sábado, 31 de agosto de 2013

Es preciso haber amado para escribir “Por las Calles del Sol”

César Nelson Elguera Barrios*

La poesía

Me propongo hacer un breve análisis e interpretación del poemario “Por las Calles del Sol” escrito por Rodolfo Sánchez Garrafa. Una antigua narración ayuda a precisar qué es la poesía. Dice el mito griego que nos transmite Luciano en sus Hermotimos:
Los dioses Minerva, Neptuno y Vulcano disputaban quién era el más hábil. Neptuno hizo un toro, Minerva inventó la caza y Vulcano formó al hombre. Se presentaron ante Momo, a quien habían elegido como juez y él al examinar las distintas obras, fue diciendo lo que sobraba o faltaba a cada una.
Las objeciones al toro y a la caza, no vienen al caso. Pero a Vulcano le reprochó no haber puesto en el pecho de 'su hombre' un ventanillo por el cual se pudiera asomar uno a sus pensamientos e intenciones y ver la mentira o verdad de lo que dijese. Sin embargo, encontramos que mucho antes de Vulcano ya había creado Júpiter un hombre que efectivamente llevaba ante el corazón la ventana echada de menos por Momo y esta ventanilla es la poesía. Desde entonces hay en la tierra hombres vulcánicos y hombres jupiterianos, que desde luego se han entremezclado y se han emparentado de mil maneras.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, da esta definición: "Poesía es la expresión artística de la belleza por medio de la palabra sujeta a la medida y cadencia de la que resulta el verso". Esta definición ha quedado a la fecha un tanto insuficiente, porque con las nuevas escuelas de vanguardia como el dadaísmo, futurismo, surrealismo, existencialismo, ultraísmo, creacionismo y muchas otras, la poesía es ante todo creación y ésta es notoria en el poemario Por las Calles del Sol, donde su autor ha puesto su expresión lírica amalgamando constantemente experiencias amorosas y familiares.

Portada. 2da.Edic. Por las Calles del Sol.
Hipocampo Editores, Lima 2012.
La fría definición de la Real Academia ha sido sustituida por otras como la de Brentano: "Poesía es un espejo mágico de soles internos que se desbordan en melodía". Vale decir, un resultado en el que se hallan expresadas las mejores emociones y los más delicados y hondos sentimientos del poeta, como se puede apreciar en el poemario Por las Calles del Sol, donde encontramos no sólo poemas de clara connotación lírica como Amanecer, sino también versos libres y épicos de concepción cosmogónica como El chupamirto imperial, que dice: Waskar Q'ente/ deleitaba su larga lengüecilla/ en néctar y mieles secretas/ Néctar de luna/ de Sol y de estrellas...
En realidad la poesía está hecha para ser oída, no para ser leída mentalmente en privado. Al ser pronunciadas las palabras se nos presentan en su plenitud total de sentido, significado y carácter musical agradable al oído, como se puede apreciar en los versos: Tus manos pequeñitas/ una tras otra/ las letras bordando van/ y en cada una de ellas/ veo cómo quedan escritas...

Desde el punto de vista estructural todo texto literario debe ser analizado e interpretado desde dos planos glosemáticos: el plano de la expresión o significante y el plano del contenido o significado.

El significante

En el plano del significante, el poemario Por las Calles del Sol muestra un estilo original y sencillo, pletórico de adornos o figuras literarias que le dan realce y categoría a cada uno de los poemas que contiene:


Anáfora:
Este amor se levanta/ Este amor vive/ este amor golpea/ este amor respira tu amor... (Amanecer)
Asíndeton o disyunción:
Ríe niña, ríe/ corre niña, corre/ vuela niña, vuela... (Niña no llores)
Topografía o paisaje:
Crecí en laderas/ entre lascas y areniscas que rodaban hacia el río./ Crecí empeñado en remontar pendientes/ esquivando torrenteras./ Y monté los lomos de una cadena de montañas/ y me desgañité compitiendo con los ecos de la tierra. (Hoy me hago un nuevo ovillo)
Metáfora:
De cerca ahora, soy yo el que tiembla/ cuando deshojas las pestañas/ de tus negros ojos... (Margarita)
La metáfora es una de las más importantes figuras dentro de la expresión literaria, los grandes vates como Vallejo, Chocano, Neruda, Octavio Paz, y muchos otros, tuvieron éxito en el manejo de este tropo, por medio del cual se transporta, por así decir, el significado propio de una palabra a otro que solamente le conviene en virtud de una comparación que reside en la mente. Como en los versos: Por tu sonrisa empedrada y tus labios/ de plaza embanderada, yo te conocí... (Por las Calles del Sol).


El significado

En el plano del significado, sabemos que cada poema conlleva un mundo de connotaciones, que van desde la más simple y familiar como en Niñita no llores, hasta la composición profunda, fantasiosa y cosmogónica como Varados en el espacio. Para interpretar cada uno de estos poemas, no bastaría una hora o dos, sino mucho más; sin embargo, considero que un poema de significación e interpretación de la vida social del hombre andino es Desde el abra, que en nuestro idioma nativo (el quechua) se traduce por Q'asa que significa cuello o garganta de las altas cumbres orográficas, por donde los antiguos arrieros y aún los actuales camioneros se deslizan y hacen un alto para apreciar el panorama del pueblo que dejamos y que en muchos casos puede ser por última vez.

El abra es el último lugar de donde se divisa el pueblo amado, en cuyas calles serpenteantes buscan en vano ansiosos los ojos de la amante que se queda.

El abra es como el divortium aquarium de los sentimientos, traspuesto este lugar, como los ojos no ven, no ven ya nada. Enorme verdad de la conseja castellana, parece uno resignarse con la ausencia del que pasa por el abra. Entonces, cuánta cosa revive el abra en el corazón de los hombres andinos y mucho más en los hombres sensibles como en el vate Rodolfo Sánchez Garrafa.

Ñukchu, fotografía de Dana Scobar

Es preciso haber amado en el pueblo serrano y haberse marchado de allí después de un kacharpari con quenas y guitarra, bien abrigado con poncho de vicuña y la chalina urdida por la amada, que queda en un lugar muy lejano de la ciudad, para sentir en todo lo que vale el lugar inanimado pero de tanta significación en el folklore y la literatura signada por el vate Sánchez.

Del abra se divisa, por postrera vez el lugar donde se ha gozado y sufrido, es el paisaje donde se encuentra el mitma milenario o el actual, que vuelve a la tierra querida, es el primer sitio donde uno se embelesa contemplando los caseríos humeantes del fondo con la promesa del próximo encuentro. Nadie mejor que el novelista José María Arguedas ha descrito el abra, en su obra Yawar Fiesta, al decir: "Desde una abra, desde una cumbre donde hay saywas de piedra y si hay quena o charango, aunque sea rondín, tocar un wayno de llegada. Ver nuestro pueblo desde arriba, mirar a su torre blanca de cal y canto, mirar el techo rojo de las casas, sobre la ladera, en la loma o en la quebrada, los techos donde brillan anchas rayas de cal: mirar en el cielo del pueblo, volando a los killinchos y a los gavilanes negros, a veces el cóndor que tiende sus alas grandes en el viento, oír el canto de los gallos y el ladrido de los perros que cuidan los corrales. Y sentarse un rato en la cumbre para cantar de alegría. Eso no pueden hacer los que viven en la costa". Ni tampoco escribir en los versos tan bien hilvanados como los que aparecen en el poemario Por las Calles del Sol.

Cuzco, mayo de 1995.

*César Nelson Elguera Barrios: Educador, Docente Universitario. Ex Decano de la Facultad de Comunicación Social e Idiomas de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco-UNSAAC. Es especialista en literatura peruana contemporánea y semántica general y aplicada. Ha investigado sobre materiales toponímicos de la Región Inka.

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