Miguel Ángel Castro Álvarez*
Tomé la
determinación de escribir sobre este tema, después de visitar repetidas veces las antiguas casonas
y monasterios de la ciudad del Cusco y contemplar el esplendor de sus
característicos arcos de medio punto que eternizan la vivencia de quien tiene
la oportunidad de verlas. El presente artículo está basado en los datos
tradicionales expuestos por el notable metafísico francés René Guénon, en su
obra “La Gran Triada”.
La costumbre de
construir arcos es propia de las sociedades tradicionales que, a través de este
elemento constructivo, buscan transmitir la idea del encuentro armónico entre
el cielo y la tierra. De hecho, esta no
es una idea arbitraria de alguna sociedad cuyas convenciones solo son
comprendidos por sus integrantes; sino que estuvo ampliamente generalizada en el
mundo antiguo, conforme se puede apreciar en las diversas construcciones
sagradas realizadas tanto en Mesopotamia, China, India, Egipto, como en otras sociedades tradicionales[1].
Arcos prehistóricos, Stonehenge (Imagen tomada de la web). |
Considero que el
Tawantinsuyo no fue una excepción a
estas sociedades, que no estuvo exento de
concebir y difundir a su manera
aquella misma idea, ya que tal noción se
encuentra definida de forma muy clara en la iconografía prehispánica
relacionada al trapecio. (Golte, 1994).
Pero antes de empezar nuestro estudio sobre el
simbolismo del trapecio en el mundo andino, conviene dilucidar algunos
postulados fundamentales sobre la cosmovisión Andina, de modo que permitan al
lector discernir de mejor manera sobre cada uno de ellos e interrelacionarlo,
debidamente, cuando requiera el caso.
El ternario celestial
La cosmovisión andina se desarrolla a partir de un
principio ternario celestial (Ver Fig. 01) compuesto por un elemento binario
(masculino-femenino)[2]
y
otro unitario de propiedad ontogénica[3]. Así se entiende que el cosmos andino presenta tres
niveles: el mundo masculino de arriba o Hanaqpacha; el mundo femenino de abajo
o Ukhupacha y el mundo del Estar- Aquí o Kaypacha. Esta última sostiene a las que la anteceden y es, a la
vez, punto de encuentro y germinación de ambas realidades que corresponde
también a la realidad humana (Kuch, 2007).
Fig. 1. Ternario celestial. |
El cuaternario terrestre
Cuando
escuchamos o leemos la palabra tawantinsuyo, nos viene a la mente de manera
inmediata el significado de esta palabra: la distribución geográfica en cuatro
regiones del territorio en la que estaba asentada la civilización Andina. Esta
noción nos servirá para introducirnos en el significado y el simbolismo que
adopta el número 4; Tawa, en quechua, visto desde la perspectiva geométrica.
La
figura cuadrilátera que representa a este número se forma a partir de la
reflexión horizontal de un triángulo equilátero, mediante la proyección
vertical y simétrica del principio unitario, en relación a la base, apareciendo
el reflejo de este primer término, en el plano de reflexión por la base misma,
es decir, no siendo ésta más que el plano medio donde se sitúan los dos
términos complementarios que surgieron del primer término y que producen el
último tal como aparece en la figura 02.
Fig. 2. Cuaternario terrestre. |
El
cuadrilátero puede ser considerado como la base misma de la existencia del
mundo, razón por la cual es el símbolo de la Pachamama. Para hacer efectiva su operación, la
Pachamama necesita de la influencia divina del Inti, es decir, los
dos símbolos geométricos aquí expuestos se encuentran sintetizados en el
gráfico del altar mayor del Coricancha, reproducido por Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui
Salcamaygua entre los siglos XVI y XVII, el cual puede servir de referencia
para la comprensión simbólica[4]. Como bien podemos notar, el dibujo está
compuesto de un triángulo, donde se ubican las principales divinidades
celestiales; debajo del triángulo se adhiere un cuadrado, el cual contiene a su
vez el resto de entidades que constituyen el panteón andino (Ver Fig. 3).
Fig. 3. Gráfico elaborado a partir del original de Pachacuti Yamqui Salcamayhua |
Dicho esto, ahora,
nos internamos de lleno en el examen del tema propuesto: El simbolismo del trapecio.
En primer lugar,
debemos señalar que el trazo del trapecio andino y su correspondiente uso en
hornacinas, ventanas y puertas de los
templos u otros edificios dedicados al uso “sagrado” o “doméstico” tiene equivalencia simbólica con el arco
arquitectónico oriental, ya que se trata de estructuras constituidas
esencialmente por la superposición de figuras que denotan el encuentro del
cielo con la tierra. Hecho fundamental en todas las mitologías tradicionales,
generadora del “cosmos” en conjunto. Si bien presentan algunas diferencias particulares
como: el arco de medio punto, representado por la superposición de un círculo y
un cuadrado; mientras que en el trapecio se superponen un triángulo y un
cuadrado. Cabe señalar, además, que el trapecio no es en realidad sino la forma
bidimensional y sección vertical de una pirámide trunca cuya base menor
corresponde, evidentemente, al punto más elevado de este tipo de
construcciones.
Pirámides moche. http://www.escuelapedia.com/ |
Ahora bien, en la arquitectura del mundo andino, la
estructura trazada en hornacinas, ventanas y puertas, presenta el trapezoide simétrico en relación con el eje central,
vertical y no visible de la construcción, el cual señala el centro
espiritual de la figura[5]. Este punto se identifica virtualmente con el “principio unitario y ontogénico”.
Esta es la verdadera razón por la que un trapezoide es considerado como un
altar sagrado ya que, simbólicamente, en él se cumple la manifestación del
principio fundamental de la existencia. Así es cómo el trapecio, de forma
general, constituye un símbolo del cosmos, pues representa la manifestación,
producida por la irradiación del centro ontogénico.
Nichos con trapezoide inscrito. Choquequirao, Cusco. Foto extraída de wiki.sumaqperu.com |
Podemos comprobar
lo expresado cuando examinamos un nicho construido al interior de la hornacina.
Hallaremos un sentido simbólico muy profundo, debido a que el nicho señala una abertura que nos conduce
al interior o más acá del cosmos. En
razón de ese simbolismo, la construcción del trapecio es, propiamente, la
realización constructiva de un modelo cósmico y que, por eso, puede servir
normalmente de “soporte” a una iniciación espiritual.
*Antropólogo egresado de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, con estudios de Maestría en Filosofía por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Actualmente es Coordinador de Cementerio Museo Patrimonial de la Almudena de Cusco.
[1] Entre los ejemplos más característicos pueden citarse, el stûpa búdico, la qubbah islámica, cuya forma es exactamente semejante a los arcos empleados por la civilización caldea en el tercer milenio a. C.
[2] Los elementos binarios, es decir el 2 y 3, correspondientes a los principios femenino y masculino respectivamente, al interactuar generan el número 5, cuyo equivalente simbólico es la +, signo que representa al aspecto complementario y equilibrante de los opuestos. Viene a ser el punto que asegura la subsistencia y la reproducción de la existencia universal.
[3] El término ontogenia deriva de Ontos, participio presente del verbo griego einai, ser. Se refiere al desarrollo del individuo, en especial en el periodo embrionario. Churata emplea la palabra ontogenia para denominar el alma colectiva del cual deriva toda criatura humana (ver Churata, 2010).
[4] Gráfico extraído de Wikimedia.org - (Orig.:) Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamayhua, Juan de (1613). Relación de las antigüedades deste Reyno del Piru. (Secund.:) Marcos Jiménez de la Espada (ed., 1879). Tres relaciones de antiguedades peruanas. - Madrid, Imprenta y fundicion de M.Tello. p. 257.
[5] Es común encontrar en la arquitectura tradicional andina el uso de dos puntos paralelos que señalan, a su vez, el fundamento de cualquier estructura. Estos dos puntos señalan el “centro espiritual” por donde se manifiesta la divinidad y el “centro terrenal” por donde se expresan los ancestros.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CHURATA,
Gamaliel
2010 Resurrección
de los Muertos/ Alfabeto del Incognoscible. Edit. ARN. Lima.
GOLTE,
Jürgen
1994 Íconos
y narraciones. La reconstrucción de una secuencia de imágenes Moche. IEP. Lima.
KUCH, Rodolfo
2007 Obras completas. Pocket- 1ª ed. Fundacion Ross, Santa Fe, Argentina.
PACHACUTI
YAMQUI SALCAMAYHUA, Juan de Santa Cruz
1993 Relación
de antigüedades deste reyno del Piru [1613]. Estudio etnohistórico de Pierre
Duviols y César Itier. IFEA/ CBC, Cusco.
SANCHEZ
GARRAFA, Rodolfo
2015 Apus de los
Cuatro Suyos. Edic. IEP-CBC, Cusco, Perú.