Rodolfo Sánchez Garrafa
El rojo. Se conoce más de cien tonalidades de este color primario. Su contenido simbólico se asocia a la vida, el fuego y la sangre y, en diferentes culturas, expresa por igual la pasión, el placer, el erotismo, la seducción y, al par, la agresividad, el peligro, el desenfreno, la locura. Cuando Stendhal en Rojo y negro, una novela de amor y de sangre, hila una historia en la que la apertura al amor conduce a la vida pero, finalmente, al crimen, nos enfrenta a los extremos misteriosos y paradójicos de este cromatismo, que condensa la naturaleza humana. Entre los escritores de nuestro medio, Santiago Roncagliolo tuvo éxito con su Abril rojo, considerado como un libro de crítica política, novela negra de acción con sangrientas performances de muerte masiva. Es este, entonces, un terreno de pulsiones arcaicas pero, quiérase o no, siempre presentes.
Rojo (Forjadestino 2018), simple y llanamente rojo, es el título del reciente libro dad0 a conocer por la joven narradora Lucy Fernández, cuyo argumento resume bien Alonso Cueto: “En el año 1932, Matilde tiene 15 años y tras la muerte de su padre, es ofrecida en casamiento a Artemio Urbina, hombre adinerado que dedica su vida a viajes y fiestas. Rojo es la historia del mundo interior de Matilde, pero también de su encuentro con el diario de Lavinia Vigorou, primera esposa de Artemio e importante pianista de la época cuyos escritos revelan libertad y cultos esotéricos, fragmentos íntimos que abren las puertas a un paisaje sensorial y espiritual, que cogen la mano de la protagonista para intentar salvarla del vacío”.
Tal resumen es un buen adelanto sobre la maestría con que Lucy Fernández afrontó el reto de construir una historia que siendo romántica en su perfil general llega a ceder el paso a una imaginación activa, propicia para el encuentro entre un yo, el de Matilde Rojas que, si bien se resiste a un destino preestablecido, es consciente de su impotencia para modificarlo; un encuentro, digo, con la memoria de un ánima, la de Lavinia Vigorou, una otra, en cuyo diario Matilde descubre noticias sobre hechos pasados y meditaciones que repercuten directamente en ella, debido a la análoga situación que vive, sintiéndose prisionera en una inmensa casona de piedra.
Lavinia había fallecido unos siete años atrás, en circunstancias poco claras, que todos convenían en dejar al olvido. Había sido ella una mujer bella, sensual, diríase situada en el extremo polar opuesto a Matilde; y, sin embargo, ocupante en su momento de la misma jaula: la gran casona de los Urbina. Nadie habría comprendido mejor a Matilde en su precariedad y angustia cuasi puritana que ella, Lavinia, la dama desbocada, la italiana frenéticamente imbuida en el ejercicio de su sexualidad y, a la vez, urgida de hallar un escape a su dorada prisión. Lavinia y Matilde, dos mujeres distintas a las que un mismo hombre había escogido como esposas, precisamente por ser una lo opuesto a la otra.
Gran manejo la que hace la escritora Lucy Fernández propiciando el sorteo del tiempo a través de un diario íntimo, que encuentra su precisa destinataria. Así se establece un diálogo que no solo restaura una historia oculta sino que permite abrir la mente y equilibrar la psique de una mujer obligada a padecer una relación marital indeseada. Esa función del pasado, resulta una especie de llave o clave que endereza el destino, ilumina el presente y abre un nuevo horizonte al futuro. Lavinia es una vanguardia de liberación, de ruptura con tabúes, de íntima conciencia de sí misma y de insolutos propósitos. Así, la experiencia de la joven Matilde pasa a ser constancia de un tiempo en el que los hechos mismos y la influencia de nuevos aires liberales que soplan en otros países de Europa, cuestionan la vigencia de un sistema social androcéntrico, señorial y premoderno.
Son los años cuarenta, en buena parte de los países sudamericanos no cabe aún esperar cambios drásticos en una vida cotidiana constreñida por estructuras sociales anquilosadas. La desigualdad social, los estereotipos de género van a tardar en modificarse, pero no deja de sentirse el albor de una nueva época. En Rojo son explícitas las tensiones que van llevando a la ruptura o abandono de la práctica matrimonial como operación económica, incluso lucrativa, para abrir espacio a la construcción de bases de aquello que vendría a ser el ideal del amor romántico moderno.
Para mi gusto, una cierta debilidad argumental en cuanto a la figura de Julio Merino como segundo pretendiente de Matilde, queda minimizada por la soberbia habilidad narrativa con que Lucy Fernández convierte el diario como escritura íntima, en un recurso literario absolutamente impactante, que nos permite adentrarnos en los vericuetos vivenciales de un personaje singular. En efecto, Lavinia emerge como un cofre de sentimientos, emociones, valores y pulsiones reveladoras de un mundo sensorial delicadamente contextualizado en tierras lejanas como Roma, Verona, Alejandría, y, luego, Peumo, una localidad de la región central de Chile. El ocaso en el Mediterráneo, la costiera amalfitana, la ingestión de absenta, el minestrone, el cementerio Staglieno, los rituales e invocaciones a la luna, los elíxires en sofisticadas copas, los cafés en Alejandría, un Ford T en movimiento, y podemos seguir sin cansancio puntualizando la estupenda armazón de descripciones y ambientación conseguidas por la escritora, tanto más meritoria cuanto que se remonta a situaciones ocurridas ochenta años atrás. Sin ser novela histórica el volumen se afianza bien en el tiempo que cubre.
Habría esperado sí un final que rematara de forma más contundente la trama desarrollada; sin embargo, lo presentado por Lucy Hernández es más que suficiente para que el lector organice su propia concepción resolutiva. Es cierto, por ejemplo, que las confesiones de Lavinia ayudaron a que Matilde salve sus más acuciantes vacíos existenciales, pero podríamos imaginar también que mientras Matilde ultimaba sus arreglos en el puerto de Valparaíso, alguien hacía lo mismo embarcándose hacia Europa, quizá el ánima de Lavinia, al fin liberada por el alma interpósita de una Matilde decidida a recomponer su vida.
En suma, puedo decir que Rojo es una novela bien escrita, con un apreciable manejo del lenguaje, sin trabas ni baches, por lo que saludo a su autora la licenciada Lucy Fernández, esperando de ella próximas publicaciones de renovadas ambiciones y logros.
Referencias:
Fernández, Lucy.- Licenciada en Turismo por la Universidad Andina del Cusco, docente en diversos institutos de aviación comercial, profesora de español como lengua extranjera. Tiene estudios de especialización en el Centro Cultural de la PUCP y la Universidad Ricardo Palma de Lima.
Fernández, Lucy: Rojo.
Forjadestino, Lima 2018, 146 p.
No hay comentarios:
Publicar un comentario