domingo, 23 de diciembre de 2018

UN PASO MEMORABLE POR LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO


Rodolfo Sánchez Garrafa

Entre los días 28 y 29 de noviembre de 2018 tuvo lugar la parte central del Seminario de Investigaciones Científicas en Ciencias Sociales programado por la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA-Puno, en ocasión de celebrar su XLVI Aniversario. En este marco, fuimos invitados a participar el escritor José Luis Ayala, el político y animador cultural aymara Daniel Quispe Machaca y el antropólogo Rodolfo Sánchez Garrafa que escribe esta nota, en calidad de expositores, encargados de ofrecer sendas charlas magistrales en los campos de sus respectivas especialidades.

La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Altiplano está entre las de mayor magnitud de la primera Casa de Estudios Superiores de Puno, tanto por el número de escuelas profesionales con que cuenta: Sociología, Antropología, Ciencias de la Comunicación Social, Turismo, Arte y el Departamento Académico de Humanidades, cuanto por el número de estudiantes que atiende. Su misión se resume en el enunciado que reza “Identidad, ciencia y desarrollo”. Como unidad de gestión académica, procura formar profesionales de calidad, capaces de aportar conocimientos científicos de carácter social, humanístico y alternativas eficaces orientadas a la solución de necesidades socioculturales de la región sur andina del país. Coherente con su misión, tiene el compromiso de generar proyectos y programas de promoción social que promuevan una conciencia de autogestión y desarrollo humano. Volver a la UNA luego de algún tiempo permite advertir cambios importantes, no solo en la impresionante infraestructura disponible ahora sino en el carácter de las nuevas ideas que alientan el quehacer académico en sus aulas.

Dadas las características de pluriculturalidad y multilingüismo del área regional de Puno y sus antecedente históricos, es comprensible que para esta institución sea clave la conciencia de su papel en la construcción y fortalecimiento de una identidad cultural específica. Su población estudiantil y el correspondiente contexto inmediato de interacción social, son elementos que cuentan con altas probabilidades para liderar futuros procesos de fortalecimiento de la identidad regional y andina en general. En esto puede y debería reposar una de las principales contribuciones de esta institución universitaria al proceso de unidad nacional dentro de la diversidad, que es lo más valioso del patrimonio con que cuenta el Perú.



Puedo decir que mi conocimiento de la realidad histórico social de Puno es relativamente significativo. Siendo aún niño, peregriné repetidas veces a Copacabana acompañando a Julia, mi abuela paterna, y aún me acompaña hasta hoy el deslumbramiento de sus paisajes, la laboriosidad e intensa actividad comercial y el desbordante espíritu festivo de sus gentes. Años más tarde, en el quehacer propio de mi ejercicio profesional frecuenté Puno, llegando a permanecer en la región el año 1976 para levantar el primer diagnóstico sociolingüístico del área quechua (INIDE-MINEDU). Unos años después, en 1981, asumí el cargo de Jefe del Proyecto de Educación Bilingüe Puno-PEBP (Convenio GTZ-Perú), el mismo que fue evaluado satisfactoriamente por el Instituto Nacional de Planificación de entonces y prosiguió hasta al menos 1988. Por aquellos años conocí a Daniel Quispe Machaca, docente, primero programador del Núcleo Educativo Comunal de Huata, más tarde Jefe de Planificación de la Dirección Regional de Educación, luego Sub Director Regional y Director Regional de Educación (e). Nuestra amistad, se ha mantenido desde entonces, habiéndose consolidado en el breve período que él ejerció la función de Diputado de la Nación por Puno (1990-91), para continuar en su fase de abogado y luego en la publicación de la Revista Intercutural Aymara-Quechua AQ que en 20 años de existencia tiene como balance 18 números comprometidos con la identidad cultural de los pueblos andinos. He tenido todavía una relación estrecha adicional con la UNA, dado que durante un semestre tuve la satisfacción de ser profesor invitado de la Maestría en Lingüística Andina y Educación que por aquella época contó también con el concurso de reconocidos maestros como Juan de Dios Cutipa Salas, Rodolfo Cerrón Palomino y Rodrigo Montoya Rojas.

En cuanto al intelectual huancaneño José Luis Ayala, no es menester abundar dado su reconocido predicamento como prolífico escritor, a quien he admirado en su faceta de poeta, muchos años antes de conocerlo personalmente, lo cual ocurrió para mi fortuna hace bastante tiempo, cuando él se desempeñaba todavía como funcionario del Jurado Nacional de Elecciones del Perú. Posteriormente, estuvimos juntos en la aventura de la Revista AQ, participé también en proyectos suyos como las revistas Spergesia y Nuevos Comentarios Reales, amén de múltiples jornadas académicas. Siempre me ha impresionado su capacidad de análisis actualizado de la coyuntura político social del país y su esmero en hacerse cronista de gestas populares.

Sin más preámbulos me referiré a nuestra participación como conferencistas invitados al Seminario de Investigaciones Científicas en Ciencias Sociales realizado por el XLVI Aniversario de  la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA-Puno. José Luis Ayala remarcó entre otros puntos que la ideología forma parte de la superestructura, que en tal virtud tiene que ver con la razón de ser del poder, y que su dominio social tiene como base, sobre todo, a la economía. Dejó en claro que no hay sociedad ni personas que carezcan de ideología y que la desideologización es una deformación grave, una distorsión de la historia, una respuesta equívoca en un mundo en el que la lucha por los intereses de las clases sociales se realiza todos los días. No hay sistema educativo carente de bases ideológicas -dijo Ayala-, todo proceso pedagógico está destinado a perpetuar el sistema y lo hace a través de una ideología que tiene por objeto mantener el sistema económico, político y social. Siendo así, postuló la necesidad de una política educativa que modifique las estructuras caducas de poder, en un esfuerzo de creación heroica que de paso a una sociedad plenamente intercultural.

Por lo que a mí respecta, enfoqué mi esfuerzo en mostrar cómo es que la antropología simbólica contemporánea está en condiciones de ofrecer una perspectiva diferente respecto al análisis del conocido ciclo mítico de Los Hermanos Ayar, en cuya base se halla la relación básica que las sociedades andinas han mantenido con sus ancestros a través del tiempo. En mi análisis, la misión fundacional de un nuevo centro del mundo, moviliza a una orden sacerdotal, vinculada al parecer directamente con la tradición tiawanakota, mantenida al interior del sistema de wakas ampliamente extendido en los Andes. Suficientes elementos de convicción permiten sostener que este ciclo documenta diversos aspectos de un sistema mágico religioso que ya estaba estructurado en los albores organizativos del Tawantinsuyu incaico, por lo que es enorme su significación para un mejor conocimiento, respecto al pasado proto-inka y a la posibilidad que la cronología correspondiente pueda retroceder a varios siglos anteriores a los considerados hasta ahora.

Finalmente, correspondió a Daniel Quispe Machaca referirse a la visibilidad contemporánea de los aymaras en el Perú. Lo hizo resaltando algunos hechos: i) el papel de UNCA, ii) la difusión de la Revista Intercultural Aymara Quechua de CEPCLA, iii) la labor de la Academia Peruana de la Lengua Aymara APLA, iv) los resultados del último censo de población, v) el establecimiento del Colectivo Aymara, y vi) el crecimiento de los profesionales aymaras. Cada uno de estos aspectos fue aprovechado para puntualizar perspectivas tendientes al fortalecimiento de las identidades originarias. Los andinos no debemos auto eliminarnos, remarcó, señalando como tarea visionar el futuro con optimismo, poniendo empeño en alcanzar un nuevo pacto entre el Estado y las naciones originarias, para un desarrollo nacional de largo alcance.



En la jornada de cierre del Seminario, destacó la intervención del señor Rector de la UNA Dr. Porfirio Enríquez, quien expresó su complacencia al cumplirse los XLVI años de vida institucional de la Facultad de Ciencias Sociales, una trascendental fecha en la que cabe ameritar el posicionamiento logrado por cada una de las 5 carreras con las que cuenta esta Facultad, todas ellas debidamente acreditadas por el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa-SINEACE. Manifestó el señor Rector que el Licenciamiento y la Acreditación Académica alcanzadas por la Facultad no solo demuestran que la institución cumple las exigencias de los estándares internacionales que demandan una mayor preparación profesional que incida en la investigación científica y en la formación integral de los estudiantes, sino que abren un horizonte de mayores expectativas puesto que el hecho hay que tomarlo no como un logro final sino como el punto 0 del crecimiento institucional de esta casa de estudios. La UNA apuesta por una universidad de excelencia comprometida con la identidad nacional, sin perder de vista su responsabilidad prioritaria con el desarrollo regional.


En el curso de la ceremonia se confirió medallas de Honor al Mérito a los expositores invitados Daniel Quispe Machaca, Rodolfo Sánchez Garrafa y José Luis Ayala, quienes empeñaron su palabra con el compromiso de llevar tal distinción con el alto honor que corresponde. Cumplimos con reiterar  nuestro agradecimiento al Señor Rector Dr. Porfirio Enríquez Salas, al Señor Decano de la Fac. de Cs.S. Mag. Héctor Velásquez Sagua y a todos los distinguidos señores docentes de la Facultad.

Aquí pongo punto final a un paso memorable por la Universidad Nacional del Altiplano que, sin embargo, solo fue el principio de un recorrido fascinante por las Islas del Sol y de la Luna en la parte boliviana del Lago Titicaca, así como por la ciudadela de Tiawanaku profundamente entramada con el desarrollo de las altas culturas andinas. Dar cuenta de esta experiencia continuada será motivo de una o más crónicas complementarias de viaje.

Chorrillos-Lima, diciembre de 2018.


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