Pocas
veces
me
he
sentido
así
como
metido en un campo de girasoles
Me
ocurrió un día mientras veía una película
ya
clásica de Vittorio De Sica
Me
sucedió también al conocer un maestro
sapiente
y diestro en el arte del magisterio
y
la i luz i on.
Entre
tanto la luna atraía mis inflorescencias con
su
canto
tan
especial
de
paloma enamorada y en pleno día
arrebatábame
hacia los predios encantados
de
la noche.
Pero
no hay quien se resista a
los
rayos
del
sol
de
madrugada de esos que te jalan la pita
de
marioneta o te aplican una soberana patada
sin
contemplación alguna.
El
amor sin medida ni aderezo está en todo lado
en
el latido de sístoles y diástoles de apóstoles
y
mirones
sino
no se explica por qué giramos de
unos
a
otros
ojos
por
qué vamos de unas a otras bocas
de
unos a otros pelos
de
unos a otros nombres.
Cuando
la luna se oculta desespero por el amanecer
es
que al romperse los conjuros vuelvo otra vez
a
soportar la prisa vascular mientras
¡Oh
soles!
¡Oh
soles!
¡Oh
soles míos que giráis y giráis
y
a vuestro morro sin falta tornáis!
El
morro de marras el morro aquel de los girasoles
que
lleno de antenas se dobla en mi espalda
sin
querer.
Un saludo especial para todos los seguidores y seguidoras de este blog. Gracias por vuestra constancia.
ResponderEliminarEste poema está incluido en mi libro "Helio-tropos" Hipocampo Editores 2014. Lo pueden encontrar en Librería Distribuidora Quetzal (Feria del Libro en San Borja) o solicitarlo delivery a Biblioteca Limense.
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