sábado, 30 de noviembre de 2013

ELEGÍA A UN AMIGO

Luis Negrón Alonso

Aurelio: He venido hasta este lugar, el inicio de un nuevo camino que ha de conducirte a lontananza, a lo desconocido, y estoy convencido que saldrás bien librado de este trayecto.

 
Estoy acá, no para ensalzarte ladinamente, expresando que fuiste un dechado de virtudes, sino para testimoniar que fuiste un hombre con virtudes y defectos como todos los mortales, y que el juzgamiento de tu tránsito por esta vida será muy personal, atendiendo a lo que procese cada quien en su cerebro y corazón.

De lo que puedo dar fe es que viviste intensamente, y lo hiciste en el momento, sin considerar el cálculo del futuro, angustia característica de aquellos hombres conscientes de su paso efímero y fugaz por esta existencia. La recompensa de una conducta como la tuya suele ser harto pródiga en amigos, amores imaginarios y furtivos, momentos de algazara y éxtasis, así como copas dulces y mayoritariamente amargas, que tú supiste escanciar sin demora ni preocupación, sólo pensando en vivir el presente a plenitud, compartiendo alegría y con el deseo de que el evento se repita con frecuencia, como así era. Vivir intensamente, sin reservas, sin pensar en la gloria y acompañado de amigos y contertulios, fue una manera grata de vivir.
 
Aurelio, ahora que conversamos juntos por última vez en esta tierra hermosa, quiero recordarte la Oda al Vino que escribió en el siglo XI el árabe Omar khayyam, y que dice:

¿Por qué vendes tu vino, mercader? -- ¿Qué pueden darte a cambio de tu vino? ¿Dinero...? ¿Y qué puede darte el dinero? ¿Poder...? ¿Pues no eres el dueño del mundo cuando tienes en tus manos una copa? ¿Riqueza...? ¿Hay alguien más rico que tú, que en tu copa tienes oro, rubíes, perlas y sueños...? ¿Amor...? ¿No sientes arder la sangre en tus venas cuando la copa besa tus labios? - ¿No son los besos del vino tan dulces como los más ardorosos de la hurí? Pues si todo lo tienes en el vino, dime mercader, ¿por qué lo vendes?

Poeta; porque haciendo llegar a todos mi vino, doy poder, riqueza, sueños, amor...; porque cuando estrechas en tus brazos a la amada me recuerdas; porque cuando quieres desear felicidad al amigo, levantas tu copa; porque Dios cuando bendijo el agua la transformó en vino, y porque cuando bendijo el vino se transformó en sangre... Si te ofrezco mi vino..., poeta, ¡no me llames mercader!

Aurelio, no fuiste el poeta, ni el mercader, aunque estuviste más próximo a este último, porque utilizaste su mercancía justamente para construir un edificio sólido de amistades y vivir seguro en esa fortaleza, después de haber prodigado atención a tu familia.


Es hora de despedirnos y no creo que pueda ser de otro modo, sino derramando en los rostros y ojos anegados por la tristeza, a guisa de brindis póstumo, estos versos que antaño repetían los transportistas del huarisnoque y los campesinos que labran la tierra y de quienes amamantaste mucha sabiduría:

Apu yaya yawraq unu
Kañamamaq churin
Urqun q’asanta wasapasmusqanki
Kunkaykipas ch’awar washkhawan watasqa
Hanpuy mamallay sunquyman
Tukuy llakiyniyta thasnuykuy
 

Adiós, Aurelio. Tupananchiskama.

Cuzco, 18 de mayo del 2013

 
Luis Negrón Alonso: Antropólogo, escritor satírico conocido como “Sikuta”, gran amigo y hermano. In Memoriam por Aurelio Carmona Cruz (+).

 

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