lunes, 10 de junio de 2013

SOLO ELCORAZÓN TIENE LÓGICA Y SENTIDO. Comentario al poemario Séptima Columna




Luis Alvizuri*



Con Séptima Columna Rodolfo Sánchez Garrafa nos propone un cuarto poemario sustancioso y maduro, que procura deslizarnos suavemente hacia espacios en donde solo el corazón tiene lógica y sentido. Como él mismo manifiesta, es una expresión más espontánea que planificada, por lo tanto priman en él las figuras metafóricas personales e íntimas que solo un autor como él es capaz de expresar.


Los temas son variados, tanto como las situaciones que nos presenta; sin embargo, predominan las manifestaciones de amor y de deseo. Se trata de un amor lírico que tiene por característica el no ser atormentado; por el contrario, nos habla de una pasión real y posible pero bañada en sentimientos plenos, mediante los cuales él se muestra igualmente creyente acerca de su poder generativo.

Rodolfo Sánchez Garrafa: "Avizoro mundos inexplorados, algunos de carácter  primordial".


La séptima columna es entonces una reafirmación de fe en la vida que rescata siempre su lado positivo. No se encontrará aquí algo que es tan común a la poesía contemporánea como lo son el desamor, la angustia y la tragedia; muy por el contrario, este poemario llevará, a quienes se atrevan a subir a su prodigiosa nave, hacia un mundo particular y mágico donde todo cobra sentido gracias a la mirada creadora y a la palabra magistralmente empleada por Rodolfo Sánchez Garrafa, un sincero artesano de la poesía.

Luis E. Alvizuri: Publicista, comunicador y filósofo, con estudios de Sicología en la Universidad Ricardo Palma y Comunicaciones en la Universidad de Lima. Como escritor tiene en su haber los ensayos filosóficos Andinia la resurgencia de las naciones andinas y Hacia un nuevo mundo, los poemarios El cancionero del presbítero y Desde la Barrera, además ha escrito cuentos literarios y narraciones para niños.



domingo, 9 de junio de 2013

CADA NOCHE ME DESPRENDO Exordium para “Séptima Columna”

Rodolfo Sánchez Garrafa, un viejo poeta del Perú nacido en Apurímac, nos sorprende como las aguas de un mar imprevisible con la humedad de sus frescos versos, la confidencia de la ola, el susurro del agua, el beso sobre la arena, y la renovada promesa de las olas de la poesía que nos despiertan de los adormilados días.

Poemas que testimonian, de una forma, un viaje por la vida del hombre del Ande, por su interior, donde lo religioso-espiritual y lo lírico-individual, se abastecen entre sí, y donde la experiencia de los años ganados brinda su sabiduría.

El ímpetu, la savia de la vida, la sensualidad, ese sueño de infinito que tiene el ser humano, de alumbrar en la noche y en el otoño, entre las sombras del bosque, a la luz del crepúsculo, animan estos versos como expresión de vitalidad. 

Qué más aliento nos podría brindar la poesía si no es la vida, la vida misma, con sus emociones, su sed de cada día, la mano que reclama el pan, el corazón que alimenta un sueño nuevo. La poesía debe conmover y la poesía de Rodolfo conmueve.


Lo alimenta su infancia, el mundo natural, como un rumor que no lo ha dejado ni un solo día, una libélula, una abeja, un río, dando vueltas ahí, en el alma. Pero también los otros, los intimistas, como ese gran poema que es Nos Feratu, cada noche me desprendo, una emoción que se queda. En fin, varios que los tenemos para recordar, que nos saltan en cualquier momento. En este libro están todas las esperanzas de amor que tiene un poeta.


viernes, 7 de junio de 2013

“QUEREMOS QUE LA PALABRA QUEDE CINCELADA EN PIEDRA Y POR ESO HACEMOS LIBROS”

Entrevista a Rodolfo Sánchez Garrafa hecha por Kelly Huamán el 06.06.2013, a propósito de la próxima presentación del poemario “Séptima Columna”.

¿Cuál es el último libro de poesía que has escrito y presentarás próximamente?

Titula Séptima Columna. Este es el cuarto libro que publico y es muy particular comparado con los anteriores. Mis otros tres libros de poesía se escribieron a lo largo de mucho tiempo, de toda una vida, en el campo o sobre el terreno, por doquiera que anduve, pues soy antropólogo de profesión. Diría que Séptima Columna es un libro más reflexivo, pero escrito paradójicamente de forma rápida, con la mediación de los recursos digitales que nos permiten interactuar en amplias redes sociales, trabajando e intercambiando ideas a una velocidad diferente.

El nombre de Séptima Columna es un recurso simbólico, quizá no tan críptico como pareciera. He pensado una columna con registros iconográficos. Leer lo que está escrito en esa columna es una tarea que acometo con placer, con dolor, con temor y con múltiples emociones.
¿Dónde se encuentra la génesis de tu creación?
En la juventud, lo fundamental de mi creación poética daba cuenta de la experiencia cotidiana, la observación de la realidad inmediata y la preocupación por hechos que si bien los sentía como avasalladores, impactantes e incluso dolorosos, todavía eran para mí lejanos y distantes en el tiempo. Los años más avanzados me han aproximado a niveles de reflexión abarcativos, en los que cuestiones como la vida y su opuesto, la muerte, encuentran lugar desde una mirada más filosófica o metafísica y, en lo artístico, más lírica y personal. Veo la vida como un viaje y procuro alcanzar cada vez más una mirada de conjunto sobre ese trayecto.

¿Consideras que hay influencias en tu poesía o más bien son versos libres sacudidos de influencias?
Un poco de ambas cosas, porque las influencias son inevitables y diría también necesarias, se hallan entre los indicadores del progreso o maduración de la obra poética. El que escribe tiene que estar situado en un contexto amplio, emocional y actitudinal, hablando socialmente, pero esto no impide la individualidad. 


Quiénes te conocemos siempre te hemos visto con un libro entre las manos. ¿Cuánto tiempo dedicas a escribir y leer poesía?
En los tiempos libres de este último año me he refugiado, como nunca antes, casi exclusivamente en la lectura y la escritura de poesía. Acometer otro tipo de lectura sostenida se me ha hecho relativamente difícil por la exigencia de mis labores cotidianas. No dejo de leer textos de ciencias sociales, pero leer poesía es para mí más que gratificante, es un placer, un gozo.

Leo rápido, a veces vuelvo sobre una lectura después de mucho tiempo, porque necesito reflexionar con alguna profundidad sobre las huellas que han quedado impresas en mí en el curso del camino andado.

Escribir poesía no me ha demandado mucho tiempo últimamente. No creo que se trate de una habilidad excepcional sino de haber descubierto la forma de aprovechar ciertos recursos de nuestro tiempo, que lejos de ser antagónicos de la creatividad pueden sumarse con alguna ventaja a nuestros más íntimos propósitos.


Afortunadamente, puedo considerarme como un alfabetizando digital. Muchos de mis contemporáneos no han llegado a acceder a la tecnología del siglo XXI o se han sentido incapaces de una necesaria reconversión instrumental y conceptual.

Mundos imaginarios u oníricos eran antes parte de una realidad puramente mental, pero hoy son parte de una realidad casi tangible a la que es posible acceder a discreción.

Publicar puede ser una odisea para muchos escritores. ¿Cómo te ha ido, existe algo pendiente?
Todo llega a su debido tiempo. Si de publicar poesía se trata, lo he hecho tardíamente, aunque mi primer libro en antropología se publicó cuando apenas había dejado de ser estudiante universitario. Tengo claro que si uno escribe es para que otros lo lean, esa es la motivación de un libro.

Tengo proyectos en mente y tareas inconclusas. No avizoro una producción poética publicable en el corto plazo, porque quiero evitar el peligro de ser circular y repetitivo. Entre tanto, trataré de encontrar un ritmo de trabajo lo más espontáneo posible. Me agrada incursionar en textos narrativos brevísimos pero, ciertamente, no me animo a incursionar en otros géneros literarios ya que no creo estar preparado para eso. Por otro lado, me espera la investigación antropológica que no he abandonado pero que requiere más atención de parte mía.

Vas a presentar tu libro ¿dónde? Estamos invitados…
Por supuesto, todos mis amigos y amigas están invitados. Espero que participen las personas que más aprecio y ojalá puedan llegar los que están lejos. Confío en hacer la presentación de este libro a fines de junio, junto a otro que titula “Paralelo 70”. Será una presentación por partida doble.

¿Qué tan fácil o difícil es ser poeta en el Perú?
Considero que ser poeta, en el sentido de vivir como poeta o vivir de la poesía, siempre ha sido difícil, a mí me falta mucho para considerarme como tal. Visto desde otra perspectiva, siempre habrá oportunidad de hacer poesía para quien sienta el impulso de crear, hay que estar atento a la oportunidad y aprovecharla. El que siente el llamado de las musas, debería considerarlo en serio, contra viento y marea.

¿Recomendarías otras publicaciones que conoces de escritores poco conocidos?
Hay una lista muy larga. Como te decía, en este último año he leído poesía con avidez, por necesidad espiritual y por terapia. Leer poesía, escuchar buena música, es parte indispensable de la calidad de vida, felizmente esto es algo que hoy lo podemos procurar.

Cada vez que he leído me he alejado bastante de los escritores conocidos, consagrados, para encontrarme con una cantidad de personas, hombres y mujeres, que han hecho libros con una maestría digna de admiración. Puedo recomendar muchas lecturas poéticas a quien tenga real interés en este acercamiento.

Muchos se limitan a difundir su producción por medios digitales, pero los que llevamos unos buenos años encima tenemos un defecto: queremos que la palabra quede cincelada en piedra y por eso hacemos libros. 


martes, 4 de junio de 2013

Paralelo 70

Pamela Medina García

Paralelo 70 es la línea o ruta que recoge el periplo de una experiencia vital a través del tiempo (¿quizá setenta años?). Rodolfo Sánchez hilvana temas como la infancia, la familia, la provincia o el amor en un tejido mayor dispuesto en retazos de una historia que se acerca a su fin o anuncia su ausencia.

La preocupación por edificar la vida en la escritura, porque “El tiempo no pasa para la palabra escrita”, se convierte, desde el primer texto “Haykuna” y el último “Kacharpari”, en su impulso generador. Esto se revela en el sumario de poemas y microrrelatos que recorren pasajes cotidianos, presentan personajes entrañables (la señora Toya, la abuela árbol) y construyen imágenes poéticas (la noche, la tarde, la tierra) sobre las cuales el autor va proyectando sus emociones, sus miedos y desafíos, como el ocaso de la vida en “Cuando la tarde dobla” o la aversión por la tierra en su plan devorador y morada de los cuerpos muertos, a la que conjura en “Tierra carnívora”.

Rodolfo Sánchez Garrafa, autor del poemario.
 
Así, Paralelo 70 es también un inventario vital con piezas de largo aliento que revelan tanto muerte y vida como dos líneas paralelas cuyos bordes el autor dibuja y desdibuja para desvanecer no solo sus límites, sino al mismo tiempo (en paralelo) sus propios temores y aversiones ante una amiga “que hace también su propio camino”. En suma, una construcción de arte poética, ritualidad y magia.
 
N. de E.: El poemario "Paralelo 70" será presentado en Lima a fines del mes de junio en curso, junto con el libro "Séptima Columna". Para el mes de agosto se tiene prevista una presentación de ambos volúmenes en la ciudad del Cuzco.
 

ZEIN ZORRILLA Y LA POLÉMICA DEL INDIGENISMO Y DEL MESTIZAJE

  Juan Carlos Lázaro “Ni hispano ni indígena, sin embargo, ambos a la vez” (1), es el más reciente título de Zein Zorrilla que forma parte d...