sábado, 27 de febrero de 2016

Una edición facsimilar de «La alienación mental entre los primitivos peruanos»

Rodolfo Sánchez Garrafa*

La Universidad Nacional del Altiplano-UNA acaba de publica una versión facsimilar del libro «La alienación mental entre los primitivos peruanos» escrito por Hermilio Valdizán en 1915, a partir de los manuscritos existentes en la Biblioteca Central de la UNMSM y en el Instituto Riva Aguero de la PUCP. Este es el breve texto que escribí como prólogo a la nueva edición de este tesoro bibliográfico.


Hermilio Valdizán Medrano (1885-1929), notable médico peruano, fue un adelantado en materia de psiquiatría y neurología en nuestro medio nacional, pero es seguro que una de las razones fundamentales que lo erigen como una figura histórica es su vocación andinista, su convencimiento respecto a la significación de las elevadas manifestaciones de las culturas originarias de los Andes, así como su sistemático esfuerzo por valorar el nivel de conocimiento y desarrollo tecnológico que alcanzaron los pueblos autóctonos en estrecha relación con el espacio vital andino.

Vuelto de Europa, donde permaneció realizando estudios académicos entre 1911 y 1914, Valdizán sustentó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos la tesis denominada "La alienación mental entre los primitivos peruanos" que le sirvió para alcanzar su doctorado en medicina (1915); para entonces, Valdizán ya era un profesional con amplia y actualizada información sobre enfermedades mentales y neurológicas, erudición adquirida en el proceso de su especialización en psiquiatría.


La publicación facsimilar de la importante tesis de Valdizán constituye con certeza un acontecimiento en materia de historia de la medicina peruana, pero también debe apreciarse como una contribución relevante en el campo de las fuentes etnohistóricas y de las ciencias sociales relativas al mundo andino y a la cultura peruana en general.

Es clara la posición que nuestro autor asume respecto a la manida afirmación de una carencia de términos que pudieran evidenciar el desarrollo del pensamiento abstracto entre la población del Tawantinsuyo. Si bien sólo se limita a examinar el caso del idioma quechua, destaca la existencia de conceptos metafísicos y morales entre los pobladores de los Andes y es prolija su exploración de términos relativos al área afectiva, los estados emocionales y de ánimo de la persona, apelando para ello, obviamente, al marco científico de referencia disponible en las primeras décadas del siglo pasado para los estudios de psiquiatría. Discute, con evidente acierto el fuerte prejuicio que pesaba por entonces sobre las lenguas amerindias a las que se veía afectadas de atraso, escasez de palabras radicales y falta de términos abstractos. Para fundamentar su punto de vista, apela a registros de cronistas como José de Acosta, Juan de Betanzos, Antonio de la Calancha, Pedro Cieza de León, Bernabé Cobo, Inca Garcilaso de la Vega, Reginaldo Lizárraga, Francisco López de Gomara, Juan Polo de Ondegardo, Juan Santa Cruz Pachacuti, Pedro Sarmiento de Gamboa y Agustín de Zárate; revisa la obra lexicográfica de Diego Gonzalez de Holguín y de los Religiosos Franciscanos Misioneros; y, recoge referencias pertinentes consignadas por viajeros europeos del siglo XIX. Por si fuera poco, considera información vocabular de variantes dialectales del quechua hablado en Cuzco, Ayacucho, Junín y Ancash, lo que dice bastante de su agudeza y conocimiento situacional de la llamada lengua general de todo el Perú.     

Si bien Valdizán pudo no ser hablante del quechua, supo suplir tal limitación recurriendo a quechuistas de la época, aunque se echa de menos el que no haya dejado evidencia del concurso de hablantes nativos que fuesen especialistas médicos tradicionales como mesayoq, yachaq, paqo, maych’a, hampipakuq, entre otros, que seguramente habrían ampliado su horizonte, aunque para su época podría decirse que no se había avizorado aún el valor de los trabajos científicos de campo ni se poseía el bagaje metodológico necesario para llevarlos adelante. Quizá la traducción al quechua de instrumentos como el SCAN 2.1 (Schedules for Clinical Assessment in Neuropsychiatry) esté marcando hoy una nueva época en este sentido. Quien quiera que se forme para aplicar psiquiatría en el mundo andino está obligado a repasar las páginas iluminadas que nos dejara Hermilio Valdizán aunque, de hecho, los criterios para analizar, medir y clasificar la psicopatología y la conducta asociada a las principales alteraciones psiquiátricas de la edad adulta han cambiado bastante y se perfeccionan rápidamente.

Contemporáneamente, desde los trabajos de Jorge A. Lira en adelante, se dispone de vocabularios que confirman la inexactitud de la supuesta pobreza de radicales en el quechua, que siendo un idioma aglutinante ofrece infinitas posibilidades mediante la aplicación de sufijos que generan terminología sumamente fina para una observación diagnóstica de carácter médico, incluso la más sofisticada.


En las páginas que siguen el lector hallará un abordaje introductorio de valor permanente para el conocimiento de los trastornos mentales que identificaron los antiguos pobladores de los Andes y la etiología que les atribuyeron, de la representación de casos de esta naturaleza en el arte y las prácticas sociales diversas, las formas de alienación mental y de tratamiento que se desprenden de registros efectuados a partir del Siglo XVI, las perversiones sexuales, la hechicería y el consumo de estupefacientes y afrodisiacos, aspectos que en conjunto proporcionan un cuadro sobre la visión hoy histórica de la psiquiatría seminal en contextos de multiculturalidad. Ciertamente, hay mucho que agradecer al esfuerzo hecho por Hermilio Valdizán, siendo que todavía están por hacerse estudios de etnopsiquiatría en profundidad en el ánimo de proseguir la tarea que este maestro iniciara hace exactamente un siglo. 


*RODOLFO SÁNCHEZ GARRAFA.- Antropólogo por la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco, Magíster en Antropología por la Pontificia Universidad Católica del Perú, Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ejerce docencia en la Unidad de Postgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

                                                              

domingo, 14 de febrero de 2016

EL AYLLU EN LA MODERNIDAD*

Rodolfo Sánchez Garrafa

El Ayllu en la modernidad, es el título de la más reciente entrega bibliográfica que nos hace Julio Gilberto Muñiz Caparó.1 Frente a un Estado miope que se limita a administrar la pobreza y la pobreza extrema, mediante programas básicamente asistencialistas, Muñiz Caparó propone constituir un “Gobierno Comunitario” que cuente con la suficiente autonomía como para constituir a las comunidades andino-amazónicas en células madre embrionarias capaces de gestionar la incorporación del espíritu corporativo y solidario del “ayllu” a la modernidad, a fin de proporcionar igualdad de oportunidades a todos los habitantes de la nación, en el seno de una democracia comunitaria donde coexistan ensambladas las diversas culturas de nuestro país.

Voy a hilar mi comentario a partir de tres ideas centrales que me obligan a dejar aspectos interesantes del libro, que sin embargo tendrían que entenderse a cabalidad luego de algunos deslindes que considero básicos. En un cuarto punto, agregaré reflexiones sobre algunos requerimientos de operacionalización que, a mi juicio, pesan sobre la propuesta examinada:

1.    Una propuesta que deriva de un análisis político

A mi juicio, la propuesta de Gilberto Muñiz debe examinarse y entenderse como plasmada en el marco de un análisis político. Su propuesta aborda expresiones del poder político nacional, sujeto a tensiones, contradicciones y cambios en cuanto a las concepciones del desarrollo que se manejan, implementan e instrumentalizan. En la base se encuentran convicciones como: i) Hay indiferencia frente a la pobreza (p. 5), ii) Hay improvisación y ausencia de programas planificados y concertados para tomar rumbo hacia un desarrollo sostenible y solidario que conjure las actuales desigualdades (p. 6, 7), iii) Millones de peruanos que conforman la base de la pirámide socioeconómica, constituyen un mercado potencial que hay que alentar para seguir creciendo, iv) A través de un pacto nacional se debe poner en marcha un Proyecto Nacional Concertado dentro de una democracia plural e intercultural (p. 9), y, v) El ayllu es la médula social de la cultura ancestral andina, robusta y vigente, una organización donde impera la reciprocidad, la solidaridad, la cooperación y el respeto por la naturaleza (p.13). A estos cinco asertos Gilberto Muñiz les suma dos verificaciones de hecho: 1) Ningún partido o movimiento muestra ganas de presentar un plan de desarrollo sostenido, inclusivo y racional que instituya el diálogo y la concertación (p.17), y 2) La cultura comunitaria en el mundo andino tiene una tradición ancestral que en la actualidad podría enriquecer los progresos de la modernidad (p.31, 41, 50-53 y 119-21).


2.   La gran tarea de la concertación nacional

Tratándose de una propuesta con ingredientes básicamente políticos sobre cómo provocar y conducir el cambio, no sorprende que implique como condición el logro de una convergencia en las percepciones y decisiones de los actores políticos. Según el autor es mediante una concertación nacional que podría establecerse una correlación de fuerzas dispuesta a converger y alinearse a partir de sentidos compartidos sobre el futuro nacional. El planteamiento elaborado al efecto, aterriza en la formulación de políticas públicas de orden constitucional, financiero, presupuestal, laboral (pp. 37-43, 124), que conllevan una real reestructuración del Estado y el perfeccionamiento de la descentralización política, fiscal y administrativa.

Acierta, sin duda, nuestro autor en su análisis de las experiencias de diálogo nacional y en la necesidad de impulsarlas para conjurar el visible resquebrajamiento de la gobernabilidad en nuestro país.

3.    Peruanizar la modernidad

El modelo comunitario, de hondas raíces andinas, pensado por Gilberto Muñiz, considera un necesario acoplamiento con las fortalezas de la globalización, en términos de asimilación racional de componentes de orden científico, tecnológico e informacional (pp. 126-30). Con este propósito, se señala cinco estrategias a incorporar en un pacto social: i) Revolución educativa para alcanzar la revolución económica del conocimiento, ii) Reparto equitativo de recursos a todos los sectores ciudadanos, iii) Predominante atención al medio ambiente y la biodiversidad, iv) Consolidación de una democracia comunitaria con respeto a las identidades culturales, y, v) Reforma radical del Estado con equilibrio de poderes.

Las estrategias enunciadas imbrican una peruanización de la modernidad con el largamente acariciado anhelo de peruanizar al Perú, esto es de hacer que el Perú encare su realidad, su historia y defina sus propósitos de futuro. Identidad con desarrollo y participación protagónica en la modernidad, podría resumir este planteamiento. Sectores lúcidos de la intelectualidad andina han manifestado precisamente que los quechuas y aymaras de los Andes no son pueblos cerrados en la resistencia a la modernidad ni mucho menos a la ciencia, la tecnología y la información. En el curso de su larga y profunda historia, los andinos se han identificado con la convivencia, el intercambio, la reciprocidad y el buen vivir (AQ Nº 17).


4.    Algunos requerimientos de operacionalización

La sana y, sin duda alguna, absolutamente bien intencionada propuesta de Gilberto Muñiz requerirá, sin embargo, de un conjunto de esclarecimientos, afinamientos, precisiones en una no poco ardua tarea de operacionalización. Esto es natural y previsible cuando se trata de llevar a la práctica postulaciones de orden político social general. Señalaré algunos requerimientos a guisa de contribuciones, en el entendido que pueden haber muchos otros a tener en cuenta.

4.1  La caracterización del ayllu contemporáneo.- Como sabemos, el ayllu fue una forma comunitaria de organización social andina prehispánica, constituida por una agrupación de familias cuyos integrantes se consideraban descendientes de un antepasado común remoto. En el ayllu se aglutinaban familias nucleares simples y familias nucleares compuestas, por lo que en sentido estricto era una familia extensa, denominada también familia de familias. Los miembros del ayllu, vinculados por relaciones de parentesco, cooperación y reciprocidad, poseían tierras en común y reconocían la autoridad de un jefe o kuraka.

Aunque el ayllu alcanzó un alto nivel de eficiencia organizacional y productiva, en particular durante la vigencia del Estado inka, debe tenerse en cuenta que luego de cinco siglos transcurridos desde la invasión europea, su estructura y funcionalidad se ha visto afectada en muchas formas y ha experimentado cambios según los contextos históricos y socioeconómicos que se han sucedido desde el siglo XVI en adelante. La utopía de permanencia inalterada de las llamadas comunidades indígenas no ha dejado de causar graves daños que han afectado al conocimiento de nuestra historia nacional, de la situación de las comunidades campesinas actuales, así como de sus posibilidades y expectativas de desarrollo.


Las llamadas comunidades indígenas contemporáneas se corresponden con realidades heterogéneas, tanto en términos de su composición social y estructura económica, como de sus contradicciones internas, sus relaciones externas y tendencias económicas y sociales. La diferenciación campesina es una realidad inobjetable.

4.2 La corrupción extendida en los niveles de gobierno descentralizado.- El 2013 la Contraloría General de la República estimó que la Corrupción en el Perú genera pérdidas por US$3.570 millones al año, afectando directamente a 9,6 millones de peruanos que viven en la pobreza, de los cuales casi 2 millones son considerados en extrema pobreza.

Buen número de presidentes regionales, ahora gobernadores, han sido investigados en los últimos años por corrupción, encontrándoseles responsabilidad. La corrupción a gran escala también se ha instalado en municipios provinciales y distritales, siendo igualmente investigados. Aún así, más del 50% de los sujetos a investigación resultaban postulando a su reelección. Dada la necesidad de que el Estado sea más incisivo en el control y fiscalización del uso de recursos públicos se ha recomendado aplicar una urgente reingeniería del sistema de fiscalización de la administración de recursos por los gobiernos regionales y municipales de todo el país. Este aspecto que, dicho sea de paso, no ha sido eludido por el autor del libro que comentamos (pp. 165-66), requerirá seguramente de un amplio debate, a fin de establecer la operacionalización de un eventual organismo rector y sancionador para el desarrollo descentralizado (p.44).


4.3 Un nuevo diseño constitucional del Estado.- Reestructuraciones radicales de la organización del Estado remiten, necesariamente a un rediseño constitucional. El consenso, para la teoría constitucional, es fundamental en la elaboración de toda carta política. Una dinámica de aproximaciones sucesivas, sirve para unificar lo diverso y da contenido homogeneizador a la Constitución. En el Perú, la regla del consenso funciono con la carta de 1979. Pese a que ninguno de los partidos o movimientos representados en la Asamblea Constituyente alcanzaba mayoría, hubo niveles de acuerdo indispensables que le dieron coherencia a la Carta Magna resultante.

En cambio, los ejes del modelo de la carta de 1993 son el liberalismo a ultranza en lo económico y el autoritarismo presidencial en lo político. Su fuente de inspiración ideológica proviene del neoliberalismo. Ya sabemos que entre las consecuencias mayores de las reformas neoliberales están: la profundización de la diferencias sociales, la exclusión, marginación, precarización del empleo, vulneración sistemática de los derechos fundamentales de las personas, legitimación del poder dictatorial de quien ejerce la Presidencia de la República, desequilibrio y subordinación de poderes respecto al ejecutivo, privatización de los servicios públicos y transnacionalización de la economía.

Si bien es cierto, que la propuesta de sociedad comunitaria, que formula Gilberto Muñiz, pugna por una democracia comunitaria que dote al ayllu de un rol decisivo en la modernidad, también es cierto que lo hace alentando su accionar dentro de una economía de libre mercado (p.11), alimentando el mestizaje social, cultural y económico (p.15) muy a tono con los planteamientos doctrinarios del partido que fundara el arquitecto Fernando Belaunde Terry. Pero es claro que una sociedad comunitaria desde el mestizaje, viene a ser un planteamiento de renuncia a la unidad en la diversidad y ese es un punto seguramente discutible que ha de preocupar a las etnias nacionales.

Está vigente el ejemplo boliviano que viene sorteando la turbulencia económica mundial con alguna soltura, gracias a las previsiones adoptadas para estimular el mercado interno y no depender exclusivamente del externo. Entre otros aciertos se halla la decisión de afianzar la función planificadora del Estado, su capacidad de invertir en el sector productivo y de redistribuir el excedente, orientándolo hacia los sectores que habían sido tradicionalmente postergados.

Ahora que nos hallamos a puertas de inaugurar un período de gobierno de derecha, pareciera que planteamientos progresistas como el presente tuvieran mar turbulento, pero no habría que descartar que por una vez en la vida la derecha apelara a toda su inteligencia para convertir el nuestro en un país industrializado optando por identificar rumbos comunitarios que nos den la oportunidad de cohesionar a la sociedad en su conjunto.


No he podido evitar ser extenso en mi comentario, por lo que me disculpo, pero un libro de la riqueza de ideas como lo es “El ayllu en la modernidad” así lo demandaba. Concluyo haciendo una invitación a viva voz: Todos a leer el libro de Gilberto Muñiz Caparó.

*El ayllu en la modernidad. Libro de Julio Gilberto Muñiz Caparó. Inversiones VLA&CAR SRL, Lima 2015. Rodolfo Sánchez Garrafa leyó este comentario la noche del 13.02.2016 en el local de la Asociación Provincial Canchis de Lima.
[1] Julio Gilberto Muñiz Caparó, periodista y radiodifusor, fue alcalde del Cuzco, diputado nacional, Secretario General de la Presidencia de la República en el gobierno del Presidente Valentín Paniagua. 

Lima, febrero de 2016.



viernes, 12 de febrero de 2016

“AQ” UNA GESTA POR LA IDENTIDAD CULTURAL*

Rodolfo Sánchez Garrafa

Desde un punto de vista antropológico el término "identidad" se vincula con conceptos de pertenencia, voluntad colectiva, creencias e intereses compartidos, sentimiento de ser parte de una colectividad, etc. Es en este sentido que puede hablarse de “identidad de grupo”, “identidad cultural”, “identidad regional”, “identidad étnica”, “identidad nacional”. He creído pertinente exponer algunas consideraciones sobre la orientación identitaria seguida por la Revista Intercultural "AQ", que son destacables al momento de presentarles su Nº 17.

1.    La identidad cultural en el ideario de “AQ”

El equipo de “AQ” a través de su ya significativa trayectoria no ha cejado en su propósito de colocar en el núcleo de la preocupación de los pueblos originarios de los Andes: los aymaras, quechuas y amazónicos, los andinos en general, el asunto de nuestra identidad cultural.

§  Hemos pensado y transmitido nuestro convencimiento de que la conciencia de nuestro ser cultural es la llave de entrada a un tiempo que debe estar signado por la inclusión, la equidad social y la amplia participación socio política.

§  Afirmamos que el reconocimiento del ser aymara, quechua o amazónico, son procesos que requieren de una maduración constructiva. No se dan por sí, se construyen. Se construyen a partir de la conciencia de identidad y, lo que es fundamental, mediante la asunción de nuestro ser cultural como sustento de un proyecto de vida. AQ ha contribuido al reto de construcción teórica y práctica.

§  Nuestra tarea ha incidido por igual en el fortalecimiento de la identidad de cada uno consigo mismo, con la realidad en que se desarrolla nuestra cultura y con nuestra historia colectiva.

§  En cuanto a la identidad consigo mismo, AQ ha mostrado una imagen positiva y ajustada de los andinos y amazónicos, de su campesinado, su empresariado, sus profesionales e intelectuales. Hemos contribuido a elevar la autoestima, la confianza y seguridad en nuestras propias capacidades.

§  En cuanto a la identidad con la realidad en que se desarrolla nuestra cultura, ha sido permanente nuestro esfuerzo por valorar la herencia social andina, el patrimonio natural y cultural que hemos recibido de las generaciones que nos precedieron, pero también hemos destacado que somos poseedores de una reserva cultural que es el germen de nuestra actual potencia creativa.

§  En cuanto a la identidad con nuestra historia colectiva, somos claros en señalar que nuestro orgullo étnico no nos lleva a soñar con la restauración del pasado, sino a forjar la grandeza de una patria sobre la base de la comprensión de nuestro propio ser cultural y la solución de las necesidades apremiantes de protección ambiental, fortalecimiento cultural y lingüístico, desarrollo integral de las poblaciones, movilización política y proyección global de nuestros pueblos en el marco del desarrollo científico tecnológico contemporáneo.


Es justo reconocer que el desarrollo de la conciencia histórica es una elaboración que partiendo de la conciencia de sí mismo y del grupo social inmediato, progresa hacia la conciencia de pertenecer a una cultura específica y a una gran unidad que, en nuestro caso, es la nación peruana.

2.  La representación político democrática
     de los pueblos andino amazónicos

Esta es otra de las preocupaciones sustantivas que ha confrontado “AQ”, teniendo en cuenta que los pueblos andinos y amazónicos carecen en el Perú de una real representación política democrática. Consideramos que las conquistas futuras exigen superar la falta de plataformas organizativas y liderazgos coherentes en torno a la diversidad cultural como proyecto social. Es preciso ir más allá de los discursos de reivindicación y del uso meramente folklórico de las expresiones culturales.

§  Para “AQ”, consolidar una vanguardia cultural es una necesidad imperiosa de los pueblos andinos quechuas y aymaras. Es dable pensar que esta tarea es actualmente posible, y lo será más en cuanto se decida convocar a los sabios de los propios pueblos, sumando la experiencia rica y variada de los migrantes y el aporte de las nuevas generaciones que en general han alcanzado niveles superiores de escolaridad.

§  La principal propuesta política de los movimientos indígenas latinoamericanos se encamina a la descolonización cultural y a la conformación de Estados plurinacionales. Debemos aclarar que este horizonte no conlleva inclinación alguna al separatismo o a la ruptura de la unidad nacional de los Estados. Se trata en todos sus extremos de una propuesta de reformulación democrática del diseño del Estado.

§  “AQ” es uno más entre los múltiples indicios de afirmación de los pueblos andinos, en búsqueda de contrarrestar activamente la estrategia de invisibilización de los pueblos andinos y amazónicos que ha venido predominando hasta hoy. Los andinos y amazónicos existimos y este es un hecho, como que no se puede tapar el Sol con un dedo. Estudiosos como M. Suxo (2008) han puesto de relieve, desde dentro, el papel de la etnicidad, es decir, la identidad andina (otros lo vienen haciendo también desde el seno de sus respectivos pueblos). La introducción de la racionalidad andina y la práctica de los valores comunitarios en procesos económicos complejos han mostrado eficacia en la gestión de empresas que atienden a los requerimientos del mercado. Formas de vida particulares, con capacidad adaptativa y creadora, pueden técnicamente servir de soporte al desarrollo económico de la población originaria en el contexto de la globalización.


El camino apunta a la obtención de una representación política auténtica y a la apertura efectiva de espacios de interlocución entre el Estado y las organizaciones andino-amazónicas deseosas de aportar propuestas para edificar una sociedad moderna con respeto a la diversidad cultural.

Este es hermanas y hermanos quechuas y aymaras, hermanos andinos del Perú, un apretado perfil del ideario que ha sostenido la labor cumplida por “AQ”. Sean mis palabras finales las de reconocimiento al esfuerzo desplegado sucesivamente por personas como Bartolomé Mamani Humpiri, Pacha J. Willka, David Quispe Machaca y Porfirio H. Calsín Zapana, quienes han tenido en sus manos la responsabilidad de coordinar la edición de cada uno de los diecisiete números de “AQ”. Honor y mérito a quienes dan su sangre y sudor por el mejor  destino de los pueblos andinos.

* Texto de la exposición que el autor hiciera en la Casa Museo Mariátegui de Lima el  03.11.2015, con motivo de presentar el número 17 de la Revista Intercultural Aymara-Quechua “AQ”.


ZEIN ZORRILLA Y LA POLÉMICA DEL INDIGENISMO Y DEL MESTIZAJE

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