lunes, 7 de noviembre de 2016

¿Por qué es difícil subordinar la medicina tradicional andina a la biomedicina?

Why is it hard to subordinate traditional Andean medicine to biomedicine?


Carmen Beatriz Loza* 

* Diretora de pesquisa/Instituto Boliviano de Medicina Tradicional Kallawaya. cbloza@gmail.com

SÁNCHEZ GARRAFA, Ricardo; SÁNCHEZ GARRAFA, Rodolfo.
 Medicina tradicional andina: planteamientos y aproximaciones,
CBC/CMA, Cusco 2009. 409pp.

Este libro reúne 24 textos relacionados con la medicina tradicional andina, seguidos de un conjunto de paratextos compuestos por el colofón sobre el 25 o aniversario del Centro de Medicina Andina del Cusco y cuatro anexos. A partir de ese conjunto, los editores peruanos, el antropólogo Rodolfo Sánchez Garrafa y el químico Ricardo Sánchez Garrafa, desean mostrar la “relación existente y posible entre la medicina tradicional y la medicina académica”, siguiendo el ansiado proyecto global para las Américas impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), implantado desde la segunda mitad del siglo XX y vigente hasta la actualidad. De partida, recupera textos dispersos, escritos entre 1922 y 2006, poniéndolos al alcance del lector. El 50% por ciento proviene de una diversidad de libros extranjeros o peruanos, seguido de un 33% por ciento de textos redactados, al parecer para el volumen, quedando un 17% restante de artículos tomados de revistas o de comunicaciones internacionales especializadas. Un 63% por ciento de todo ese material fue redactado por autores peruanos y un 37% por ciento por autores europeos y norteamericanos. Ese cuerpo reflexivo heterogéneo ofrece una visión panorámica en cuatro partes distintas y complementarias: las nociones introductorias al estudio de la medicina tradicional; los diagnósticos y las terapias de los especialistas; la articulación de la medicina tradicional y académica en los sistemas formales de salud y, finalmente, la significación de la medicina tradicional para los organismos reguladores de la salud. Sin lugar a dudas, todas esas problemáticas son claves y actualmente clásicas, pues permiten entender el marco que debe ser tomado en cuenta para el análisis de una articulación de la medicina tradicional con la biomedicina de Los Andes. Sin embargo, hay más, pues el libro presenta una gama de temáticas que han preocupado a los antropólogos y biomédicos a lo largo del siglo XX. Por ejemplo, varios autores alertan acerca de la falta de uniformidad conceptual al emplear categorías muy diversas para denominar a la “otredad médica”, llamada de manera equivalente medicina folclórica, popular, naturista, indígena, natural o tradicional (p.19-27). La falta de consenso y el uso indiscriminado de categorías disímiles se mantiene como un problema absolutamente vigente no solo entre los propios terapeutas, que alguna vez emplearon de manera intercambiable estas categorías para legitimar su practica, sino también por los pacientes y hasta los especialistas que en épocas pasadas no dieron la importancia necesaria a las definiciones conceptuales y sus significados. Pero, resulta que si bien la terminología utilizada es problemática, muchos autores, particularmente biomédicos, habrían enfatizado en averiguaciones acerca de la etiología de las enfermedades identificadas por los indígenas y la población popular, razón por la cual elaboraron listas con causales explicativas para entenderlas. Una clara ilustración de esa tendencia es el texto de David Frisancho Pineda (p.111-128). Asimismo, la reiteración de que la teoría médica tradicional es distinta de la biomédica genera una literatura que enfatiza la labor de traducción terminológica, establece equivalencias y parecidos entre ambas medicinas (p.119-128). En suma, el corpus permite comprender que, en distintos periodos, quienes se ocuparon de estudiar la medicina tradicional relegaron las voces de los terapeutas y de sus pacientes. Mientras que en otros períodos la situación cambia de manera contrastante, incorporando no sólo aquellas voces sino visibilizando las representaciones que ellos tienen de la enfermedad, la salud y la curación (p.77-96; 143-163; 199-214).

Los cuatro textos que conforman los anexos tienen un valor histórico incuestionable. Así, el documento del 25 oaniversario del Centro de Medicina Andina del Cusco presenta un balance interesante, puesto que condensa su experiencia desde su creación, cuando se perseguía y menospreciaba a las medicinas tradicionales, hasta el presente en que se ha llegado a reconocer la existencia de diversos sistemas médicos en muchos de los países andinos. Un proceso que recorrió el Centro de Medicina Andina en sus diversas fases y realizó ajustes en las concepciones, en los fines y los medios para proseguir una labor encaminada decididamente a “…buscar la complementariedad de los diferentes sistemas médicos para que estos sirvan efectivamente al complejísimo ser humano que no puede ser entendido ni diagnosticado ni tratado completamente por una sola corriente [médica]” (p.375-384). Ese proyecto encontró sus fundamentos en la famosa “Declaración de Alma-Ata” del 12 de septiembre de 1978. Le siguen en los anexos los “Puntos clave: estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2002-2005”, donde se presenta una definición de la medicina tradicional y se aclaran los alcances, ofreciendo sobre todo las tácticas que desarrollarían a corto plazo. Esto se puede apreciar con los documentos siguientes que tratan de la medicina tradicional estándar en un contexto mundial y donde se expone la política global normativa (p.391-409). Los anexos entran en diálogo directo, por ejemplo, con el texto del médico Manuel Fernández Ibarguen acerca de “la OMS y los sistemas médicos tradicionales” (p.325-337) y con el del antropólogo español Gerardo Fernández Juárez quien, desde España, se empeña en dar sugerencias para implementar la interculturalidad en salud en Bolivia (p.273-290). En otros casos, los anexos no dialogan explícita y directamente con aquellas concepciones sobre enfermedad que vehiculan los entrevistados de la antropóloga argentina Carmen Muñoz Bernard (p.143-163). En efecto, esto sugeriría que la definición sobre medicina tradicional de la OMS no es la única, pues la gente tiene sus propias representaciones y sus propias formas de explicar la particularidad y riqueza de la medicina tradicional que durante siglos ha servido como un recurso importante, accesible y culturalmente apto en Los Andes.

El libro cumple con alguna dificultad su objetivo porque no evidencia del todo la articulación de la biomedicina y las medicinas tradicionales andinas. Subrayemos que son limitadas las muestras concretas de los mecanismos de “complementariedad” médica, a pesar de los anhelos de la OMS/OPS y los despliegues de sus estrategias, respaldadas con significativas inversiones económicas. De ahí que, actualmente, nos encontramos en la necesidad de conocer los mecanismos, las respuestas y, consecuentemente, los resultados de ese proceso. Para el mundo andino se necesita un balance imparcial acerca de la salud intercultural. Hasta el presente han dominado narrativas que han publicitado las acciones ministeriales privilegiando la voz oficial de los decidores políticos, restando valor a la voz de los terapeutas tradicionales que tienen su propia visión acerca de los efectos de la interculturalidad funcional del sistema biomédico hegemónico (Campos Navarro, 2006, p.373-388). Así mismo, han dominado las narrativas triunfalistas de un avance considerable y consensuado en la implementación de salud intercultural neoliberal, sin mostrar el lado problemático de la institucionalización para las medicinas tradicionales, simplemente elogiando el cumplimiento de las metas de las agencias de cooperación internacional. Esos vacíos en la investigación se desprenden tanto en la obra reseñada como en las publicaciones compiladas por Gerardo Fernández Juárez para América Latina (2004, 2006). Esas narrativas han dejado de lado los debates acerca del propio concepto de interculturalidad – sea como herramienta de emancipación o como vehículo hacia un neocolonialismo global – y sus múltiples definiciones con matices propios (Walsh, 2009).

Con todo, la fortaleza del libro radica en la estupenda selección de textos que nos permite constatar maneras diferenciadas para acercarse a un mismo objeto de estudio en el siglo XX. Pero, nótese también que el aporte consiste en haber probado que los estudios y reflexiones acerca de la medicina tradicional no se originaron desde la antropología del norte, sino como fruto de la investigación de los biomédicos en el Perú. Se trataría, entonces, de un esfuerzo formidable que respondería a diversas motivaciones y no necesariamente a las influencias de la OMS/OPS. En el libro están las garantías, quedando claro que la producción del conocimiento no siempre se engendra en condiciones de dependencia y como respuesta a las demandas de los organismos internacionales.

Uno de los aspectos más notables del libro es constatar una diversidad de opiniones contradictorias acerca de la mentada complementariedad médica. Mientras algunos antropólogos y biomédicos secundan los esfuerzos de la OMS/OPS, otros de manera contundente, como Polia Meconi, consideran que es improbable la integración de ambas medicinas a pesar de todos los empeños. Más bien, la biomedicina en las últimas décadas “ha sido dirigida a la búsqueda de nuevos remedios fitoterapéuticos por parte de las multinacionales farmacéuticas más que al estudio y al conocimiento de las estructuras profundas de la medicina tradicional” (p.107). Planteamiento reforzado, en el mismo libro, por el biomédico Duncan Pedersen quien agrega: “Los esfuerzos de racionalización e integración de prácticas tradicionales en los sistemas oficiales de atención han sido escasos, de corta duración, casi siempre en la subordinación de la medicina tradicional al sistema oficial o en el empobrecimiento del efecto terapéutico y de la eficacia simbólica” (p.58). Ninguno de los autores de la compilación se refiere a la forma contraproducente de la institucionalización de las políticas de interculturalidad en salud, en las cuales el papel de los médicos tradicionales es simplemente funcional, decorativo o servil al proyecto hegemónico biomédico.

Más allá de esa tensión que produce, se quiera o no reconocer, el proyecto de intercul-turalidad en salud trae a colación un tema no menos importante y polémico: el papel del antropólogo ante ese tremendo proceso de cambio que se desarrolla en el contexto de un mundo global. Según Polia Meconi, la función del estudioso consistiría en estudiar, penetrar y comprender las medicinas tradicionales andinas para entregar el fruto de sus estudios a la historia universal. Una vez más, Polia Meconi se interroga acerca del porvenir de la medicina tradicional y también de las posibilidades existentes para su integración. Su respuesta es interesante porque considera que son las condiciones históricas y culturales las que en definitiva permitirán la articulación o no de los sistemas médicos, en vistas de la existencia de realidades muy contrastantes. Con esto, se confirma que, en el caso andino, las experiencias son realmente distintas de un país al otro, de un sistema médico tradicional al otro y, a pesar de ello, se pretende replicar experiencias, calcar estrategias y formular modelos comunes para lograr la articulación de las medicinas con el claro propósito de controlarlas. Aun así, “la medicina tradicional existirá hasta que exista una sociedad tradicional” (p.107). De tal suerte, deberemos volcar la mirada al acelerado proceso de modernización de la medicina tradicional institucionalizada que alienta la globalización y, en ese contexto, ver cuáles son las respuestas que plantean terapeutas y pacientes ante el proyecto de la interculturalidad en salud estatizada. La marginación extrema o el reacomodo de los terapeutas tradicionales son posibles y están ahora más cerca que nunca de suceder en Los Andes del siglo XXI.

REFERENCIAS


CAMPOS NAVARRO, Roberto. Procesos de legalización e interculturalidad en las medicinas indígenas de México y Bolivia. In: Fernández Juárez, Gerardo (Coord.). Salud e interculturalidad en América Latina: antropología de la salud y crítica intercultural. Quito: Abya-Yala. p.373-388. 2006.

FERNÁNDEZ JUÁREZ, Gerardo (Coord.). Salud e interculturalidad en América Latina: antropología de la salud y crítica intercultural. Quito: Abya-Yala. 2006.

FERNÁNDEZ JUÁREZ, Gerardo (Coord.). Salud e interculturalidad en América Latina: perspectivas antropológicas. Quito: Abya-Yala. 2004.

WALSH, Catherine. Interculturalidad crítica y educación intercultural. In: Viaña, Jorge; Walsh, Catherine; Tapia, Luis. Construyendo interculturalidad crítica. La Paz: Instituto Internacional de Integración Andres Bello. p.75-96. 2009. 

Tomado de Hist. cienc. saude-Manguinhos vol.21 no.1 Rio de Janeiro Jan./Mar. 2014




viernes, 26 de agosto de 2016

LA VIDA DESDE UN SOLO OJO

Luis Negrón Alonso

Luis Negrón Alonso es mi hermano de toda la vida. Un filósofo natural, satírico (también lo otro) y quasi cínico. Con él andé mucho en la vida, no lo suficiente, hicimos giras artísticas en noches de ronda irrepetibles. Caras veíamos, sellos también. En aquellos tiempos no veíamos doble, lo cual me apena. Pero tanto Lucho como yo siempre supimos arreglarnos y así lo haremos también de hoy a futuro (R.S.G).

Pucha, por no utilizar otra expresión más explosiva. Me ocurrió lo que a miles de hipertensos les sucedió y seguirá repitiéndose en la humanidad; vale decir, una elevada presión arterial en mi debilitada carcasa, hizo que se me produjera un derrame de sangre venosa en el iris del ojo derecho, y a ver el mundo en sólo 90°. Pero antes de este accidente, durante mis largos años tuve la oportunidad de ver la vida completa y no la desperdicié. El riego de correr la misma suerte de mi otra ventana sigue latente, y si llegara ese momento que no lo deseo pero tampoco me asusta, me valdré de la información que me prodiguen mis amigos y por supuesto los más lenguaraces que hacen sebo y pabilo de la vida de otras personas, o bien escuchar a nuestros comunicadores de radio o TV, cuyos mensajes son serios y sesudos como las que prodigan las ancianas de confesionario.

Ya estoy experimentando algunos eventos, es el caso de la coordinación óculo motriz fina y gruesa, por ejemplo manejar los cubiertos o la conexión al caminar; dificultad al leer y escribir; pues, estas actividades son como escudriñar a través de las cerraduras de la puerta. Este es el lado más sensible y mortificante, no obstante que yo no leo ni escribo ni chuchos, como expresaban los abuelos de mi generación, porque los de ahora sólo tienen su memoria en su tableta, su minicomputador o su teléfono móvil; pues, consideran que el cerebro era un órgano que los antiguos hombres usaban para pensar y tener retentiva.

Imaginen ver la vida en mitad, el ojo derecho divorciado del izquierdo y para completar la visión virar la cabeza con rapidez hacia el lado deficitario y completar la imagen, movimiento que se va tornando casi mecánico. Este hecho ocurre cuando el campo visual es amplio, no siendo así, todavía hay la opción de gozar de la belleza íntegra y dividida sutilmente como si fuera un pan francés.

Como pueden comprender, hacer un listado del déficit de ver el mundo con un solo ojo sería largo de ejecutar; sin embargo, hay otros ámbitos que no son lo físicos, donde es posible escudriñar con más probidad y certeza la vida encubierta del hombre, y el hecho empieza con uno mismo, al tratar de comprender su propia dificultad y proponerse superarlo. Recién empiezo en esta tarea y creo lograrla a futuro.

- Abuelito sólo me has dado diez soles de propina.
- Hay mi hijito, yo vi que eran veinte soles.

Cusco, 26 de agosto del 2016.

Luis Negrón Alonso
Sikuta

Dos zorros. Imagen de L.Epumer.



viernes, 29 de julio de 2016

CARLOS OQUENDO DE AMAT: CIEN METROS DE BIOGRAFÍA*

Rodolfo Sánchez Garrafa

Hace ya varios años, en 1998, José Luis Ayala Olazábal nos dio a conocer un estudio biográfico, el más completo que hasta ahora se haya escrito, sobre el poeta Carlos Oquendo de Amat. Hoy tenemos entre manos una segunda edición de ese su libro que lleva el sugerente título de Carlos Oquendo de Amat. Cien metros de biografía**, que a mi modo de ver está destinado ya no tanto a rescatar del olvido a un extraordinario poeta, sino a acrecer su figura, y permitir una comprensión más profunda de su personalidad y de los tiempos que le tocaron vivir.

Como sabemos, Oquendo de Amat está considerado como un poeta vanguardista, al que solo le fue necesario publicar un libro: 5 metros de poemas (1927), para alcanzar su consagración póstuma.

Oquendo de Amat y su libro consagratorio.
Apenas medio siglo atrás, era poca la gente que había oído hablar de Carlos Oquendo de Amat. En 1967, Mario Vargas Llosa hizo referencia a él en la parte inicial de su discurso con motivo de recibir el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. En ese entonces, dijo lo siguiente:

"Hace aproximadamente treinta años, un joven que había leído con fervor los primeros escritos de André Breton, moría en las sierras de Castilla, en un hospital de caridad, enloquecido de furor. Dejaba en el mundo una camisa colorada y "Cinco metros de poemas" de una delicadeza visionaria singular. Tenía un nombre sonoro y cortesano, de virrey, pero su vida había sido tenazmente oscura, tercamente infeliz. En Lima fue un provinciano hambriento y soñador que vivía en el barrio del Cercado, en una cueva sin luz, y cuando viajaba a Europa, en Centro América, nadie sabe por qué, había sido desembarcado, encarcelado, torturado, convertido en una ruina febril. Luego de muerto, su infortunio pertinaz, en lugar de cesar, alcanzaría una apoteosis: los cañones de la guerra civil española borraron su tumba de la tierra, y en todos estos años, el tiempo ha ido borrando su recuerdo en la memoria de las gentes que tuvieron la suerte de conocerlo y de leerlo. No me extrañaría que las alimañas hayan dado cuenta de los ejemplares de su único libro, enterrado en bibliotecas que nadie visita, y que sus poemas que ya nadie lee, terminen muy pronto trasmutados en "humo, en viento, en nada", como la insolente camisa colorada que compró para morir. Y, sin embargo, este compatriota mío había sido un hechicero consumado, un brujo de la palabra, un osado arquitecto de imágenes, un fulgurante explorador del sueño, un creador cabal y empecinado que tuvo la lucidez, la locura necesaria para asumir su vocación de escritor como hay que hacerlo: como diaria y furiosa inmolación".

Más allá de las elogiosas palabras que rescataban la obra poética de Carlos Oquendo de Amat, es visible el enorme desconocimiento que pesaba sobre el hombre de carne y hueso, así como sobre su praxis de vida. ¿Quién fue realmente este personaje casi anónimo por circunstancias de la vida?¿Cómo así llegó este provinciano a vivir pasando penurias en un barrio del Cercado de Lima? ¿Cuál fue la motivación del viaje que Oquendo había emprendido a Europa? ¿Por qué había sido desembarcado, encarcelado y torturado en Centro América? ¿Cómo, finalmente se produjo su muerte, apenas a un año y cuatro meses de su embarque en el puerto del Callao? Estas pocas preguntas son suficientes para reparar en la magnitud del desconocimiento que se cernía respecto al autor de 5 metros de poemas.

Afortunadamente, los temores de don Mario Vargas Llosa respecto a la trasmutación de los poemas de Oquendo en “humo, en viento, en nada" se han disipado para nosotros, gracias, entre otros factores, al tesonero aporte de estudiosos que asumieron una tarea de recuperación y difusión, tanto de la obra de Oquendo cuanto de su esclarecimiento biográfico. Hoy sabemos del papel pionero cumplido por personas como Carlos Meneses, Omar Aramayo, César Toro, Carlos Germán Belli, entre otros. Sobre estos esfuerzos iniciales se erige la obra que hoy tenemos la satisfacción de comentar, en su segunda edición: Carlos Oquendo de Amat. Cien metros de biografía escrita por José Luis Ayala Olazábal.

Las contribuciones de estos Cien metros de biografía son muchas, me limitaré a señalar aquellas que destacan a todas luces:

1)     El re-conocimiento total de una personalidad creadora singular.- Si bien en 1988 ya se disponía de valiosa información respecto a la obra poética de Carlos Oquendo de Amat, breve pero fecunda y de una delicadeza visionaria singular; no ocurría lo mismo con lo que hasta entonces se sabía sobre su vida. Sabíamos poco sobre el hombre y su circunstancia. Carlos Oquendo de Amat. Cien metros de biografía, llena ese vacío del conocimiento y lo hace de la manera más responsable. Es a partir de la convicción de haber ido con fortuna más allá de la pura producción poética de Oquendo, que José Luis Ayala expresa el deseo de cambiar los versos escritos por Enrique Peña Barrenechea como epitafio en la tumba de nuestro poeta, detalle que explicita la necesidad de reconsiderar percepciones a la luz de hechos ahora suficientemente esclarecidos.

2)     La elaboración de una “ópera magna” o libro fundamental.- Según su propio autor, este es un libro frondoso. Ciertamente lo es, en cuanto producto de un rastreo lo más exhaustivo posible de las huellas familiares del vate Oquendo de Amat, efectuado a través de fuentes escritas, testimonios orales y de un re-corrido por los lugares que transitara en vida nuestro personaje. Pero, más que eso, Cien metros de biografía constituye, por la concepción que anima a su estructura, una senda definida en la que se hace nítida la imagen del poeta y, a la vez, se hacen comprensibles sus rasgos de personalidad, gestos, avatares y peripecias, es decir, una biografía total, difícilmente superable. En los Cien metros de biografía encontramos ahora al individuo, al personaje excepcional, pero también a la sociedad, a nuestra sociedad reconocible en la historia. En sus páginas podemos disfrutar la biografía como género literario y de investigación socio-antropológica.

Escritor y poeta José Luis Ayala.

José Luis ha logrado compendiar y extender al mismo tiempo los más relevantes trabajos conocidos sobre Carlos Oquendo de Amat. Entiendo que este libro es uno de los más ambiciosos y esforzados que haya concebido su autor, aunque seguramente estará de acuerdo conmigo en que nunca podemos afirmar que se haya dicho la última palabra.

3)     La reivindicación del quehacer político en la vida de Oquendo de Amat.- Es un hecho que la militancia política de Oquendo fue ignorada por sus primeros biógrafos. El libro de José Luis Ayala repara con creces tan tremendo vacío.  Carlos Oquendo de Amat fue militante y activista del P.C.P. Paso a paso se nos refiere cómo Amauta y José Carlos Mariátegui influyeron en el pensamiento y la praxis de Oquendo; la forma y circunstancias en que emprendió estudios de marxismo en casa de Paco Febres y su subsiguiente encierro en el Frontón; detalles sobre cómo decide dejar de escribir poesía para convertirse en un militante, agitador y pensador socialista; evidencias sobre sus trances carcelarios, sus actividades políticas y sus recorridos por el sur del Perú y Bolivia; los avatares de su deportación a Panamá; su carcelería en la zona del Canal; su travesía a Europa, donde luego de una breve estadía en París, fallece en Navacerrada-España; y, finalmente, el reconocimiento que le tributó a Oquendo la juventud del P.C., en atención a su trayectoria y su desempeño ejemplar en la acción revolucionaria.

4)     El renunciamiento a la vocación poética en pro de una dedicación al quehacer político.- Tal como José Luis Ayala lo explicita, hacia 1928 Oquendo habría decidido dejar de escribir poesía luego de ver publicados sus 5 metros de poemas, cuando apenas frisaba 23 años.

En Carlos Oquendo de Amat. Cien metros de biografía, encontramos que luego de publicar su único libro el poeta no se muestra interesado en seguir y quizá reflexionar de manera poética sobre las implicancias y exigencias de su compromiso político, que al parecer adquirió la dimensión de una dedicación exclusiva. Por lo menos, en este caso, parece que la poesía pasó a ser poco conciliable con la política. Oquendo decidió, tal vez, no dejar duda sobre su entrega al compromiso político, preservando su praxis de cualquier asomo lírico que empañara sus convicciones. Es como si hubiera querido ser un buen militante antes que un mal poeta político, aunque ciertamente esta no es una exigencia ineludible sino una opción de vida muy personal.

Ni en 5 metros de poemas, ni en otros poemas sueltos que se han encontrado, se halla algún asomo de rebajamiento literario al servicio de una divulgación programática o ideologización política. Nunca se inclinó por una poesía revolucionaria, de propaganda política o de lucha por el poder. Sin embargo, Oquendo fue un revolucionario, un convencido de sus ideas políticas. (Vamos a pedirle a José Luis que abunde con unas palabras adicionales al respecto).

Confío no haberlos impacientado con estos comentarios, que son mi mayor homenaje al poeta Carlos Oquendo de Amat y a su más grande biógrafo, nuestro admirado José Luis Ayala.

Chorrillos, julio de 2016.


* Comentario expuesto por Rodolfo Sánchez Garrafa el día 28.07.2016, en la Sala Clorinda Matto de Turner de la FIL 2016.
** José Luis Ayala: Carlos Oquendo de Amat. Cien metros de biografía. Universidad Nacional del Altiplano, Puno 2015. 519 pp.

miércoles, 25 de mayo de 2016

«LA BIBLIOTECA ES UN LUGAR DE ENCUENTRO»

Rodolfo Sánchez Garrafa


«La biblioteca es un lugar de encuentro», puntualiza el escritor Jorge Eslava al introducirnos en uno de los capítulos de su libro Un placer ausente. Y, a mi juicio, tiene razón, aunque yo nunca tuve la suerte de conocer en ese ambiente alguna chica que me entusiasmara o motivara un interés especial. Quizá si mi encuentro más memorable fue, siendo yo todavía un niño, con aquel que años más tarde sería un destacado poeta y maestro universitario: el "Chivo" Pérez Ocampo (llamado así por la perilla que usó desde joven hasta el fin de sus días).



En la Biblioteca Municipal de Cuzco

En un período vacacional de fin de año, mi padre me condujo a la Biblioteca Municipal que quedaba en la Calle San Bernardo del Cuzco, en lo que ahora es local de la Casa de la Cultura de su Municipalidad. Fuimos atendidos por un joven correcto y de muy buena presencia, juzgo que amigo por entonces o al menos conocido de mi padre. Luego de la presentación del caso y del preámbulo sobre la necesidad de ocupar apropiadamente mi tiempo libre, quedé en manos del joven Gustavo Pérez Ocampo, bibliotecario, quien se tomó el trabajo de preguntarme sobre cuáles eran los temas de mi interés. Yo quería evitarme incidir en la lectura de textos que tuvieran que ver de modo directo con las materias del currículo escolar, de manera que expresé mi deseo de leer narrativa, relatos literarios que pudieran colmar mi necesidad de explorar mundos imaginarios. El joven Pérez Ocampo debió considerar que a mi edad y segura inexperiencia lectora, me haría bien familiarizarme con temas mitológicos, sobre los cuales la biblioteca poseía una interesante colección de libros magníficamente ilustrados. 

Empecé con mitología griega, un libro que pasado el medio día devolví en el mostrador siguiendo las indicaciones que se me habían hecho. Cuando al día siguiente, el joven Pérez Ocampo quiso proporcionarme el libro del día anterior, le dije para su sorpresa que quería otro volumen. Preguntado si no me había gustado el libro, expresé que sí y mucho, pero que ya había terminado de leerlo. No muy convencido el joven bibliotecario me alcanzó otro libro, esta vez sobre mitología romana. Esto mismo se repitió los subsiguientes días, pasé por Persia, países nórdicos, Egipto y demás, hasta que en un par de semanas y ya con algo de incomodidad, por parte del bibliotecario de turno, se me dijo que ya no había material disponible y que, además, yo carecía de carnet de lector. De ese modo, en aquella oportunidad, me sentí licenciado de la obligación de seguir concurriendo al lugar de encuentro con los libros.



La afirmación de una afición duradera

Creo que mi afición lectora se afirmó en mí desde niño. Primero, gracias a que mi padre poseía unas cuantas decenas de libros de lo que se conocía como cultura general, tengo muy presentes Imitación de Cristo escrito por Tomás de Kempis, La tierra de Emilio Zolá, Belona dea orbi de Vargas Vila, y otros con temas de anatomía, consejos médicos para el hogar, algunas novelas de capa y espada, unos cuantos libros indigenistas, uno de diseño arquitectónico y un diccionario que podría haber sido Larousse, con excelentes xilograbados, en el que leí con fruición sus referencias a los personajes de la Revolución Francesa, me impresionaron Dantón, Robespierre y Marat en particular. Apena que los colegios del Cuzco de entonces carecieran de bibliotecas operativas, pero ciertamente esto obligaba a explorar nuevos espacios en la comunidad local.

Sí, es cierto, para mí la biblioteca fue un lugar de encuentro, en los años cincuenta y sesenta, primero con los custodios de los libros y segundo con algunos de mis compañeros de estudios, esto cuando ya cursaba el nivel universitario. En mis años de estudiante de derecho, fui atendido por la abogada Bertha Degregori de Nieto quien, sabedora de mi condición de estudiante también en la carrera de antropología, no dejó de referirme las altas cualidades de su sobrino Carlos Iván, cosa que yo escuchaba con poca credulidad. Habrían de pasar muchos años, para que yo llegara a conocer personalmente a Carlos Iván en la UNMSM y con más hondura a través de un amigo que lo había tratado con cercanía, para entonces ya había comprobado que nada de lo referido por doña Bertha había sido exagerado. En la biblioteca de derecho tuve ocasión de relacionarme con José Manuel Mayorga, auxiliar bibliotecario, y estudiante de los últimos años en la facultad correspondiente, con quien llegué a ser colega como funcionario de la Dirección Regional de Trabajo del Cuzco, y llegamos a entablar una amistad mutuamente enriquecedora. En la biblioteca de derecho coincidíamos con Armida Murguía que llegó a ser Viceministra de Trabajo y Carlota Valenzuela que, por su parte, fue durante un breve tiempo Ministra de Justicia. Debo referir que en mis andanzas bibliotecarias solía contar con la compañía del hoy destacado abogado Abel E. Adrián Ambía, cuya amistad fue muy grande y felizmente se mantiene hasta hoy.

Don Román Saavedra, más conocido por su seudónimo de Eustaquio K’allata, reconocido escritor indigenista, era el director de la biblioteca central de la UNSAAC. Fui muy bien tratado por el director Román, gracias a la recomendación que significaba mi amistad con el bibliotecario Jorge Bonett Yépez, quien estudió conmigo la carrera de antropología, llegando a ser años más tarde, director de la biblioteca central y, posteriormente, director del Museo Arqueológico de la Universidad, hoy Museo Inka del Cusco.

Si bien por breve tiempo, también traté al poeta Ángel Avendaño Farfán, quien tuvo a su cargo la biblioteca especializada de la Facultad de Letras de la UNSAAC. Ángel me ayudó personalmente a ubicar libros útiles para la formulación de mi tesis sobre El problema de la Paz que presenté siendo todavía estudiante y me sirvió para obtener el bachillerato en derecho y ciencias políticas. Lo interesante es que mis buenas relaciones en las diferentes bibliotecas me permitieron acceder al préstamo de libros por un número de días suficiente como para agotar las lecturas que emprendía.

Un placer ausente

En resumen, la biblioteca, conforme a mi experiencia, es un lugar de encuentro con libros, con bibliotecarios y usuarios de intereses afines, entre los cuales es frecuente se hallen personas que un día suelen destacar en la vida profesional. Sin embargo, recalco que mis encuentros fueron con personas conocidas con anterioridad, exceptuando algunos de los bibliotecarios, no tuve la fortuna de conocer en este espacio a una musa que estuviese acuciada por ansias semejantes a las mías, un “placer ausente” para usar palabras de Jorge Eslava. Hoy las bibliotecas están pobladas por todos los seres mágicos que es posible imaginar y conocer. No me cabe duda que habría sido poético vivir tal experiencia en tiempos tempranos y juveniles, aunque en realidad no tengo queja respecto a las bibliotecas que he conocido a través de los años, menos de la mía que atesoro, aún sabiendo que las posesiones son efímeras, lo que se compensa con las promesas que siempre guarda la vida.

Chorrillos, 24 de mayo de 2016.


domingo, 15 de mayo de 2016

“Reverberaciones” de Rodolfo Dondero Rodo

Rodolfo Sánchez Garrafa

En términos biológicos Rodolfo Dondero Rodo* no es un poeta joven, como tampoco lo es quien en este momento comenta el libro “Reverberaciones”. Hago este hincapié, por lo significativo que es emprender la aventura de publicar cuando son quizá muchos los que menos lo esperan, salvo aquellas personas cercanas que no pueden dejar de haber apreciado las dotes literarias del autor y leído alguna vez con placer sus escritos. Obviamente, nadie escribe de la noche a la mañana, el hacerlo no solo revela salud mental, sino espíritu jovial e inteligencia emocional que van a la par con un desarrollo afectivo e intelectual constante. Conozco relativamente hace poco tiempo a mi tocayo Rodolfo, aunque he sido amigo de la juventud con su hermano menor Manuel; pero el lapso de cercano trato que he tenido con el poeta ha sido suficiente para apreciar sus dotes de hombre con un fino sentido del humor, que gusta mantenerse al día con el acontecer regional-nacional del país y del mundo, que posee los atributos de caballerosidad, solidaridad, sobrado amor por su familia, convicciones políticas firmes y un agudo sentido crítico.

Sus escritos revelan, además, un amplio universo lexicográfico, así como una familiaridad con lo que podríamos llamar los misterios del cosmos y de la vida. De ahí que muchas de sus afirmaciones no sean meras figuraciones o aplicaciones retóricas sino la simple y llama expresión de profundos saberes, en los que la erudición no es ciertamente extraña. Cierro con una cita: Es una campana colgada en triste campanario/. ¡Qué golpe tan artero que el metal recibe!/ Para adaptar un mensaje indefinido/ Que por sus frecuencias es oído/ En las alturas de lo incógnito.

Pero dejemos de hablar del autor y vayamos a este su primer hijo literario.

Un conjunto caleidoscópico de poemas

Rodolfo Dondero Rodo nos entrega en “Reverberaciones” un conjunto caleidoscópico de poemas escritos con cierta dosis de clasicismo señorial, en los que se aborda la ciclicidad de la vida, el destino, el ser, el tiempo, el amor y la religiosidad con profunda convicción respecto a lo que el hombre puede proponerse y realizar. 

Reverberaciones es, por cierto, un título nada antojadizo, más bien muy estudiado a mi juicio, pues la reverberación es un fenómeno caracterizado por la reflexión o sutil permanencia del sonido, una vez que la fuente original ha dejado de emitirlo. Me parece que el poeta, en este caso, aspira a que la lectura de sus versos nos llegue a través de su entrega pero, al mismo tiempo, mediante su reflejo en el entorno o, lo que es lo mismo, mediante una reflexión o persistencia en la que nuestras propias mentes contribuyen construyendo modificaciones o variaciones de sentido. En este entender, es posible que para el propio poeta estos poemas no sean emisiones originales, sino reverberaciones capturadas y vueltas a emitir para volver a reverberar por qué no al infinito. Parece oportuno recoger estos versos del poeta: El recinto del alma que sintetiza la condición humana/ es un lugar sagrado donde mora lo divino que diferencia/ individualiza, caracteriza, expresa, define, acepta, rechaza. Y estos otros que dicen: Saldré muy temprano hacia el Reino/ Aquel donde habitan los amigos inmortales. 


La fiesta de la palabra


En palabras del propio Rodolfo Dondero, con este libro acepta el desafío de participar con entusiasmo en una gran fiesta de la palabra, en un gran auditorio que ha de ofrecerse como el escenario apropiado para reeditar las reverberaciones de imágenes, ideas, sueños, sentimientos e, incluso, simples ocurrencias, es decir productos circunstanciales, respuestas rápidas a los estímulos de la vida diaria. 

Este comentario y cualquier otro que pueda articularse debieran considerarse entonces como parte del campo reverberante ocasionado por la poética de Rodolfo Dondero. Anticipo que el tiempo de la acústica va a ser prolongada, pues la fiesta recién empieza y apenas calentamos el ambiente para escuchar la voz del cantautor. Por otro lado, el cariño de este auditorio, la expectativa con que cada quien concurrimos en la mejor disposición de ánimo, le da un color inusitado a esta reverberación que ya celebramos por anticipado. 

La estética de la afectividad

Las reverberaciones de estos escritos revelan una estética colmada de afectividad que conjura a la vez lo vivido y lo cotidiano, el recuerdo y el espacio habitual visto con realismo, sin ceder terreno a la pura nostalgia ni claudicar a la hora de poner en la balanza la conducta real de los hombres, en particular de quienes ejercen poder en la sociedad; de ahí que en los cantos de Dondero Rodo la belleza ande siempre al par de una ética terrenal, una ética en el ahora, antes que en un ulterior juicio de la conciencia traducida en arrepentimiento o en una composición divina. El poeta es capaz de cantar: La blanca paz que envuelve a la ternura/ Formando mantos de flores y donosura/ que endulzan sin recato…, para pasar a decirnos también: Viva el “orden”, no hay derecho humano/ ¡Una nueva tecnología, se aplica señor…!/ Estamos en manos de la tecnología del horror. 

Por lo dicho, con Reverberaciones estamos dentro una estética vital, dialéctica. Las vivencias de ayer, las más pueriles y adolescentes son sucesos que proporcionan experiencia para el acontecer diario actual. Las huellas, los ecos, las resonancias de tiempos pasados, se experimentan como espacios provocadores para la acción en un nuevo estado de conciencia. 

El eros que alimenta la vida

El ser humano es abordado por el poeta en sus profundos impulsos, en el entendido que el eros alimenta la vida, la convivencia y el asombro ante la naturaleza. Primero la seducción: Convencido por los alegres carnavales/ Al descubrir tus ojos, quedeme ciego. El sex appeal: No se puede hacer síntesis ante el portento/ Que se impone al verla por la acera caminar/ Tiene gracia que sin estar atento, destaca/ Transformando el pulso y el palpitar acelera. La entrega mutua: Cesan las dudas digitales que interpretan sinfonías/ Son los ojos, que tornan complacientes la emoción/ Comenzando un ballet, con movimientos afinados/ Donde se produce en armonía la final penetración. El clímax: En el temblor que despereza la libido/ Las concesiones mutuas se multiplican/ En el encuentro inevitable y esperado/ Cubierto por nubes que declaran el deseo/ Contenido, en la consumación del amor/ Con el que se llega entrelazado al orgasmo. La prolongación sublimada: El dulce de moras saborean alegres los niños/ La copa llena de vino tinto saborean los viejos/ Brindis con guiños cómplices de las estrellas/ Hablando de amores que se hicieron inmortales. La pasión y el juego sexual desinhibido y pleno, configuran versos ardorosos, aunque no dejan de ser dominantes los tratamientos tiernos, apacibles, culminados, del amor maduro y sereno. 

El paisaje del lar y lo cotidiano


Finalmente, en mi comentario, no en el poemario, que guarda muchas más facetas de inspirado discurso, es destacable el paisaje del lar, lo son también la vida cotidiana, las voces familiares y el calor del hogar que transmiten su más humana sensibilidad. En efecto, Rodolfo Dondero no deja de apuntar a lo trivial, al acontecer de la vida diaria que recubre con toques de romanticismo, a veces de ironía que hace presa en la paradoja, y así macera su poesía. Como buen migrante, rinde también culto al orgullo de sus raíces y nos dice: Cusco es un poema escrito en las alturas/ Con tinta líquida de sus ríos. Cusco es un poema inmortal/ Que se escribe todos los tiempos/ Desde siempre hasta siempre. Cusco es el poema surgido de las fuentes/ De los aires hechos brisas de emoción. Y al hablar del lar inolvidable nos recuerda los lazos del fervor colectivo: La quebrada donde crece el tiempo/ Viendo cómo florecen las ñihuas/ Tiñe sus laderas con flores de ñucchu/ Cediendo a los vientos sus mensajes. Es su tributo al Taytacha Señor de los Temblores 


Es de celebrar la poética que ha desarrollado nuestro poeta. Se trata de un pórtico auspicioso, al que estoy seguro han de seguir otros poemarios en los que se procesen nuevas formas expresivas y se plasme la maestría de su pluma. Los versos de Reverberaciones han de sobrevivir y con ellos algo de nosotros y de nuestro tiempo. Hermano Rodolfo Dondero Rodo un fuerte abrazo en poesía.

Chorrillos, mayo de 2016.



* Rodolfo Dondero Rodo, Agrónomo (UNSAAC), empresario, escritor y poeta. Reverberaciones es su primera publicación poética. Sus versos han merecido el segundo premio en el Concurso de Poesía Atiniense (Atina-Argentina).



martes, 10 de mayo de 2016

SOBRE “EL AMOR ES UN ABISMO QUE VIENE HACIA NOSOTROS”

Rodolfo Sánchez Garrafa

He leído de un solo tiro, como en mis mejores tiempos, el libro de relatos cortos “El amor es un abismo que viene hacia nosotros” escrito por Yoshiro Chávez.* Dos razones hacen de este hecho algo excepcional para mí. Uno, que a mi edad tengo ya serias dificultades para acometer lecturas más o menos voluminosas, en particular del género narrativo, el que pese a ser prodigioso ha dejado de tener encanto para mí, así puede considerarse un pecado que admitiré, por ejemplo, que nunca terminé de leer Rayuela de Cortázar, aunque me he propuesto hacerlo sólo por amor propio; dos, que he resultado atrapado por los argumentos y estilo narrativo de Yoshiro, y debo explicar por qué.

El amor es un abismo… reúne trece relatos que según su propio autor son honduras ignoradas sobre la condición humana. Si estos abismos no vinieran hacia el lector, con gusto me lanzaría desde las alturas, para volver a sentir el vértigo que visiblemente es más agresivo en la negrura. Me sería difícil argumentar, pero este libro amplía el panorama que yo tenía de los mundos marginales de la gran urbe limeña. De hecho, el primer gran libro que me impactó al respecto, promediando los años sesenta, fue En octubre no hay milagros de Oswaldo Reynoso, después del cual me resultan memorables los relatos ofrecidos una década más tarde por Augusto Higa en Que te coma el tigre

No cabe que me pierda en mayores disquisiciones, nunca antes me había internado en insólitas profundidades, como las mostradas por Yoshiro Chávez. Me quedo conmovido al convencerme que las situaciones enfrentadas en este libro no necesariamente serían excepcionales sino que, por el contrario, podrían inscribirse fácilmente en la cotidianeidad de mundos que nos son cercanos pero desconocidos a la vez, en los que el hombre se desplaza con una mezcla de pulsiones que expresan soledad, búsqueda tortuosa de amor, delirantes visiones de la vida, y sometimiento a los designios del destino.

En el discurrir de muchas sangres por las canaletas de la violencia, la profundidad del conflicto y sus dimensiones trágicas pueden ser igualmente desmedidas. El amor es un abismo… me ha mostrado que las proximidades y las distancias entre los seres humanos devienen alucinantes y desbordan imaginarios preestablecidos, aunque dentro de lo extraño he podido reconocer aspectos escondidos de mi propio ser. Supongo que en algo de esto se funda la universalidad de la buena literatura.


Invito a comprobar que la maestría de una prosa que no deja de ser poética, el realismo del lenguaje incorporado y la sofisticada complejidad del pensamiento humano que el escritor hace accesible al capturar los comportamientos de sus personajes, hacen de este libro un brebaje áspero que no deja de producir una sensación táctil contundente al impactar en emociones profundas del lector.

Entonces, a buscar este libro de Yoshiro Chávez y gustar de sus relatos no convencionales. Encontrarán que gracias al fino tratamiento de contextos marginales, visiones del mundo e identidad cultural de sus diversos personajes, es posible encarar realidades complejas y aprehenderlas más allá de lo previsible aún careciendo de una experiencia directa que sirva de referente. Con Yoshiro de guía podemos descender a trece círculos abismales y salir de ellos magullados pero enriquecidos.

Chorrillos, mayo de 2016.


* Yoshiro Chávez Villegas. Nació en La Convención (Cuzco) en 1969. Vivió su niñez e infancia en Arequipa. Radica en Lima desde los 16 años. Se graduó de Abogado en la UNFV y tiene estudios de postgrado en la PUCP. Escribe cuento, novela, poesía, es además compositor. El amor es un abismo que viene hacia nosotros (Editorial Summa, Lima 2015) es su ópera prima.


sábado, 23 de abril de 2016

EL INCA GARCILASO INSPIRÓ A TÚPAC AMARU

Danilo Sánchez Lihón*

1. Nuevos caminos y atajos

El Inca Garcilaso de la Vega nació el 12 de abril de 1539 en el Cuzco, capital del imperio del Tahuantinsuyo, y murió el 23 de abril de 1616 en Córdova, España. En vida fue admirado unánimemente y se refieren a él con devoción y epítetos como: “Príncipe de los Escritores del Nuevo Mundo” y con expresiones como: “El americano más Insigne de la Colonia”. Alternó con Luis de Góngora y Argote y con don Miguel de Cervantes Saavedra, con quienes mantuvo estrecha amistad y mutua admiración.


El significado actual de su vida y de su obra es inmenso, no solo porque hace nítida la grandeza del Imperio de los Incas sino por el reclamo y la visión que él formulara. Desde el meollo de una humanidad al borde del colapso, y que se debate en una encrucijada, su evocación alcanza a constituir ahora, y no solo para la época de Túpac Amaru, un referente y un paradigma para buscar y encontrar nuevos caminos y atajos a la condición del hombre de aquí hacia el futuro.

2. Un orden admirable

¿Cuáles son esas claves y ejes de su ideario que suscitaron que una población agobiada por el peso de la explotación dejara todo y se sublevara enarbolando sus consignas? Era la simple reminiscencia de una sociedad fundada sobre aquellos valores felizmente ya probados y hechos vida cotidiana y fraternal, precisamente aquí en este suelo. Y es que en su memoria y visión cobran vigencia los principios andinos y resalta la ejemplaridad del modelo social que aquí forjaron los Incas con probidad y sabiduría. 


Tomando en cuenta lo que ellos pusieron en uso, cuál es: la solidaridad, la fraternidad humana y el sentido colectivista de la vida, que es cómo otra vez solucionaremos los problemas del presente en el orden social y económico.

Pero, también aquella cultura nos da la pauta en aspectos como la sana cultura alimentaria, la previsión social, el cuidado y respeto del bien común, el cuidado y conservación del medio ambiente. Y es que, con la irrupción española, consecuencia del proceso de conquista, se destruyó un orden admirable que Garcilaso evoca, lo revive y reconstruye en su obra.

3. Como bandera que tremola

Hay múltiples facetas en las cuales el Inca Garcilaso de la Vega es ejemplo: como cuando nos plantea el problema vasto y hondo de la identidad y del mestizaje, tan visible y conturbado hasta ahora. Con él se da inicio a una nueva etapa en el proceso de la identidad en nuestro continente, considerándosele en este proceso como el primer mestizo espiritual de América. Y otro asunto más palmario todavía, hasta el punto de ser desgarramiento en el presente, es el de ser migrante como él lo fue; el del personaje aquel que se aleja de su tierra para vivir en otra ajena por más ancestro que aduzcamos tener en ella.

El de aquel ser que evoca sin descanso ni consuelo su lar de origen, con nostalgia que oprime y con tristeza que nos agobia. Y tendiendo quizá no solo la mirada del alma sino hasta los brazos en dirección del hogar nativo, anhelando siempre volver a la tierra que lo viera nacer y en donde él se criara.


Él intentó el regreso desde el año 1563. No lo pudo cumplir en efectivo, pero sí lo hizo escribiendo, sublimando así un retorno que cada vez se fue aplazando más y más hasta el infinito. Para regresar alzado en armas ya como bandera que tremola en las huestes permanentemente vigentes en la conciencia de la gente por el mundo que debemos reivindicar.

4. Rica y feliz

Su obra es clave para el mundo actual, a fin de obrar sobre la realidad con aquellos valores que sólo el Perú alcanzó a realizar en el mundo: el de una sociedad solidaria, recíproca y fraterna.

Esto fue tan conmovedor comprobarlo incluso por quienes avasallaron dicho mundo, tanto que en el testamento subrepticio de un soldado de la conquista del Perú encontramos este apunte: “los incas gobernaron a sus pueblos de tal manera que no había ni un ladrón, ni un hombre vicioso, ni una mujer adúltera o de mala vida”. Esta nota debe ser una consigna de lo que hay que restituir, así como preceptos para una autoridad o un gobernante genuino del presente que quisiera erigirse sobre los despojos y refundar aquí aquella cultura ancestral.

Aquel soldado al hacer una reflexión sobre la vida y la sociedad que ellos lamentablemente destruyeron, anota además en su legajo final: “Es tan afortunado por naturaleza este nuevo mundo que no tiene cosa mala, porque su cielo es benévolo, su aire apacible, su agua saludable y su tierra fértil... La tierra del Perú es la más rica y feliz que conoce el mundo”.

5. Vasto y hondo

Pero hay otra dimensión del influjo del Inca Garcilaso de la Vega en la praxis y en la acción y es en el alzamiento de Túpac Amaru y su contingente de indignados, donde se comprueba los alcances que pueden tener una visión y la palabra con capacidad transformadora en la gesta emancipadora y en la lucha por alcanzar justicia social e independencia en nuestro país, en aquel entonces bajo dominio del yugo español.

Nos referimos con ello a la inspiración que tuvieron los Comentarios Reales de los Incas en la gesta emancipadora que encabezara Túpac Amaru en 1780, y que estallara en el sur del Perú. Grito de rebelión que significó en una primera etapa la victoria del ejército rebelde venciendo en Tungasuca al ejército español acantonado en el Cusco, el apresamiento y ejecución del corregidor Aliaga y donde se expidió dictámenes como el famoso "Bando de Libertad", liberando a los "esclavos" de todas 'las razas, adelantándose casi en cien años al decreto abolicionista de Abraham Lincoln en Norteamérica.


El punto de la mayor significación en este suceso fue la estrecha ligazón que tuvo este levantamiento con los Comentarios Reales… del Inca Garcilaso de la Vega, obra de la cual Túpac Amaru fue asiduo lector y que influyó en él sabiamente y en su movimiento emancipador. Tales visiones y contenidos el Inca Garcilaso de la Vega los absorbió en su infancia, al ser educado por los amautas cusqueños, quienes no exentos de tristeza acababan su conversación en llanto diciendo: “Y trocose el reinar en vasallaje”.

6. Mestizaje e identidad

Es por eso que el historiador José Durand precisa lo siguiente en relación a la sublevación de Túpac Amaru: "Hasta diríamos que en los Comentarios reales… se halla la Biblia secreta de esa revolución".

Lo corrobora el hecho de que antes de que se cumpliera un año de haber capturado el líder rebelde, el Rey de España firmó en Aranjuez la resolución que prohibía la circulación de los Comentarios Reales..., por la razón explícita que allí se aduce, cual es: Porque allí "han aprendido esos naturales muchas cosas perjudiciales", entre otras: "conservar la memoria de sus antiguos gentiles...", y porque "les da derecho a ser nobles y apellidarse Inca".

Otra reflexión significativa que nos plantean estos acontecimientos históricos y estas figuras precursoras, es sobre temas de enorme vigencia cuales son el mestizaje y la identidad; fundamentos acerca de los cuales el Inca Garcilaso de la Vega y Túpac Amaru constituyen símbolos egregios.

Coherente con todo ello, el levantamiento de Túpac Amaru se hizo reivindicando a todas las razas. Y dicho alzamiento fue para afirmar el derecho y el deber que tenía la gente originaria de este suelo a gobernarse por sí misma.

7. Asumir nuestro destino


Túpac Amaru y Garcilaso nos enseñaron de ese modo lo que debemos ser y tener, cual es: Lo primero, es un saber ser mestizos. Lo segundo, un saber asumir nuestra identidad. Y, tercero, no resignarse a que el mundo debe ser como es, sino que hay que transformarlo. Mestizaje que en vez de ser una desventaja es una gran virtud, pues supone ser y contener la mayor riqueza biológica y cultural. Tanto es así que el maestro mexicano don José Vasconcelos proclamó el mestizaje como: "la raza cósmica"; es decir: fuerte, colosal y poderosa. Entelequia que cohesionaba a los pueblos, símbolo de la igualdad, de la democracia y de la fe en el futuro del hombre.

Identidad para saber quiénes somos. Mestizaje, identidad y transformación para comprometernos con aquello que debemos seguir siendo y aspirar ser mejores por imperativo moral. Es decir, asumir nuestro destino, defenderlo y quererlo, que es lo que nos enseñan Túpac Amaru y el Inca Garcilaso de la Vega, quienes al decir de don Jorge Basadre: hicieron de la negación y el fracaso la escuela del triunfo.

* Danilo Sánchez Lihón, escritor y poeta, artículo publicado en "CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA. Construcción y forja de la utopía andina".



ZEIN ZORRILLA Y LA POLÉMICA DEL INDIGENISMO Y DEL MESTIZAJE

  Juan Carlos Lázaro “Ni hispano ni indígena, sin embargo, ambos a la vez” (1), es el más reciente título de Zein Zorrilla que forma parte d...