Periodista
Los
cafés, esos lugares llenos de magia y misterio en donde se registró más de una
historia y sirven de refugio a poetas, artistas y periodistas, serán siempre
cuna de la más exquisita bohemia y recuerdos, porque entre sus mesas elegantes
o pobres, alguien como al descuido dejó caer una caricatura un retrato o un
verso.
Los
cafés, algunos con nombre y apellido como el Tortoni en Buenos Aires, Parrón de
Santiago o los nacionales Palais Concert, Negro Negro, Palermo, Zela, ya
desaparecidos, forman parte del ideario intelectual de una nación porque
resumen su trayectoria artística y literaria. Y, en el Cusco no podía estar
ausente uno que por décadas, hasta su cierre, reunió a lo más representativo de
sus creadores. El Café Extra, situado en la calle Espaderos, que hace esquina con Plateros y une las dos grandes plazas, la de Armas y del Cabildo.
Y
fue precisamente en el Extra donde se gestó uno de los proyectos más audaces y
atrevidos en la historia editorial de la Ciudad Puma; la edición de una revista
cultural. Era el año de 1991 y los tres socios de esta empresa fueron: Mario
Guevara Paredes, Elver Pizarro Pillco y Germán Delgado.
Desde
entonces y sin retribuciones oficiales y solo llevados por su entusiasmo y
coraje, los editores de Sieteculebras,
una de las revistas más representativas del Ande que ha seguido su curso por 28
años consecutivos, lograron traspasar fronteras.
MARIO
GUEVARA NOS CUENTA
“El
único factor que nos impulsa a seguir con Sieteculebras,
es la perseverancia por difundir cultura en nuestro país y países hermanos de
Latinoamérica. Encontramos obstáculos en el camino, especialmente económicos
pero queremos llegar al bicentenario con 30 publicaciones”.
“Se
cree que solo en Lima se puede hacer buenas publicaciones, pero Sieteculebras es un ejemplo de que no es
así. Nunca he tenido confrontaciones con intelectuales de la capital, pero
recalco, nunca publiqué ni publicaré a escritores limeños sobrevalorados por la
crítica que ellos mismos ejercen”.
Mario Guevara, viajó mucho por diversos países latinoamericanos y de Europa, por
invitaciones a congresos y ferias. En ese trayecto conoció a escritores que
ahora son corresponsales de la revista.
Pero
su quehacer no se centra únicamente en la edición y narración, pues como
confiesa también incursionó en la fotografía. “Poca gente sabe que en Cusco
editaba una revista de fotografía llamada “Momen/ Une Revue de Photo” que se
publicaba en inglés y se difundía en Nueva York. El director de la revista era
el fotógrafo cusqueño Vicente Revilla residente en la ciudad de los rascacielos”.
Durante
siete años, publicaron ocho números y esta revista se mantuvo sin publicidad y
solo con los aportes de los fotógrafos.
Hablando
propiamente sobre su narrativa, Mario nos menciona que gracias a la publicación
del cuento “Cazador de Gringas” hace tres décadas, el término “bricherismo”
existe. Este término se ha convertido en un peruanismo y fue el escritor
cusqueño quien lo utilizó por vez primera en la literatura. Tiene varios
bosquejos de cuentos, que están pendientes de ser dados a conocer.
SIETECULEBRAS
Por
los años setenta, circulaba en la Argentina la revista literaria “Crisis”,
dirigida por Eduardo Galeano. Esta edición de alcance internacional, cifraba su
éxito por la calidad de sus colaboradores. Haciendo un parangón con Sieteculebras, podemos afirmar que su
permanencia en un medio donde casi no se lee, se debe únicamente a la
persistencia de sus editores y a la calidad de sus notas.
Repasando
las páginas de algunos de sus números, encontramos colaboradores como Jorge
Ladino Gaitán, Rubén Urbizagástegui, Juan Alberto Osorio, Enrique Rosas
Paravicino, Rafael Ojeda, Luis Beiro Alvarez, Miguel Molina, Carlos
Arrizalagaba, Ofelia Huamanchumo, José Luis Morales, Américo Yábar Zevallos,
Pamela Cáceres, Ricardo Torres Gabela y otros más, pertenecientes a diferentes
países de América.
Los
temas tratados resumen el quehacer de estos escritores y artistas y su personal
visión sobre diversos temas, así el análisis de la poética de Washington
Delgado (César Ángeles Loayza) o de Gregorio Martínez (Mario Pantoja), la
continua referencia de Juan Alberto Osorio a la evolución de las letras
cusqueñas, esto para dar algunos ejemplos.
COSA
DE LOCOS
“Publicar
una revista de cultura en el Perú, es cosa de locos, porque un país que no lee,
que tiene pocas bibliotecas y contadas librerías y en donde la cultura, no es
de prioridad nacional, es simplemente cosa de locos. Además si esta revista no
recibe patrocinio alguno de una municipalidad, gobierno regional, universidad,
organización no gubernamental, es también cosa de locos.
Me
reafirmo en lo mismo, publicar en Perú es cosa de locos y debo estar bien loco,
como muchos editores de mi país, para mantener Sieteculebras, durante veintiocho largos años. Pero me gusta ser
loco y seguiré con mi locura hasta que mi cuerpo y mis energías lo permitan.”
*Una versión original de este artículo se publicó en el Suplemento VARIEDADES-11 de Octubre de 2019. EDITORA PERU.
Las cosas de locos, son cosas de sabios, porque loco no puede ser cualquiera. Cuando la mente entra en confusión surge la creación como una luz que disipa la niebla.
ResponderEliminarExcelente crónica de María Luz Crevoisier, que es replicada por el maestro Rodolfo Sánchez Garrafa.
Agradezco el comentario de hoy 25 de octubre de 2019. La creación va siempre acompañada por la luz que disipa la niebla. La publicación de Sieteculebras es una cosa de locos, es decir de gente que lleva dentro el impulso creador.
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