miércoles, 1 de junio de 2011

Cantos de caza

La Enciclopedia de los Símbolos de U. Becker (1996) registra que la cetrería como arte de caza estuvo reservada a los príncipes. Los vikingos practicaron este arte. Durante el Renacimiento el halcón encapirotado significó la esperanza de la luz llamada a disipar la obscuridad y aparece, a veces, en combinación con la divisa post tenebras spero lucem.

De mi cosecha, entiendo que la crianza de falcónicas interesó a los antiguos chinos, y más cerca de nosotros también a los mayas y aztecas.

El halcón es entonces un símbolo esotérico, pero también un recurso metafórico de uso feliz en la poesía. Creo que a muchos les agradará leer sobre esto a tres poetas de distinta vena y de distintos tiempos. He aquí sus cantos de caza:

CANTO IV
Lo que siento en mi sangre como un reloj de arena,
cerca de algún retrato, del hilo y del salero;
lo que escucho en mi sangre como un rumor del día,
cuando una mariposa de la noche
viene a besar la sombra de nuestro corazón;
lo que escucho en mi sangre como acordes de luto,
cuando todo se apaga y todo es un ayer,
con rostros, con cenizas y manos en la sombra;
lo que escucho en mi sangre como grano que cae
en la penumbra de los aposentos,
donde el espejo de hundida confidencia
destruye vanamente las máscaras del hombre:
lo que escucho en mi sangre como flautas del sol,
cuando mis hijos danzan en torno a mi existencia
como en una lejana colina de vendimias;
cuando el pensamiento transforma mis secretos
en abismos de yedras,
y reclino mi frente sobre el vino nocturno;
cuando siento mis pasos en la tierra,
cuando digo: tierra,
y sé que estoy aquí iluminándome,
amándola y oyendo su mandato, que es el existir,
en lo que desciende en secreto hacia mi muerte:
rumor que me sostiene y me dibuja
en mi retrato antiguo,
con un halcón sobre el hombro,
en la penumbra de tus olivares:
marco de la conciencia,
enigma de viejos muros,
caída de la luz en la tristeza,
heno en la tarde, nubes de soledad,
higueras de la noche en forma de esqueletos,
mirada hacia la sombra del jaguar.
Vicente Gerbasi

OJOS DE HALCÓN
Si tuviera que pintarte buscaría versos
como de costumbre
no hay mejor espejo
que tan sólo un par de letras
donde mirarte
ahí te encuentro
tus virtudes y defectos
tus gestos de papel
tus manos
manos que quieren entender mis versos
ojos de halcón bien entrenado
...........
si tuvieras que pintarme no busques nada
no quieras encontrar poema que me trace
yo acomodo las palabras en mi bolso
y viajo por tus ojos
viajo
llego a tu cerebro atento
y entonces trato de acostarme
en su regazo.
L.B.


EL HALCÓN MOTEADO CALA SOBRE MI
El halcón moteado cala sobre mí,
y me acusa lamentándose
por mi charla y mi pereza.
Yo también soy indomable, yo también soy intraducible.
Sobre los techos del mundo,
resuena mi bárbaro graznido.
El último celaje del día,
se detiene a esperar por mí,
lanzo mi figura, tras las otras,
reposando verdaderamente en cualquier
sombra silvestre.
Me insta engatusándome hacia la bruma,
y hacia la oscuridad.
Me alejo como el aire,
sacudo mi bucle blanco en el sol fugitivo.
Vierto mi carne en remolinos,
y la dejo arrastrar por la mueca del encaje.
Me entrego, a mí mismo, al barro,
para brotar en la hierba que amo.
Si me necesitas, búscame en la suela de tus botas.
Apenas sabrás quien soy,
y lo que quiero decir.
No obstante soy tu buena salud,
y filtraré con filamentos tu sangre.
No desfallezcas si no me encuentras pronto.
Si no estoy en un lugar, búscame en otro.
En algún lugar te estaré esperando.
Walt Whitman

¿Cómo estuvo esto?

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