Rodolfo Sánchez Garrafa
Entre los días 28 y 29 de noviembre de 2018 tuvo lugar la parte
central del Seminario de Investigaciones Científicas en Ciencias Sociales programado
por la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA-Puno, en ocasión de celebrar su
XLVI Aniversario. En este marco, fuimos invitados a participar el escritor José
Luis Ayala, el político y animador cultural aymara Daniel Quispe Machaca y el
antropólogo Rodolfo Sánchez Garrafa que escribe esta nota, en calidad de expositores,
encargados de ofrecer sendas charlas magistrales en los campos de sus
respectivas especialidades.
La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Altiplano
está entre las de mayor magnitud de la primera Casa de Estudios Superiores de
Puno, tanto por el número de escuelas profesionales con que cuenta: Sociología,
Antropología, Ciencias de la Comunicación Social, Turismo, Arte y el
Departamento Académico de Humanidades, cuanto por el número de estudiantes que
atiende. Su misión se resume en el enunciado que reza “Identidad, ciencia y
desarrollo”. Como unidad de gestión académica, procura formar profesionales de
calidad, capaces de aportar conocimientos científicos de carácter social,
humanístico y alternativas eficaces orientadas a la solución de necesidades
socioculturales de la región sur andina del país. Coherente con su misión,
tiene el compromiso de generar proyectos y programas de promoción social que
promuevan una conciencia de autogestión y desarrollo humano. Volver a la UNA
luego de algún tiempo permite advertir cambios importantes, no solo en la
impresionante infraestructura disponible ahora sino en el carácter de las
nuevas ideas que alientan el quehacer académico en sus aulas.
Dadas las características de pluriculturalidad y multilingüismo del
área regional de Puno y sus antecedente históricos, es comprensible que para
esta institución sea clave la conciencia de su papel en la construcción y
fortalecimiento de una identidad cultural específica. Su población estudiantil
y el correspondiente contexto inmediato de interacción social, son elementos
que cuentan con altas probabilidades para liderar futuros procesos de
fortalecimiento de la identidad regional y andina en general. En esto puede y
debería reposar una de las principales contribuciones de esta institución
universitaria al proceso de unidad nacional dentro de la diversidad, que es lo
más valioso del patrimonio con que cuenta el Perú.
Puedo decir que mi conocimiento de la realidad histórico social de
Puno es relativamente significativo. Siendo aún niño, peregriné repetidas veces
a Copacabana acompañando a Julia, mi abuela paterna, y aún me acompaña hasta
hoy el deslumbramiento de sus paisajes, la laboriosidad e intensa actividad
comercial y el desbordante espíritu festivo de sus gentes. Años más tarde, en
el quehacer propio de mi ejercicio profesional frecuenté Puno, llegando a
permanecer en la región el año 1976 para levantar el primer diagnóstico
sociolingüístico del área quechua (INIDE-MINEDU). Unos años después, en 1981,
asumí el cargo de Jefe del Proyecto de Educación Bilingüe Puno-PEBP (Convenio GTZ-Perú),
el mismo que fue evaluado satisfactoriamente por el Instituto Nacional de
Planificación de entonces y prosiguió hasta al menos 1988. Por aquellos años
conocí a Daniel Quispe Machaca, docente, primero programador del Núcleo
Educativo Comunal de Huata, más tarde Jefe de Planificación de la Dirección
Regional de Educación, luego Sub Director Regional y Director Regional de
Educación (e). Nuestra amistad, se ha mantenido desde entonces, habiéndose
consolidado en el breve período que él ejerció la función de Diputado de la
Nación por Puno (1990-91), para continuar en su fase de abogado y luego en la
publicación de la Revista Intercutural Aymara-Quechua AQ que en 20 años de
existencia tiene como balance 18 números comprometidos con la identidad
cultural de los pueblos andinos. He tenido todavía una relación estrecha
adicional con la UNA, dado que durante un semestre tuve la satisfacción de ser
profesor invitado de la Maestría en Lingüística Andina y Educación que por
aquella época contó también con el concurso de reconocidos maestros como Juan
de Dios Cutipa Salas, Rodolfo Cerrón Palomino y Rodrigo Montoya Rojas.
En cuanto al intelectual huancaneño José Luis Ayala, no es menester
abundar dado su reconocido predicamento como prolífico escritor, a quien he
admirado en su faceta de poeta, muchos años antes de conocerlo personalmente,
lo cual ocurrió para mi fortuna hace bastante tiempo, cuando él se desempeñaba
todavía como funcionario del Jurado Nacional de Elecciones del Perú.
Posteriormente, estuvimos juntos en la aventura de la Revista AQ, participé también en proyectos suyos
como las revistas Spergesia y Nuevos Comentarios Reales, amén de múltiples
jornadas académicas. Siempre me ha impresionado su capacidad de análisis actualizado
de la coyuntura político social del país y su esmero en hacerse cronista de
gestas populares.
Sin más preámbulos me referiré a nuestra participación como
conferencistas invitados al Seminario de Investigaciones Científicas en
Ciencias Sociales realizado por el XLVI Aniversario de la Facultad de Ciencias Sociales de la
UNA-Puno. José Luis Ayala remarcó entre otros puntos que la ideología forma
parte de la superestructura, que en tal virtud tiene que ver con la razón de
ser del poder, y que su dominio social tiene como base, sobre todo, a la
economía. Dejó en claro que no hay sociedad ni personas que carezcan de
ideología y que la desideologización es una deformación grave, una distorsión
de la historia, una respuesta equívoca en un mundo en el que la lucha por los
intereses de las clases sociales se realiza todos los días. No hay sistema
educativo carente de bases ideológicas -dijo Ayala-, todo proceso pedagógico está destinado a
perpetuar el sistema y lo hace a través de una ideología que tiene por objeto
mantener el sistema económico, político y social. Siendo así, postuló la
necesidad de una política educativa que modifique las estructuras caducas de
poder, en un esfuerzo de creación heroica que de paso a una sociedad plenamente
intercultural.
Por lo que a mí respecta, enfoqué mi esfuerzo en mostrar cómo es que
la antropología simbólica contemporánea está en condiciones de ofrecer una
perspectiva diferente respecto al análisis del conocido ciclo mítico de Los
Hermanos Ayar, en cuya base se
halla la relación básica que las sociedades andinas han mantenido
con sus ancestros a través del tiempo. En mi análisis, la misión fundacional de un nuevo centro
del mundo, moviliza a una orden sacerdotal, vinculada al parecer directamente con
la tradición tiawanakota, mantenida al interior del sistema de wakas
ampliamente extendido en los Andes. Suficientes elementos de convicción
permiten sostener que este ciclo documenta diversos aspectos de un sistema mágico religioso que ya
estaba estructurado en los albores organizativos del Tawantinsuyu incaico, por
lo que es enorme su significación para un mejor conocimiento, respecto al
pasado proto-inka y a la posibilidad que la cronología correspondiente pueda
retroceder a varios siglos anteriores a los considerados hasta ahora.
Finalmente, correspondió a Daniel Quispe Machaca referirse a la
visibilidad contemporánea de los aymaras en el Perú. Lo hizo resaltando algunos
hechos: i) el papel de UNCA, ii) la difusión de la Revista Intercultural Aymara
Quechua de CEPCLA, iii) la labor de la Academia Peruana de la Lengua Aymara
APLA, iv) los resultados del último censo de población, v) el establecimiento
del Colectivo Aymara, y vi) el crecimiento de los profesionales aymaras. Cada
uno de estos aspectos fue aprovechado para puntualizar perspectivas tendientes
al fortalecimiento de las identidades originarias. Los andinos no debemos auto
eliminarnos, remarcó, señalando como tarea visionar el futuro con optimismo, poniendo
empeño en alcanzar un nuevo pacto entre el Estado y las naciones originarias,
para un desarrollo nacional de largo alcance.
En la jornada de cierre del Seminario, destacó la intervención del
señor Rector de la UNA Dr. Porfirio Enríquez, quien expresó su complacencia al cumplirse los XLVI
años de vida institucional de la Facultad de Ciencias Sociales, una
trascendental fecha en la que cabe ameritar el posicionamiento logrado por cada una
de las 5 carreras con las que cuenta esta Facultad, todas ellas debidamente
acreditadas por el Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación
de la Calidad Educativa-SINEACE. Manifestó el señor Rector que el
Licenciamiento y la Acreditación Académica alcanzadas por la Facultad no solo
demuestran que la institución cumple las exigencias de los estándares
internacionales que demandan una mayor preparación profesional que incida en la
investigación científica y en la formación integral de los estudiantes, sino
que abren un horizonte de mayores expectativas puesto que el hecho hay que
tomarlo no como un logro final sino como el punto 0 del crecimiento
institucional de esta casa de estudios. La UNA apuesta por una universidad de
excelencia comprometida con la identidad
nacional, sin perder de vista su responsabilidad prioritaria con el desarrollo
regional.
En el curso de la ceremonia se confirió
medallas de Honor al Mérito a los expositores invitados Daniel Quispe Machaca, Rodolfo
Sánchez Garrafa y José Luis Ayala, quienes empeñaron su palabra con el
compromiso de llevar tal distinción con el alto honor que corresponde. Cumplimos
con reiterar nuestro agradecimiento al
Señor Rector Dr. Porfirio Enríquez Salas, al Señor Decano de la Fac. de Cs.S.
Mag. Héctor Velásquez Sagua y a todos los distinguidos señores docentes de la
Facultad.
Aquí pongo punto final a un paso
memorable por la Universidad Nacional del Altiplano que, sin embargo, solo fue
el principio de un recorrido fascinante por las Islas del Sol y de la Luna en
la parte boliviana del Lago Titicaca, así como por la ciudadela de Tiawanaku
profundamente entramada con el desarrollo de las altas culturas andinas. Dar
cuenta de esta experiencia continuada será motivo de una o más crónicas
complementarias de viaje.
Chorrillos-Lima, diciembre de 2018.
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