nuevo ovillo)
Metáfora:
De cerca ahora, soy yo el que tiembla/ cuando deshojas las pestañas/ de tus negros ojos... (Margarita)
La metáfora es una de las más importantes figuras dentro de la expresión literaria, los grandes vates como Vallejo, Chocano, Neruda, Octavio Paz, y muchos otros, tuvieron éxito en el manejo de este tropo, por medio del cual se transporta, por así decir, el significado propio de una palabra a otro que solamente le conviene en virtud de una comparación que reside en la mente. Como en los versos: Por tu sonrisa empedrada y tus labios/ de plaza embanderada, yo te conocí... (Por las Calles del Sol).


El significado

En el plano del significado, sabemos que cada poema conlleva un mundo de connotaciones, que van desde la más simple y familiar como en Niñita no llores, hasta la composición profunda, fantasiosa y cosmogónica como Varados en el espacio. Para interpretar cada uno de estos poemas, no bastaría una hora o dos, sino mucho más; sin embargo, considero que un poema de significación e interpretación de la vida social del hombre andino es Desde el abra, que en nuestro idioma nativo (el quechua) se traduce por Q'asa que significa cuello o garganta de las altas cumbres orográficas, por donde los antiguos arrieros y aún los actuales camioneros se deslizan y hacen un alto para apreciar el panorama del pueblo que dejamos y que en muchos casos puede ser por última vez.

El abra es el último lugar de donde se divisa el pueblo amado, en cuyas calles serpenteantes buscan en vano ansiosos los ojos de la amante que se queda.

El abra es como el divortium aquarium de los sentimientos, traspuesto este lugar, como los ojos no ven, no ven ya nada. Enorme verdad de la conseja castellana, parece uno resignarse con la ausencia del que pasa por el abra. Entonces, cuánta cosa revive el abra en el corazón de los hombres andinos y mucho más en los hombres sensibles como en el vate Rodolfo Sánchez Garrafa.

Ñukchu, fotografía de Dana Scobar

Es preciso haber amado en el pueblo serrano y haberse marchado de allí después de un kacharpari con quenas y guitarra, bien abrigado con poncho de vicuña y la chalina urdida por la amada, que queda en un lugar muy lejano de la ciudad, para sentir en todo lo que vale el lugar inanimado pero de tanta significación en el folklore y la literatura signada por el vate Sánchez.

Del abra se divisa, por postrera vez el lugar donde se ha gozado y sufrido, es el paisaje donde se encuentra el mitma milenario o el actual, que vuelve a la tierra querida, es el primer sitio donde uno se embelesa contemplando los caseríos humeantes del fondo con la promesa del próximo encuentro. Nadie mejor que el novelista José María Arguedas ha descrito el abra, en su obra Yawar Fiesta, al decir: "Desde una abra, desde una cumbre donde hay saywas de piedra y si hay quena o charango, aunque sea rondín, tocar un wayno de llegada. Ver nuestro pueblo desde arriba, mirar a su torre blanca de cal y canto, mirar el techo rojo de las casas, sobre la ladera, en la loma o en la quebrada, los techos donde brillan anchas rayas de cal: mirar en el cielo del pueblo, volando a los killinchos y a los gavilanes negros, a veces el cóndor que tiende sus alas grandes en el viento, oír el canto de los gallos y el ladrido de los perros que cuidan los corrales. Y sentarse un rato en la cumbre para cantar de alegría. Eso no pueden hacer los que viven en la costa". Ni tampoco escribir en los versos tan bien hilvanados como los que aparecen en el poemario Por las Calles del Sol.

Cuzco, mayo de 1995.

*César Nelson Elguera Barrios: Educador, Docente Universitario. Ex Decano de la Facultad de Comunicación Social e Idiomas de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco-UNSAAC. Es especialista en literatura peruana contemporánea y semántica general y aplicada. Ha investigado sobre materiales toponímicos de la Región Inka.

miércoles, 14 de agosto de 2013

El inventario vital o las “70” historias paralelas

Por: Pamela Medina García


Paralelo 70, del poeta Rodolfo Sánchez Garrafa, es la línea o ruta que el impulso creador recoge de una extensa experiencia vital. Desde el título, el lector se encuentra con un cifrado geométrico en el que se alude al número setenta. El paralelo se convierte no en una, sino en varias rectas o líneas temáticas, historias o formas de ver la vida misma. En efecto, la obra posee diversos registros poéticos: lo mítico andino, la familia, la infancia, la vida y la muerte, que se develan en el extenso conjunto de poemas que constituyen la obra.

Ordenadas en lo que parecen ser ocho opúsculos, las piezas están antecedidas por un prólogo denominado Haykuna. Sánchez Garrafa reflexiona sobre la inspiración como un suceso “sereno y crepitante” que irrumpe como golpe que solo puede ser contenido y mediado por el arte en el constante ejercicio de escritura y reescritura en donde se dialoga, se lee y se corrige “enterrando y desenterrando”. Esta última alusión resulta importante porque, en lo que se puede considerar un arte poética, el autor evidencia su trabajo como un ejercicio vital, y a la escritura como un esfuerzo físico que es, finalmente, el encuentro, lucha o pugna del poeta con el lenguaje.

El universo de Paralelo 70 está asediado, desde el comienzo por la experiencia humana, como aquello que colma la mirada del yo poético. Este será un constructor de figuras y desencadenador de lugares comunes que busca transmitir sentimiento y emociones nobles a través de la emergencia de hechos cotidianos. Sin embargo, cabría resaltar que la tradición andina, también es un impulso que ilumina y se encuentra gravitando en toda la obra.


Me explico. El yo poético mantiene una relación tirante con la muerte, acaso una de las preocupaciones más nobles y reiteradas en el devenir existencial. En el apartado “Cuando dobla la tarde”, y en el poema que precisamente lleva el mismo título o en “Chrisantemo escarlata” la muerte es un hecho improrrogable que el yo poético acepta con dignidad porque “finalmente nos va a llevar”, además es una ruta signada que en el verso “es una amiga que hace su propio camino”, la entiende como una realidad independiente que va en paralelo con la vida misma. A pesar de la identificación metafísica, el yo poético también experimenta el desasosiego del fin, al saberse la muerte en su materialidad como una verdad innegable. En el poema “Tierra carnívora”, esta es personificada como una entidad que devora cuerpos y los sepulta en sus entrañas, a la que el enunciador reclama arrepentimiento reconociendo, por negación, su carácter avasallador. En estas piezas, morir se someterá a dos pulsiones que parecen señalar que en el plano de las ideas la aceptación es el camino seguro, mientras que en su condición material, la no existencia provoca cuestionamientos y perturbaciones. Así uno de los poemas que mejor resume esta idea, que cavila en la producción de Rodolfo Sánchez, será el emblemáticamente titulado “la muerte”. La pieza es construida desde una visión infantil que experimenta la pérdida de la abuela a la que observa irse hacia el cementerio “como una regla dormida/ en su estuche”. La afirmación de la muerte se produce identificando con objetos tangibles un cuerpo que en efecto es transportado de un lado hacia otro, solo que la inocencia infantil ha permitido construir o interpretar en sus propios códigos esta despedida. Una vez más, es el carácter material el que se opone al ideal provocando desasosiego al niño quien posteriormente señalará “he llorado mucho/ estuve velando las horas…/ aún no comprendo/ qué es la muerte”. Para la voz poética, por reiterada vez, la dimensión física de la muerte es irrenunciable salvo que su aceptación es un proceso signado por la incomprensión, que al intentar ser llenado de sentido se refugia en el lenguaje escolar de un niño quien “va como lápiz siguiendo el trazo de su abuela”.


La condición infantil y la familia es otro tema medular en Paralelo 70. El universo poético aboga por hacer de lo cotidiano un refugio que rescata la familiaridad, sobre todo en su carácter cercano. Desde tempranos apartados, por ejemplo, circula un personaje entrañable la “señora Toya”, que es una figura identificada por la voz poética como la guardiana del hogar y la encargada de asear no solo las habitaciones, sino también el alma. La señora Toya ronda la casa y también el texto como un seguro de intimidad y calidez a la que el poeta siempre regresa. Y es que en reiteradas piezas, este personaje forma parte de la memoria abierta que devuelve desde el pasado el “gusto a casa” en el presente. El retorno al hogar también implica la actualización de la infancia y con ella la devolución de una mirada que apela al juego y focaliza el mundo de modo simple y contundente. En el poema “Cualquier tiempo” el poeta se despoja de la visión lineal del tiempo para favorecer a una circularidad que implica el regreso de la visión infantil, que entiende, desde lo elemental, sucesos y filosofías tan fundamentales en el ser: “Mira el cielo/ hurga en el suelo/ sé un niño simplemente/ cualquier tiempo es bueno”. En más de un poema, como “Reloj entusiasta”, “Camino entre hormigas” o “El niño del parque”, la infancia es asumida en su carácter intemporal que observa en el juego, por ejemplo, un campo de posibilidades más realizables que en la misma realidad. Esta condición no hace más que devolvernos a la poesía fundamental de César Vallejo, y no es para menos, dicho diálogo con el vate universal nos remite y sitúa frente a un tema que arrastra en sus fauces la necesidad de retornar a casa y a la piel infantil, como patrias pequeñas que posibilitan paliar lo adverso. En el poema III de Trilce, por ejemplo, el juego ya se experimentaba como un arma de doble filo que escondía una cualidad lúdica y trágica. Pero esta no es la única alusión de raigambre vallejiana, la madre es una figura que aparece en Paralelo 70 como una dadora de vida, que se personifica como la María de “los días eternos”. En los poemas “María” y “Empanaditas de dulces”, el carácter vital de la madre se exalta en la necesidad de su permanencia para dar vida a otros infantes, saciando el hambre con empanaditas o alimento.


Otro registro importante en Paralelo 70 es el relacionado al mundo andino en su espesura mítica y natural. El apartado denominado “A paso apurado” es el más prolífico en esta continuidad temática. Las piezas rescatan el animismo y el ritual, que devienen de los discursos andinos, asumidos por la voz poética como eventos que han impregnado su eventualidad cotidiana. En el poema “La noche” un hombre intenta apartar, con el humo del cigarro, sus miedos recónditos que se promueven dentro de una habitación. Frente al influjo de la oscuridad que acecha al hombre, el ofrecimiento del tabaco y la coca conjuran en su habitación un tributo que así como aleja espíritus hace lo mismo con sus quiebres emocionales. La voz poética recuerda en este trance y se aferra a una realidad andina pasajera de “yerbas” y “brujos de las montañas” que otorgan quietud y calma a su desequilibrio. De esta vertiente, el universo poético también se nutre con relatos de origen popular que mistifican a los animales como el Ukumari (oso), el cóndor o las ranas. Se nutre a estos personajes de capacidades mágicas. El Ukumari, por ejemplo, es un manipulador de fuerzas, y el cóndor es un padre creador. El poema “Cóndor de piedra”, por ejemplo, hace un tratamiento minucioso y solemne del lenguaje para describir la morada o residencia del ave andina: “… es noche de mayo y el río sideral se encrespa/ pero las aguas galácticas se muestran limpias/ la visión que aquí se tiene de los ojos del cosmos es perfecta”. Este lenguaje rinde tributo a la majestuosidad del cóndor y venera sigilosamente el encuentro del poeta con el cosmos. Ser tan importante que en la pieza “Nido de cóndores” es revestido como creador y originario de vida: “tu graznido me libera del silencio/ tu fuerza me atrae… ¡estoy naciendo!/ ¡estoy naciendo!”. Al ser concebido en los dominios y el nido de la naturaleza, el poeta se reclama como creación divina, heredero de la posibilidad dominadora de fuerzas y manipuladora de lo mágico.

Así como la visión andina es un refugio de la creación, el discurso de Rodolfo Sánchez apela a un saco etnográfico importante que contiene relatos provenientes de la oralidad. El poema “A oscuras” señala la incomprensión del hombre respecto a su entorno, como un impulso hacia el desencanto por lo humano y el anhelo por lo animal, así se señala: “Mi antropología es impotente para digerir/ la quejumbrosa andanada musical”. La voz poética de esta pieza desea convertirse en una rana “que creo bajo la lluvia”, como la instalación en otra forma de vida primordial que no comulga con tipo alguno de ideal social, reformulando su origen, presente futuro y vida diaria. Puede ser una observación inopinada, pero la etnografía que alienta este poema nos recuerda un conjunto de discursos recopilados por Cronwell Jara y Cecilia Granadino en “Las ranas embajadoras de la lluvia” en donde los pobladores de la Isla de Taquile dejan huella de su historia y formas de vida. El diálogo en que se encuentran ambos textos hace también de las piezas escritas por Rodolfo Sánchez una forma alternativa de divulgar o hacer eco del imaginario popular y, a su vez, concebir la poesía como un campo que posibilita el rescate de ideas fundamentales. En este sentido, el mundo andino se convierte, para la poesía de Sánchez, en una morada de herencia mítica desde donde el poeta se origina como dominador de fuerzas; es también, un refugio trascendental que hace más comprensible la existencia y un lugar desde donde se puede hablar. Al ser este uno de los hilos conductores de la obra, conjunto de opúsculos, Rodolfo Sánchez puede emparentarse con lo realizado por poetas andinos como Boris Espezúa o Gerson Paredes, de linaje altiplánico y wanka, respectivamente, por solo citar algunos casos.


Como lo hizo en el prólogo, el poeta asiste a su lector con un colofón, que es denominado en quechua como “Kacharpari”, que significa convite o fiesta que se da para despedir a alguien que emprenderá un viaje. La pretensión del texto de cierre no dista mucho del prólogo, el autor define al poeta como un artífice del verbo y al deseo de crear como un impulso repentino que no hace caso de los preceptos del tiempo. Sin embargo, estas reflexiones dan paso a lo que será la preocupación esencial del autor: el tiempo y la finitud de la vida. Frente a esto, la mirada del autor se aprende en formas que aseguren la pervivencia, como el tiempo absoluto en donde siempre es presente; por eso considerará que “El tiempo no pasa para la palabra escrita”. Al entender esta condición se asume implícitamente el carácter fugaz de la vida. El último resquicio para mantenerse en pie será entonces la escritura. Esto parece entenderlo muy bien el autor, que ahora emplea en su carácter metafórico el séptimo día de la semana como el momento de cese de la actividad física, que propicia la función de la mente como un acumulador, preparando los registros imperecederos antes de la “hora nona” a la que, por cierto, teme. En este sentido el séptimo día deberá ser asumido como el kacharpari, es decir, un momento de celebración y fiesta en donde se construyen los versos de despedida, que dan el adiós a la existencia terrenal con “Música, cerveza de maíz y néctar de estrellas”. Podemos concluir que si la muerte es irrenunciable, su carácter festivo hace de esta fatalidad un suceso llevadero. Despedirse festivamente será inventariar en la escritura el montaje de la vida en donde los manjares y las viandas son, en realidad, las palabras que alimentan el recuerdo de una huella imborrable.

Paralelo 70 es un inventario vital, la reunión de poemas hilvanados en el tejido mayor para el cual -como ocurre en la tradición poética peruana- la poesía es vida.

Considero la obra como la asistencia a un universo con diversos registros que tienen el eco de una voz en pugna por hacerse escuchar a través de setenta líneas equidistantes o setenta formas de poetizar; y no es casual que, en efecto, el libro contenta setenta piezas ¿Quizá setenta años? Cada poema escrito por Rodolfo Sánchez es una experiencia temporal distinta que hace de la escritura una forma de atrapar la vida en un tiempo estático, inventariar lo que se es, pero también dejar escrito lo que jamás se volverá a ser.


Lima, junio de 2013.


 

lunes, 10 de junio de 2013

SOLO ELCORAZÓN TIENE LÓGICA Y SENTIDO. Comentario al poemario Séptima Columna




Luis Alvizuri*



Con Séptima Columna Rodolfo Sánchez Garrafa nos propone un cuarto poemario sustancioso y maduro, que procura deslizarnos suavemente hacia espacios en donde solo el corazón tiene lógica y sentido. Como él mismo manifiesta, es una expresión más espontánea que planificada, por lo tanto priman en él las figuras metafóricas personales e íntimas que solo un autor como él es capaz de expresar.


Los temas son variados, tanto como las situaciones que nos presenta; sin embargo, predominan las manifestaciones de amor y de deseo. Se trata de un amor lírico que tiene por característica el no ser atormentado; por el contrario, nos habla de una pasión real y posible pero bañada en sentimientos plenos, mediante los cuales él se muestra igualmente creyente acerca de su poder generativo.

Rodolfo Sánchez Garrafa: "Avizoro mundos inexplorados, algunos de carácter  primordial".


La séptima columna es entonces una reafirmación de fe en la vida que rescata siempre su lado positivo. No se encontrará aquí algo que es tan común a la poesía contemporánea como lo son el desamor, la angustia y la tragedia; muy por el contrario, este poemario llevará, a quienes se atrevan a subir a su prodigiosa nave, hacia un mundo particular y mágico donde todo cobra sentido gracias a la mirada creadora y a la palabra magistralmente empleada por Rodolfo Sánchez Garrafa, un sincero artesano de la poesía.

Luis E. Alvizuri: Publicista, comunicador y filósofo, con estudios de Sicología en la Universidad Ricardo Palma y Comunicaciones en la Universidad de Lima. Como escritor tiene en su haber los ensayos filosóficos Andinia la resurgencia de las naciones andinas y Hacia un nuevo mundo, los poemarios El cancionero del presbítero y Desde la Barrera, además ha escrito cuentos literarios y narraciones para niños.



domingo, 9 de junio de 2013

CADA NOCHE ME DESPRENDO Exordium para “Séptima Columna”

Rodolfo Sánchez Garrafa, un viejo poeta del Perú nacido en Apurímac, nos sorprende como las aguas de un mar imprevisible con la humedad de sus frescos versos, la confidencia de la ola, el susurro del agua, el beso sobre la arena, y la renovada promesa de las olas de la poesía que nos despiertan de los adormilados días.

Poemas que testimonian, de una forma, un viaje por la vida del hombre del Ande, por su interior, donde lo religioso-espiritual y lo lírico-individual, se abastecen entre sí, y donde la experiencia de los años ganados brinda su sabiduría.

El ímpetu, la savia de la vida, la sensualidad, ese sueño de infinito que tiene el ser humano, de alumbrar en la noche y en el otoño, entre las sombras del bosque, a la luz del crepúsculo, animan estos versos como expresión de vitalidad. 

Qué más aliento nos podría brindar la poesía si no es la vida, la vida misma, con sus emociones, su sed de cada día, la mano que reclama el pan, el corazón que alimenta un sueño nuevo. La poesía debe conmover y la poesía de Rodolfo conmueve.


Lo alimenta su infancia, el mundo natural, como un rumor que no lo ha dejado ni un solo día, una libélula, una abeja, un río, dando vueltas ahí, en el alma. Pero también los otros, los intimistas, como ese gran poema que es Nos Feratu, cada noche me desprendo, una emoción que se queda. En fin, varios que los tenemos para recordar, que nos saltan en cualquier momento. En este libro están todas las esperanzas de amor que tiene un poeta.


viernes, 7 de junio de 2013

“QUEREMOS QUE LA PALABRA QUEDE CINCELADA EN PIEDRA Y POR ESO HACEMOS LIBROS”

Entrevista a Rodolfo Sánchez Garrafa hecha por Kelly Huamán el 06.06.2013, a propósito de la próxima presentación del poemario “Séptima Columna”.

¿Cuál es el último libro de poesía que has escrito y presentarás próximamente?

Titula Séptima Columna. Este es el cuarto libro que publico y es muy particular comparado con los anteriores. Mis otros tres libros de poesía se escribieron a lo largo de mucho tiempo, de toda una vida, en el campo o sobre el terreno, por doquiera que anduve, pues soy antropólogo de profesión. Diría que Séptima Columna es un libro más reflexivo, pero escrito paradójicamente de forma rápida, con la mediación de los recursos digitales que nos permiten interactuar en amplias redes sociales, trabajando e intercambiando ideas a una velocidad diferente.

El nombre de Séptima Columna es un recurso simbólico, quizá no tan críptico como pareciera. He pensado una columna con registros iconográficos. Leer lo que está escrito en esa columna es una tarea que acometo con placer, con dolor, con temor y con múltiples emociones.
¿Dónde se encuentra la génesis de tu creación?
En la juventud, lo fundamental de mi creación poética daba cuenta de la experiencia cotidiana, la observación de la realidad inmediata y la preocupación por hechos que si bien los sentía como avasalladores, impactantes e incluso dolorosos, todavía eran para mí lejanos y distantes en el tiempo. Los años más avanzados me han aproximado a niveles de reflexión abarcativos, en los que cuestiones como la vida y su opuesto, la muerte, encuentran lugar desde una mirada más filosófica o metafísica y, en lo artístico, más lírica y personal. Veo la vida como un viaje y procuro alcanzar cada vez más una mirada de conjunto sobre ese trayecto.

¿Consideras que hay influencias en tu poesía o más bien son versos libres sacudidos de influencias?
Un poco de ambas cosas, porque las influencias son inevitables y diría también necesarias, se hallan entre los indicadores del progreso o maduración de la obra poética. El que escribe tiene que estar situado en un contexto amplio, emocional y actitudinal, hablando socialmente, pero esto no impide la individualidad. 


Quiénes te conocemos siempre te hemos visto con un libro entre las manos. ¿Cuánto tiempo dedicas a escribir y leer poesía?
En los tiempos libres de este último año me he refugiado, como nunca antes, casi exclusivamente en la lectura y la escritura de poesía. Acometer otro tipo de lectura sostenida se me ha hecho relativamente difícil por la exigencia de mis labores cotidianas. No dejo de leer textos de ciencias sociales, pero leer poesía es para mí más que gratificante, es un placer, un gozo.

Leo rápido, a veces vuelvo sobre una lectura después de mucho tiempo, porque necesito reflexionar con alguna profundidad sobre las huellas que han quedado impresas en mí en el curso del camino andado.

Escribir poesía no me ha demandado mucho tiempo últimamente. No creo que se trate de una habilidad excepcional sino de haber descubierto la forma de aprovechar ciertos recursos de nuestro tiempo, que lejos de ser antagónicos de la creatividad pueden sumarse con alguna ventaja a nuestros más íntimos propósitos.


Afortunadamente, puedo considerarme como un alfabetizando digital. Muchos de mis contemporáneos no han llegado a acceder a la tecnología del siglo XXI o se han sentido incapaces de una necesaria reconversión instrumental y conceptual.

Mundos imaginarios u oníricos eran antes parte de una realidad puramente mental, pero hoy son parte de una realidad casi tangible a la que es posible acceder a discreción.

Publicar puede ser una odisea para muchos escritores. ¿Cómo te ha ido, existe algo pendiente?
Todo llega a su debido tiempo. Si de publicar poesía se trata, lo he hecho tardíamente, aunque mi primer libro en antropología se publicó cuando apenas había dejado de ser estudiante universitario. Tengo claro que si uno escribe es para que otros lo lean, esa es la motivación de un libro.

Tengo proyectos en mente y tareas inconclusas. No avizoro una producción poética publicable en el corto plazo, porque quiero evitar el peligro de ser circular y repetitivo. Entre tanto, trataré de encontrar un ritmo de trabajo lo más espontáneo posible. Me agrada incursionar en textos narrativos brevísimos pero, ciertamente, no me animo a incursionar en otros géneros literarios ya que no creo estar preparado para eso. Por otro lado, me espera la investigación antropológica que no he abandonado pero que requiere más atención de parte mía.

Vas a presentar tu libro ¿dónde? Estamos invitados…
Por supuesto, todos mis amigos y amigas están invitados. Espero que participen las personas que más aprecio y ojalá puedan llegar los que están lejos. Confío en hacer la presentación de este libro a fines de junio, junto a otro que titula “Paralelo 70”. Será una presentación por partida doble.

¿Qué tan fácil o difícil es ser poeta en el Perú?
Considero que ser poeta, en el sentido de vivir como poeta o vivir de la poesía, siempre ha sido difícil, a mí me falta mucho para considerarme como tal. Visto desde otra perspectiva, siempre habrá oportunidad de hacer poesía para quien sienta el impulso de crear, hay que estar atento a la oportunidad y aprovecharla. El que siente el llamado de las musas, debería considerarlo en serio, contra viento y marea.

¿Recomendarías otras publicaciones que conoces de escritores poco conocidos?
Hay una lista muy larga. Como te decía, en este último año he leído poesía con avidez, por necesidad espiritual y por terapia. Leer poesía, escuchar buena música, es parte indispensable de la calidad de vida, felizmente esto es algo que hoy lo podemos procurar.

Cada vez que he leído me he alejado bastante de los escritores conocidos, consagrados, para encontrarme con una cantidad de personas, hombres y mujeres, que han hecho libros con una maestría digna de admiración. Puedo recomendar muchas lecturas poéticas a quien tenga real interés en este acercamiento.

Muchos se limitan a difundir su producción por medios digitales, pero los que llevamos unos buenos años encima tenemos un defecto: queremos que la palabra quede cincelada en piedra y por eso hacemos libros. 


martes, 4 de junio de 2013

Paralelo 70

Pamela Medina García

Paralelo 70 es la línea o ruta que recoge el periplo de una experiencia vital a través del tiempo (¿quizá setenta años?). Rodolfo Sánchez hilvana temas como la infancia, la familia, la provincia o el amor en un tejido mayor dispuesto en retazos de una historia que se acerca a su fin o anuncia su ausencia.

La preocupación por edificar la vida en la escritura, porque “El tiempo no pasa para la palabra escrita”, se convierte, desde el primer texto “Haykuna” y el último “Kacharpari”, en su impulso generador. Esto se revela en el sumario de poemas y microrrelatos que recorren pasajes cotidianos, presentan personajes entrañables (la señora Toya, la abuela árbol) y construyen imágenes poéticas (la noche, la tarde, la tierra) sobre las cuales el autor va proyectando sus emociones, sus miedos y desafíos, como el ocaso de la vida en “Cuando la tarde dobla” o la aversión por la tierra en su plan devorador y morada de los cuerpos muertos, a la que conjura en “Tierra carnívora”.

Rodolfo Sánchez Garrafa, autor del poemario.
 
Así, Paralelo 70 es también un inventario vital con piezas de largo aliento que revelan tanto muerte y vida como dos líneas paralelas cuyos bordes el autor dibuja y desdibuja para desvanecer no solo sus límites, sino al mismo tiempo (en paralelo) sus propios temores y aversiones ante una amiga “que hace también su propio camino”. En suma, una construcción de arte poética, ritualidad y magia.
 
N. de E.: El poemario "Paralelo 70" será presentado en Lima a fines del mes de junio en curso, junto con el libro "Séptima Columna". Para el mes de agosto se tiene prevista una presentación de ambos volúmenes en la ciudad del Cuzco.
 

ZEIN ZORRILLA Y LA POLÉMICA DEL INDIGENISMO Y DEL MESTIZAJE

  Juan Carlos Lázaro “Ni hispano ni indígena, sin embargo, ambos a la vez” (1), es el más reciente título de Zein Zorrilla que forma parte d...