sábado, 2 de julio de 2011

10 Frases recordables


En el mundo andino nos ganan la oralidad y la fuerza de los rituales. Sin embargo, en el mar de las palabras que componen los discursos, sólo algunas logran impregnarse con una impronta que cala en la conciencia y la afectividad, como si entonces las palabras fueran capaces de meterse en alguna de nuestras sombras (digamos en nuestra “alma”, para ser asequibles por quienes están poco familiarizados con la cosmovisión andina). Algunas frases enraízan a fuerza de ser repetidas, son como la gota que cava la piedra. Otras se dijeron quizá una sola vez, pero la contundencia de su poder representacional es tal que no requerirán volver a ser dichas, con una sola vez basta. Algunas tienen el poder de hacer que nuestra mirada al entorno se ilumine y ponga alegría en nuestro espíritu y más de una sonrisa en nuestros labios. Otras nos impresionan por lo descarnadas, por lo tremendamente contundentes que son.

Es seguro que cada quien tiene un pequeño arsenal de estas armas lógicas en la memoria. Vale la pena hacer un recuento de ellas y evocar a las personas que nos legaron sus síntesis más expresivas, sea en tono de admonición, de ejercicio lúdico o como simple muestra de habilidad mental. Deseo hacerles partícipes de diez frases recordables, de mi propia cosecha. No son las únicas, pero las juzgo una buena muestra de mi repertorio:
Hay hombres que se debería conocer, al menos por curiosidad zoológica. (Carlos Ferdinand Cuadros)

Un muchacho buen muchacho, dos muchachos regulares muchachos, tres muchachos ya no hay muchacho. (C. Rodolfo Sánchez Castañeda)

Si hay que entenderse con razones será con razones, si es a fierrazos será a fierrazos. (Luis Negrón Alonso)

Seamos francos, este profesor nunca enseñó ni los dientes. (Jorge Bonett Yépez)

Bien… jóvenes, ¿qué les parece el cielo azul que ni es cielo ni es azul? (Arturo Moscoso Serrano)

Graba bien esto, en el disco duro de tu cabeza. (Gerardo Ayzanoa del Carpio)

El cienciano no mendiga notas, las conquista. (Guillermo Rosas Loayza, refiriéndose al alumno del Colegio Nacional de Ciencias del Cuzco)

Antes había el “cuerno de la abundancia”, ahora hay la abundancia del cuerno. (Moisés Tello Palomino)

Hay un defecto admirable en las mujeres: la esteatopigia. (Abel Adrián Ambía)

¡Cholo lindo, hermano de mi corazón! (Miguel Yépez Sánchez)

Juzguen ustedes la utilidad y validez de estos asertos. Si su lectura les mueve a inventariar vuestras propias frases recordables me daré por bien servido.

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