domingo, 12 de abril de 2015

ALASITAS EN LA LÓGICA MERCANTIL CONTEMPORÁNEA

Rodolfo Sánchez Garrafa*

Con el libro “Alasitas. Discursos, prácticas y símbolos de un liberalismo aymara altiplánico entre la población de origen migrante en Lima” Jürgen Golte suma, ahora escribiendo en coautoría con Doris León Gabriel, un texto más a sus importantes trabajos sobre el mundo andino. Sería innecesario explayarse, en esta oportunidad, sobre este aspecto que ya ha merecido numerosos reconocimientos. Me limitaré a formular un comentario preliminar y luego expondré algunas observaciones puntuales.

1.     Prolegómeno
Hace unos años, escribí el prólogo al libro “La voz de una nación. Los aymaras de Lima Metropolitana. Caso Unicachi” (2008) de Moisés Suxo Yapuchura que trata sobre las estrategias de la población andina migrante en la conquista de la Gran Lima. De aquel texto me limitaré a recoger tres ideas que tienen relación con el libro que hoy se presenta: 1) Los aymaras son un pueblo familiarizado ancestralmente con una movilidad altiplánica de intercambio de bienes a larga distancia. 2) La figura del eqeqo, una suerte de divinidad o héroe popular que cargado de productos recorre grandes espacios geográficos y que hoy está ligado a la abundancia, la prosperidad y la riqueza, resulta emblemática respecto a la gesta empresarial de los aymaras migrantes en Lima. El eqeqo se ha instalado en Lima; y, 3) La existencia o no de una burguesía étnica aymara está circunscrita a términos especulativos y requiere de información pertinente.

En cuanto a lo primero, Golte y León, remarcan que la actividad principal de los pastores altiplánicos, desde épocas prehispánicas era la organización del comercio caravanero a lo largo de los Andes (p. 93). Los aymaras desarrollaron a partir de la domesticación de la llama y de la baja productividad de la agricultura altiplánica, un sistema de intercambio por medio de caravanas de llamas (p. 15), vinculado, hoy en día a un pensamiento que se orienta al logro del bienestar y la prosperidad económica (p. 280). Esta es una verificación histórica importante.

Sobre lo segundo, siempre tuve la impresión que la migración aymara a Lima y otros focos de atracción, más que una avanzada encubierta para permitir una invasión posterior, era una especie de retorno a territorios ya inscritos en la memoria social y que el eqeqo, en este sentido, simbolizaba muy bien el carácter de arribo para el restablecimiento de un ancestral circuito de intercambio y por qué no, adaptándose a los tiempos, de un circuito de intercambio mercantil y de conversión de bienes manufacturados en capital circulante. Desde luego que en el 2008 era ya más que evidente la instalación del eqeqo en Lima. En este sentido, el aporte etnográfico del libro de Golte y León que hoy comentamos es notable y cubre: una explicación sobre el carácter y atributos del eqeqo, junto a diversos atributos de las alasitas actuales, la feria de las alasitas en Puno, la producción y comercio de las alasitas en el altiplano puneño, las peregrinaciones y la expansión de las alasitas a Lima, para finalizar con una aproximación a los clientes y su consumo en los mercados y ferias de Lima. Es decir, un amplio marco cultural.

Respecto al tercer enunciado, por el que afirmábamos que la existencia o no de una burguesía étnica aymara está circunscrita a términos especulativos y requiere de información pertinente, el libro alasitas hace algunos aportes y puntualiza que las poblaciones altoandinas migrantes presentan trayectorias de comerciantes-productores (como la producción de alasitas se entiende), más semejantes a las “nuevas burguesías” que a los obreros y la fuerza asalariada (p. 277). Tal población está involucrada en una organización capitalista como fuerza de trabajo, pero busca su independencia y sus integrantes, cuando pueden, tratan de situarse en la pequeña burguesía (p. 278). De manera más enfática, afirman que la cosmovisión desarrollada por las culturas altiplánicas tiene características que favorecen una suerte de “acumulación primitiva” de una burguesía nacional (p. 31) y con ello llevan muy lejos su trabajo.

Los temas que han motivado este prolegómeno están, de hecho, consistentemente estructurados en el libro de Golte y León, aunque cabe –desde mi punto de vista– formular algunas observaciones.

[Las alasitas. Miniaturas vendidas en Puno. (Foto: El Comercio)]

2.     La producción, intercambio y comercio de miniaturas
La significación de alasitas como acto de intercambio de bienes y compraventa de miniaturas en particular, se documenta al menos desde principios del siglo XVII. El propio Bertonio (1984 [1612]: T. II p.9) registra alatha como comprar y vender, alasita como comprar propiamente. La conversión de manufacturas artesanales tradicionales en mercancías objeto de compraventa, satisfaciendo una demanda del mercado, parece haberse producido rápidamente. Golte y León advierten bien el término alaasitha traducido como dejarse crecer las uñas, cabello, etc., y con ello llaman la atención sobre el uso de miniaturas como ofrendas a los muertos (práctica por lo demás ampliamente documentada en los Andes), satisfaciendo una práctica de reciprocidad con los ancestros. Los ofrendantes esperan que los muertos aseguren el agua para los cultivos y abrevaderos del ganado así como la reproducción de las especies, eso está muy claro: la multiplicación (Mendoza, citada en fs. 49), sentido también presente en la pasada de kirkincho (que no pertenece originalmente al contexto de alasitas pero que conjuga con la idea) a partir del hecho verificable de que esta especie se distingue por ser prolífica, por lo que cumple un papel representacional similar al del alacrán entre los antiguos moche.

De existir una condición ideológica para la expansión del comercio de alasitas, quisiera manifestar que esa condición es marcada probablemente de manera más nítida en la mentalidad de los compradores que en la de los propios comerciantes de alasitas. La demanda actual en una sociedad de consumo como la nuestra, es variada y en materia de incertidumbre y necesidad de seguridad surgen como sabemos requerimientos exóticos y hasta extravagantes a satisfacer aunque ello descontextualice los elementos y prácticas que se consumen.

En ese sentido habría que sumar las alasitas del presente a una oferta muchísimo más amplia (rituales de florecimiento, limpia con ruda, limpia con cuy, compactamientos, amarres, amuletos de la buena fortuna, entre otros) que es demandada por una población creciente de consumidores y que en el mercado limeño ya no tiene una identidad propia, aspecto que de por sí se impone en la información proporcionada por Golte y León.

Escena en feria de alasitas.

3.    Las alasitas como actividad lúdica
Pukllanapata es un lugar designado para los rituales de “tinku”, particularmente asociados a los carnavales en la actualidad. A la manera del agón griego y no del ludus latino, el pukllay conlleva disputa, desafío y contienda entre las partes en encuentro confrontacional, como comportamientos propiciatorios de la reproducción o multiplicación de las especies. Las alasitas como actividad lúdica parece, en esta perspectiva, una idea básicamente mestiza y occidental.

Agreguemos que el juego de negocios, como evidencia de ideales consumistas de los campesinos que hacen sentido mediante el dinero (Poole citada en p. 50-1) es una afirmación sino totalmente falsa al menos discutible, como bien lo señala Glynn Custred (1974: 253), el sistema de intercambio alentado por los desplazamientos caravaneros de la sierra alta depende sólo parcialmente del uso de dinero. Con buen juicio Golte y León remarcan que no tiene sentido la afirmación de las alasitas como un juego mercantil.

Ceramios y ornamentos en miniatura hallados en Waka Mateo Salado.

4.     El eqeqo y la lógica de las miniaturas de alasitas
El eqeqo o alakipiri, con la apariencia actual, es por su parte un personaje/objeto más, que responde a la lógica de las miniaturas de alasitas. En contextos funerarios es frecuente hallar pequeñas representaciones humanas sea de cerámica o de metal. Parece razonable seguir a Fernández Juárez (1998: 155), para quien eqeqo no está presente en los hogares campesinos aymaras, sino que propiamente prima en el contexto cultural de los “cholos”. De ser así constituiría una adaptación a la nueva estructura social colonial y republicana, donde los mestizos urbanos incursionan en el comercio ambulatorio de bienes así como a través de la arriería, podría decirse que un poco a la manera del comercio de retablos o “San Marcos” en la región ayacuchana. Los negociantes altiplánicos, muy a propósito del calendario ferial anual, habrían adoptado al eqeqo como representación de ancestros propiciadores de la reproducción de mercadería. A esto habría que sumar la observación de Golte y León sobre la apariencia del eqeqo, tez clara, bigotes y vestimenta de mestizo (saco y pantalón tipo terno que hoy en día se ha generalizado). Llama la atención las arrugas que se observa en el registro de Posnansky (1903) que remarcan la asociación de eqeqo y ancestro momificado, muy distante del personaje rechoncho, de enormes ojos, cachetón y sonriente, adoptado como imagen comercial vendedora en los medios de comunicación masiva actual.


5.     Muerte y renacimiento en el calendario ceremonial andino
Requiere comentario de nuestra parte el carácter solsticial de la fiesta de Qoylluriti, que corresponde, efectivamente, a la época de preeminencia de las divinidades del cielo diurno (p. 176). Las estrellas se refugian en el cielo nocturno de Awsangate, como las antiguas wakas perseguidas por Tunupa. La Semana Santa, pese a su arraigo en los Andes no conjuga bien en el mes de abril porque su celebración está pensada para otro hemisferio, salvo la idea de resurrección que se evoca en la Pascua correspondiente. La festividad en su conjunto se presenta como un tráiler del nuevo testamento. El otro ejemplo de Golte y León es más preciso, cae exactamente en el tiempo mítico andino que le corresponde, el de la preeminencia de las divinidades nocturnas o del mundo de adentro, como Pachacamac. En los Andes se pasa por alto la incongruencia de un Cristo que entra a Ukhupacha para rejuvenecer y antes de alcanzar la plenitud de su poder vuelto a la luz es crucificado una vez más. Quizá una lógica de Pachacuti (como trastrueque del tiempo-espacio) esté subsumiendo este contrasentido (o la convicción de una divinidad extranjera, Siñaqara, un llacuash más que halla refugio en los altos nevados, donde va a enseñorearse un nuevo sol Punchaw).

6.    Las alasitas y el espíritu de la economía liberal
Eqeqo en Puno.
Como se ha visto, la amplitud del tratamiento conferido a las alasitas es encomiable. La metodología del trabajo ha sido apropiada y el material procesado visiblemente vasto lo que proporciona un panorama abarcativo acorde con la intención de los investigadores. En todo este esfuerzo radica la mayor contribución del estudio. De manera combinada, pero hasta cierto punto colateral, el estudio ha sido encaminado por la hipótesis de una afinidad o quizá mejor analogía (p.12) entre la dinámica del comercio de alasitas y un ideario del liberalismo, lo cual puede ser explicado. Sin embargo, de mayor cuidado nos parece la afirmación de un paralelismo (P.15) o equiparidad (p. 277) entre el pensamiento de los comerciantes de alasitas y su difusión entre poblaciones migrantes andinas con lo que Weber denominara la cultura de una ética protestante. Tenemos algunas razones para esta alerta:

a)    Merece considerarse el hecho que en el seno de la sociedad occidental contemporánea se advierte un incremento de situaciones existenciales de vacío o sinsentido, inmediatez, soledad, incomunicación, desamparo, inseguridad con las consecuentes manifestaciones de angustia y disociación, las cuales impulsan una búsqueda desesperada y compulsiva de caminos espirituales y también de recursos psicoterapéuticos, que no deja de tener impacto en el crecimiento de la demanda de recursos tradicionales, entre los cuales hallan lugar la magia y/o sabiduría de las culturas ancestrales.

b)    Junto al movimiento caravanero altiplánico, se impone considerar la experiencia del antiguo pueblo de los kallawayas, famoso por sus médicos tradicionales ambulantes que han recorrido toda Sudamérica, y que tienen como núcleo la región de Charazani y Curva, en la provincia de Bautista Saavedra del departamento de La Paz. Este pueblo continúa practicando una cuidadosa manera de guardar plantas maceradas y secas para ser transportadas durante largas jornadas y, por la naturaleza de su actividad, habría establecido milenarios nexos entre los Andes y el piedemonte amazónico.

c)    De 1898 en adelante se produce la presencia de misioneros de la Iglesia Adventista en la región de Puno. En algo más de un siglo el adventismo consiguió potenciar las capacidades culturales de los aymaras para dejar el atraso y la falta de instrucción. No cabe duda que la ideología protestante fortaleció valores dirigidos a una más ventajosa posición en las interacciones comerciales, se aprendía a leer para no ser engañado en el mercado, para acceder a mecanismos de autosuficiencia, independencia y mejorar las expectativas de vida (Núñez Núñez 2008). En este caso, visiblemente la expansión del adventismo en el altiplano favoreció una mejor adecuación y oportunidades de participación dentro de un sistema predominantemente capitalista mercantil en los Andes, y hasta donde sabemos los adventistas son excelentes comerciantes y empresarios, con gran sentido del ahorro y de una vida austera con vistas al éxito económico, sin que en ellos se perciba la más mínima valoración de las alasitas.

d)    El éxito empresarial, el ideal de ascenso social mediante la acumulación de bienes materiales a través de su inserción en el mercado, es independiente de la creencia y participación en las alasitas. Los aymaras están en la actividad de intercambio mercantil favorecidos por su ubicación geopolítica, su vocación histórica e incursionan decididamente en todo rubro que asegure ganancias dentro o fuera del orden público, artesanía, industria, ejercicio profesional, contrabando, narcotráfico, política, etc. Y, finalmente,

e)    Weber ([1904-5] 2013: 223) intenta probar que el espíritu ascético del cristianismo (entiéndase la ética protestante) fue el que originó uno de los factores que intervinieron, a su vez, en el nacimiento del moderno espíritu capitalista, propuesta que no parece ser equiparable a la vinculación entre una cosmovisión que favorezca la acumulación primitiva y el espíritu capitalista presente en el ethos del liberalismo burgués. El liberalismo está establecido, no se halla en gestación y en los Andes estamos hablando de un escenario obviamente distante a un fenómeno europeo del siglo XIX.

Fuera de estas observaciones discutibles, que se originan precisamente en el carácter provocador del volumen que acabamos de comentar, no puedo dejar de concluir señalando que la comunidad académica en ciencias sociales recibe una contribución significativa con el estudio de las alasitas realizado por J. Golte y D. León, que seguro ha de merecer muchos otros acercamientos y el debate consiguiente.

Referencias bibliográficas

CUSTRED, Glynn
1974    Llameros y comercio interregional. En Reciprocidad e intercambio en los Andes peruanos; Giorgio Alberti/Enrique Mayer (Comp.). IEP 1974.

FERNÁNDEZ JUÁREZ
1998    Iqiqu y anchanchu : enanos, demonios y metales en el altiplano aymara. En Journal de la Société des Américanistes, Vol. 84 Nº 84-1.

GOLTE, Jürgen y LEÓN GABRIEL, Doris
2014    Alasitas. Discursos, prácticas y símbolos de un liberalismo aymara altiplánico entre la población de origen migrante en Lima. UNJ/IEP/CBC, Lima.

MENDOZA, Zoila
2010    La fuerza de los caminos sonoros: caminata y música en Qoyllurit’i. En Anthropologica, año XXVIII (28): 15-38.

NÚÑEZ NÚÑEZ, Héctor Elías
2008    Presencia protestante en el altiplano peruano. Puno, 1898-1915. El caso de los Adventistas del Séptimo Día: actores y conflictos. Tesis EAP Antropología, UNMSM, Lima.

POOLE, Deborah
1988    Entre el milagro y la mercancía: Qoyllur Rit’i. En Márgenes 2 (4): 101-119.

WEBER, Max
2013    La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Globus, Madrid.


* Rodolfo Sánchez Garrafa, antropólogo (UNSAAC), magister en Antropología (PUCP), doctor en Ciencias Sociales (UNMSM). 


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