Rodolfo Sánchez Garrafa*
Con
el libro “Alasitas. Discursos, prácticas
y símbolos de un liberalismo aymara altiplánico entre la población de origen
migrante en Lima” Jürgen Golte suma, ahora escribiendo en coautoría con Doris
León Gabriel, un texto más a sus importantes trabajos sobre el mundo andino.
Sería innecesario explayarse, en esta oportunidad, sobre este aspecto que ya ha
merecido numerosos reconocimientos. Me limitaré a formular un comentario
preliminar y luego expondré algunas observaciones puntuales.
1. Prolegómeno
Hace
unos años, escribí el prólogo al libro “La
voz de una nación. Los aymaras de Lima Metropolitana. Caso Unicachi” (2008)
de Moisés Suxo Yapuchura que trata sobre las estrategias de la población andina
migrante en la conquista de la Gran Lima. De aquel texto me limitaré a recoger
tres ideas que tienen relación con el libro que hoy se presenta: 1) Los aymaras
son un pueblo familiarizado ancestralmente con una movilidad altiplánica de
intercambio de bienes a larga distancia. 2) La figura del eqeqo, una suerte de divinidad o héroe popular que cargado de
productos recorre grandes espacios geográficos y que hoy está ligado a la
abundancia, la prosperidad y la riqueza, resulta emblemática respecto a la
gesta empresarial de los aymaras migrantes en Lima. El eqeqo se ha instalado en Lima; y, 3) La existencia o no de una
burguesía étnica aymara está circunscrita a términos especulativos y requiere
de información pertinente.
En
cuanto a lo primero, Golte y León, remarcan que la actividad principal de los
pastores altiplánicos, desde épocas prehispánicas era la organización del
comercio caravanero a lo largo de los Andes (p. 93). Los aymaras desarrollaron
a partir de la domesticación de la llama y de la baja productividad de la
agricultura altiplánica, un sistema de intercambio por medio de caravanas de
llamas (p. 15), vinculado, hoy en día a un pensamiento que se orienta al logro
del bienestar y la prosperidad económica (p. 280). Esta es una verificación
histórica importante.
Sobre
lo segundo, siempre tuve la impresión que la migración aymara a Lima y otros
focos de atracción, más que una avanzada encubierta para permitir una invasión
posterior, era una especie de retorno a territorios ya inscritos en la memoria
social y que el eqeqo, en este
sentido, simbolizaba muy bien el carácter de arribo para el restablecimiento de
un ancestral circuito de intercambio y por qué no, adaptándose a los tiempos,
de un circuito de intercambio mercantil y de conversión de bienes
manufacturados en capital circulante. Desde luego que en el 2008 era ya más que
evidente la instalación del eqeqo en
Lima. En este sentido, el aporte etnográfico del libro de Golte y León que hoy
comentamos es notable y cubre: una explicación sobre el carácter y atributos
del eqeqo, junto a diversos atributos
de las alasitas actuales, la feria de las alasitas en Puno, la producción y comercio
de las alasitas en el altiplano puneño, las peregrinaciones y la expansión de
las alasitas a Lima, para finalizar con una aproximación a los clientes y su
consumo en los mercados y ferias de Lima. Es decir, un amplio marco cultural.
Respecto
al tercer enunciado, por el que afirmábamos que la existencia o no de una
burguesía étnica aymara está circunscrita a términos especulativos y requiere
de información pertinente, el libro alasitas
hace algunos aportes y puntualiza
que las poblaciones altoandinas migrantes presentan trayectorias de
comerciantes-productores (como la producción de alasitas se entiende), más
semejantes a las “nuevas burguesías” que a los obreros y la fuerza asalariada
(p. 277). Tal población está involucrada en una organización capitalista como
fuerza de trabajo, pero busca su independencia y sus integrantes, cuando pueden,
tratan de situarse en la pequeña burguesía (p. 278). De manera más enfática,
afirman que la cosmovisión desarrollada por las culturas altiplánicas tiene
características que favorecen una suerte de “acumulación primitiva” de una
burguesía nacional (p. 31) y con ello llevan muy lejos su trabajo.
Los
temas que han motivado este prolegómeno están, de hecho, consistentemente
estructurados en el libro de Golte y León, aunque cabe –desde mi punto de vista–
formular algunas observaciones.
[Las alasitas. Miniaturas vendidas en Puno. (Foto: El Comercio)] |
2. La producción, intercambio y comercio de miniaturas
La
significación de alasitas como acto de intercambio de bienes y compraventa de
miniaturas en particular, se documenta al menos desde principios del siglo
XVII. El propio Bertonio (1984 [1612]: T. II p.9) registra alatha como comprar y vender, alasita
como comprar propiamente. La conversión de manufacturas artesanales
tradicionales en mercancías objeto de compraventa, satisfaciendo una demanda
del mercado, parece haberse producido rápidamente. Golte y León advierten bien el
término alaasitha traducido como
dejarse crecer las uñas, cabello, etc., y con ello llaman la atención sobre el
uso de miniaturas como ofrendas a los muertos (práctica por lo demás
ampliamente documentada en los Andes), satisfaciendo una práctica de
reciprocidad con los ancestros. Los ofrendantes esperan que los muertos
aseguren el agua para los cultivos y abrevaderos del ganado así como la
reproducción de las especies, eso está muy claro: la multiplicación (Mendoza,
citada en fs. 49), sentido también presente en la pasada de kirkincho (que no
pertenece originalmente al contexto de alasitas pero que conjuga con la idea) a
partir del hecho verificable de que esta especie se distingue por ser
prolífica, por lo que cumple un papel representacional similar al del alacrán entre
los antiguos moche.
De
existir una condición ideológica para la expansión del comercio de alasitas,
quisiera manifestar que esa condición es marcada probablemente de manera más
nítida en la mentalidad de los compradores que en la de los propios
comerciantes de alasitas. La demanda actual en una sociedad de consumo como la
nuestra, es variada y en materia de incertidumbre y necesidad de seguridad
surgen como sabemos requerimientos exóticos y hasta extravagantes a satisfacer
aunque ello descontextualice los elementos y prácticas que se consumen.
En ese sentido habría
que sumar las alasitas del presente a una oferta muchísimo más amplia (rituales
de florecimiento, limpia con ruda, limpia con cuy, compactamientos, amarres,
amuletos de la buena fortuna, entre otros) que es demandada por una población
creciente de consumidores y que en el mercado limeño ya no tiene una identidad
propia, aspecto que de por sí se impone en la información proporcionada por
Golte y León.
Escena en feria de alasitas. |
3. Las alasitas como
actividad lúdica
Pukllanapata
es un lugar designado para los rituales de “tinku”,
particularmente asociados a los carnavales en la actualidad. A la manera del agón griego y no del ludus latino, el pukllay conlleva disputa, desafío y contienda entre las partes en
encuentro confrontacional, como comportamientos propiciatorios de la
reproducción o multiplicación de las especies. Las alasitas como actividad
lúdica parece, en esta perspectiva, una idea básicamente mestiza y occidental.
Agreguemos
que el juego de negocios, como evidencia de ideales consumistas de los
campesinos que hacen sentido mediante el dinero (Poole citada en p. 50-1) es
una afirmación sino totalmente falsa al menos discutible, como bien lo señala Glynn Custred (1974: 253), el sistema de
intercambio alentado por los desplazamientos caravaneros de la sierra alta
depende sólo parcialmente del uso de dinero. Con buen juicio Golte y León remarcan
que no tiene sentido la afirmación de las alasitas como un juego mercantil.
Ceramios y ornamentos en miniatura hallados en Waka Mateo Salado. |
4. El eqeqo y la lógica
de las miniaturas de alasitas
El eqeqo o alakipiri, con la
apariencia actual, es por su parte un personaje/objeto más, que responde a la
lógica de las miniaturas de alasitas. En contextos funerarios es frecuente
hallar pequeñas representaciones humanas sea de cerámica o de metal. Parece
razonable seguir a Fernández Juárez (1998: 155), para quien eqeqo no
está presente en los hogares campesinos aymaras, sino que propiamente prima en
el contexto cultural de los “cholos”. De ser así constituiría una adaptación a
la nueva estructura social colonial y republicana, donde los mestizos urbanos
incursionan en el comercio ambulatorio de bienes así como a través de la
arriería, podría decirse que un poco a la manera del comercio de retablos o
“San Marcos” en la región ayacuchana. Los negociantes altiplánicos, muy a
propósito del calendario ferial anual, habrían adoptado al eqeqo como
representación de ancestros propiciadores de la reproducción de mercadería. A
esto habría que sumar la observación de Golte y León sobre la apariencia del eqeqo,
tez clara, bigotes y vestimenta de mestizo (saco y pantalón tipo terno que hoy
en día se ha generalizado). Llama la atención las arrugas que se observa en el
registro de Posnansky (1903) que remarcan la asociación de eqeqo y ancestro
momificado, muy distante del personaje rechoncho, de enormes ojos, cachetón y
sonriente, adoptado como imagen comercial vendedora en los medios de
comunicación masiva actual.
5. Muerte y renacimiento en el calendario ceremonial andino
Requiere comentario de nuestra parte el carácter solsticial de la fiesta de Qoylluriti, que corresponde, efectivamente, a la
época de preeminencia de las divinidades del cielo diurno (p. 176). Las
estrellas se refugian en el cielo nocturno de Awsangate, como las antiguas
wakas perseguidas por Tunupa. La Semana Santa, pese a su arraigo en los Andes
no conjuga bien en el mes de abril porque su celebración está pensada para otro
hemisferio, salvo la idea de resurrección que se evoca en la Pascua
correspondiente. La festividad en su conjunto se presenta como un tráiler del
nuevo testamento. El otro ejemplo de Golte y León es más preciso, cae
exactamente en el tiempo mítico andino que le corresponde, el de la
preeminencia de las divinidades nocturnas o del mundo de adentro, como
Pachacamac. En los Andes se pasa por alto la incongruencia de un Cristo que
entra a Ukhupacha para rejuvenecer y antes de alcanzar la plenitud de su
poder vuelto a la luz es crucificado una vez más. Quizá una lógica de Pachacuti
(como trastrueque del tiempo-espacio) esté subsumiendo este contrasentido (o la
convicción de una divinidad extranjera, Siñaqara, un llacuash más que
halla refugio en los altos nevados, donde va a enseñorearse un nuevo sol
Punchaw).
6. Las alasitas y el espíritu de la economía liberal
Eqeqo en Puno. |
a) Merece considerarse el hecho que en el
seno de la sociedad occidental contemporánea se advierte un incremento de
situaciones existenciales de vacío o sinsentido, inmediatez, soledad,
incomunicación, desamparo, inseguridad con las consecuentes manifestaciones de
angustia y disociación, las cuales impulsan una búsqueda desesperada y
compulsiva de caminos espirituales y también de recursos psicoterapéuticos,
que no deja de tener impacto en el crecimiento de la demanda de recursos
tradicionales, entre los cuales hallan lugar la magia y/o sabiduría de las
culturas ancestrales.
b) Junto al movimiento caravanero
altiplánico, se impone considerar la experiencia del antiguo pueblo de los
kallawayas, famoso por sus médicos tradicionales ambulantes que han recorrido
toda Sudamérica, y que tienen como núcleo la región de Charazani y Curva, en la
provincia de Bautista Saavedra del departamento de La Paz. Este pueblo continúa
practicando una cuidadosa manera de guardar plantas maceradas y secas para ser
transportadas durante largas jornadas y, por la naturaleza de su actividad,
habría establecido milenarios nexos entre los Andes y el piedemonte amazónico.
c) De 1898 en adelante se produce la
presencia de misioneros de la Iglesia Adventista en la región de Puno. En algo
más de un siglo el adventismo consiguió potenciar las capacidades culturales de
los aymaras para dejar el atraso y la falta de instrucción. No cabe duda que la
ideología protestante fortaleció valores dirigidos a una más ventajosa posición
en las interacciones comerciales, se aprendía a leer para no ser engañado en el
mercado, para acceder a mecanismos de autosuficiencia, independencia y mejorar
las expectativas de vida (Núñez Núñez 2008). En este caso, visiblemente la
expansión del adventismo en el altiplano favoreció una mejor adecuación y
oportunidades de participación dentro de un sistema predominantemente
capitalista mercantil en los Andes, y hasta donde sabemos los adventistas son
excelentes comerciantes y empresarios, con gran sentido del ahorro y de una
vida austera con vistas al éxito económico, sin que en ellos se perciba la más
mínima valoración de las alasitas.
d) El éxito empresarial, el ideal de
ascenso social mediante la acumulación de bienes materiales a través de su
inserción en el mercado, es independiente de la creencia y participación en las
alasitas. Los aymaras están en la actividad de intercambio mercantil
favorecidos por su ubicación geopolítica, su vocación histórica e incursionan
decididamente en todo rubro que asegure ganancias dentro o fuera del orden público,
artesanía, industria, ejercicio profesional, contrabando, narcotráfico, política,
etc. Y, finalmente,
e) Weber ([1904-5] 2013: 223) intenta
probar que el espíritu ascético del cristianismo (entiéndase la ética
protestante) fue el que originó uno de los factores que intervinieron, a su
vez, en el nacimiento del moderno espíritu capitalista, propuesta que no parece
ser equiparable a la vinculación entre una cosmovisión que favorezca la
acumulación primitiva y el espíritu capitalista presente en el ethos del liberalismo burgués. El
liberalismo está establecido, no se halla en gestación y en los Andes estamos
hablando de un escenario obviamente distante a un fenómeno europeo del siglo
XIX.
Fuera
de estas observaciones discutibles, que se originan precisamente en el carácter
provocador del volumen que acabamos de comentar, no puedo dejar de concluir
señalando que la comunidad académica en ciencias sociales recibe una
contribución significativa con el estudio de las alasitas realizado por J. Golte y D. León, que seguro ha de
merecer muchos otros acercamientos y el debate consiguiente.
Referencias
bibliográficas
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1974 Llameros
y comercio interregional. En Reciprocidad e intercambio en los
Andes peruanos;
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FERNÁNDEZ
JUÁREZ
1998 Iqiqu y anchanchu : enanos, demonios y
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de la Société des Américanistes, Vol. 84 Nº 84-1.
GOLTE,
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2014 Alasitas.
Discursos, prácticas y símbolos de un liberalismo aymara altiplánico entre la
población de origen migrante en Lima. UNJ/IEP/CBC, Lima.
MENDOZA,
Zoila
2010 La fuerza de los caminos sonoros: caminata y
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año XXVIII (28): 15-38.
NÚÑEZ
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2008 Presencia
protestante en el altiplano peruano. Puno, 1898-1915. El caso de los
Adventistas del Séptimo Día: actores y conflictos. Tesis EAP Antropología,
UNMSM, Lima.
POOLE,
Deborah
1988 Entre el milagro y la mercancía: Qoyllur
Rit’i. En Márgenes 2 (4): 101-119.
WEBER,
Max
2013 La
ética protestante y el espíritu del capitalismo. Globus, Madrid.
* Rodolfo
Sánchez Garrafa, antropólogo
(UNSAAC), magister en Antropología (PUCP), doctor en Ciencias Sociales (UNMSM).
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