Luis Negrón Alonso
Luis Negrón Alonso es mi hermano de toda la vida. Un filósofo natural, satírico (también lo otro) y quasi cínico. Con él andé mucho en la vida, no lo suficiente, hicimos giras artísticas en noches de ronda irrepetibles. Caras veíamos, sellos también. En aquellos tiempos no veíamos doble, lo cual me apena. Pero tanto Lucho como yo siempre supimos arreglarnos y así lo haremos también de hoy a futuro (R.S.G).
Pucha, por no utilizar otra expresión más explosiva. Me ocurrió lo que a miles de hipertensos les sucedió y seguirá repitiéndose en la humanidad; vale decir, una elevada presión arterial en mi debilitada carcasa, hizo que se me produjera un derrame de sangre venosa en el iris del ojo derecho, y a ver el mundo en sólo 90°. Pero antes de este accidente, durante mis largos años tuve la oportunidad de ver la vida completa y no la desperdicié. El riego de correr la misma suerte de mi otra ventana sigue latente, y si llegara ese momento que no lo deseo pero tampoco me asusta, me valdré de la información que me prodiguen mis amigos y por supuesto los más lenguaraces que hacen sebo y pabilo de la vida de otras personas, o bien escuchar a nuestros comunicadores de radio o TV, cuyos mensajes son serios y sesudos como las que prodigan las ancianas de confesionario.
Ya estoy experimentando algunos eventos, es el caso de la coordinación óculo motriz fina y gruesa, por ejemplo manejar los cubiertos o la conexión al caminar; dificultad al leer y escribir; pues, estas actividades son como escudriñar a través de las cerraduras de la puerta. Este es el lado más sensible y mortificante, no obstante que yo no leo ni escribo ni chuchos, como expresaban los abuelos de mi generación, porque los de ahora sólo tienen su memoria en su tableta, su minicomputador o su teléfono móvil; pues, consideran que el cerebro era un órgano que los antiguos hombres usaban para pensar y tener retentiva.
Imaginen ver la vida en mitad, el ojo derecho divorciado del izquierdo y para completar la visión virar la cabeza con rapidez hacia el lado deficitario y completar la imagen, movimiento que se va tornando casi mecánico. Este hecho ocurre cuando el campo visual es amplio, no siendo así, todavía hay la opción de gozar de la belleza íntegra y dividida sutilmente como si fuera un pan francés.
Como pueden comprender, hacer un listado del déficit de ver el mundo con un solo ojo sería largo de ejecutar; sin embargo, hay otros ámbitos que no son lo físicos, donde es posible escudriñar con más probidad y certeza la vida encubierta del hombre, y el hecho empieza con uno mismo, al tratar de comprender su propia dificultad y proponerse superarlo. Recién empiezo en esta tarea y creo lograrla a futuro.
- Abuelito sólo me has dado diez soles de propina.
- Hay mi hijito, yo vi que eran veinte soles.
Cusco, 26 de agosto del 2016.
Luis Negrón Alonso
Sikuta
Tomar con ironía un cambio en el campo visual, que significa una pérdida, tiene por objeto dejar las cosas claras, ¡no me compadezcas compadre! que yo me las ingenio sin mayor esfuerzo, así que dedícate a lo tuyo, que yo me ocuparé como siempre, de lo mío...
ResponderEliminarUn saludo para mi tocayo y otro para Luis, con mi mayor afecto...
Es cierto tocayo Rodolfo Dondero. No siempre es fácil sobreponerse a las adversidades, pero el humor y la ironía son armas muy eficientes y la actitud algo edificante.
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