Rodolfo Sánchez Garrafa
Desde un
punto de vista antropológico el término "identidad" se vincula con
conceptos de pertenencia, voluntad colectiva, creencias e intereses
compartidos, sentimiento de ser parte de una colectividad, etc. Es en este
sentido que puede hablarse de “identidad de grupo”, “identidad cultural”,
“identidad regional”, “identidad étnica”, “identidad nacional”. He creído pertinente exponer algunas consideraciones sobre la orientación identitaria seguida por la Revista Intercultural "AQ", que son destacables al momento de presentarles su Nº 17.
1. La
identidad cultural en el ideario de “AQ”
El equipo de “AQ” a través de su ya significativa
trayectoria no ha cejado en su propósito de colocar en el núcleo de la
preocupación de los pueblos originarios de los Andes: los aymaras, quechuas y
amazónicos, los andinos en general, el asunto de nuestra identidad cultural.
§
Hemos pensado y transmitido nuestro convencimiento de que
la conciencia de nuestro ser cultural es la llave de entrada a un tiempo que debe
estar signado por la inclusión, la equidad social y la amplia participación socio
política.
§ Afirmamos que el reconocimiento del
ser aymara, quechua o amazónico, son procesos que requieren de una maduración
constructiva. No se dan por sí, se construyen. Se construyen a partir de la
conciencia de identidad y, lo que es fundamental, mediante la asunción de
nuestro ser cultural como sustento de un proyecto de vida. AQ ha contribuido al
reto de construcción teórica y práctica.
§ Nuestra
tarea ha incidido por igual en el fortalecimiento de la identidad de cada uno consigo
mismo, con la realidad en que se desarrolla nuestra cultura y con nuestra historia
colectiva.
§ En
cuanto a la identidad consigo mismo, AQ ha mostrado una imagen positiva y
ajustada de los andinos y amazónicos, de su campesinado, su empresariado, sus
profesionales e intelectuales. Hemos contribuido a elevar la autoestima, la
confianza y seguridad en nuestras propias capacidades.
§ En
cuanto a la identidad con la realidad en que se desarrolla nuestra cultura, ha
sido permanente nuestro esfuerzo por valorar la herencia social andina, el
patrimonio natural y cultural que hemos recibido de las generaciones que nos
precedieron, pero también hemos destacado que somos poseedores de una reserva
cultural que es el germen de nuestra actual potencia creativa.
§ En cuanto a la identidad
con nuestra historia colectiva, somos claros en señalar que nuestro orgullo
étnico no nos lleva a soñar con la restauración del pasado, sino a forjar la
grandeza de una patria sobre la base de la comprensión de nuestro propio ser
cultural y la solución de las necesidades apremiantes de protección ambiental,
fortalecimiento cultural y lingüístico, desarrollo integral de las poblaciones,
movilización política y proyección global de nuestros pueblos en el marco del
desarrollo científico tecnológico contemporáneo.
Es justo reconocer que el desarrollo de la conciencia histórica es una elaboración que partiendo de la conciencia de sí mismo y del grupo social inmediato, progresa hacia la conciencia de pertenecer a una cultura específica y a una gran unidad que, en nuestro caso, es la nación peruana.
2. La
representación político democrática
de los pueblos andino amazónicos
Esta es
otra de las preocupaciones sustantivas que ha confrontado “AQ”, teniendo en
cuenta que los pueblos andinos y amazónicos carecen en el Perú de una real
representación política democrática. Consideramos que las conquistas futuras
exigen superar la falta de plataformas organizativas y liderazgos coherentes en
torno a la diversidad cultural como proyecto social. Es preciso ir más allá de
los discursos de reivindicación y del uso meramente folklórico de las
expresiones culturales.
§ Para
“AQ”, consolidar una vanguardia cultural es una necesidad imperiosa de los
pueblos andinos quechuas y aymaras. Es dable pensar que esta tarea es
actualmente posible, y lo será más en cuanto se decida convocar a los sabios de
los propios pueblos, sumando la experiencia rica y variada de los migrantes y
el aporte de las nuevas generaciones que en general han alcanzado niveles
superiores de escolaridad.
§ La
principal propuesta política de los movimientos indígenas latinoamericanos se
encamina a la descolonización cultural y a la conformación de Estados
plurinacionales. Debemos aclarar que este horizonte no conlleva inclinación
alguna al separatismo o a la ruptura de la unidad nacional de los Estados. Se
trata en todos sus extremos de una propuesta de reformulación democrática del
diseño del Estado.
§ “AQ”
es uno más entre los múltiples indicios de afirmación de los pueblos andinos,
en búsqueda de contrarrestar activamente la estrategia de invisibilización de
los pueblos andinos y amazónicos que ha venido predominando hasta hoy. Los
andinos y amazónicos existimos y este es un hecho, como que no se puede tapar
el Sol con un dedo. Estudiosos como M. Suxo (2008) han puesto de relieve, desde
dentro, el papel de la etnicidad, es decir, la identidad andina (otros lo
vienen haciendo también desde el seno de sus respectivos pueblos). La
introducción de la racionalidad andina y la práctica de los valores
comunitarios en procesos económicos complejos han mostrado eficacia en la
gestión de empresas que atienden a los requerimientos del mercado. Formas de
vida particulares, con capacidad adaptativa y creadora, pueden técnicamente
servir de soporte al desarrollo económico de la población originaria en el
contexto de la globalización.
El camino apunta a la obtención de una representación política auténtica y a la apertura efectiva de espacios de interlocución entre el Estado y las organizaciones andino-amazónicas deseosas de aportar propuestas para edificar una sociedad moderna con respeto a la diversidad cultural.
Este es
hermanas y hermanos quechuas y aymaras, hermanos andinos del Perú, un apretado
perfil del ideario que ha sostenido la labor cumplida por “AQ”. Sean mis
palabras finales las de reconocimiento al esfuerzo desplegado sucesivamente por
personas como Bartolomé Mamani Humpiri, Pacha J. Willka, David Quispe Machaca y
Porfirio H. Calsín Zapana, quienes han tenido en sus manos la responsabilidad
de coordinar la edición de cada uno de los diecisiete números de “AQ”. Honor y
mérito a quienes dan su sangre y sudor por el mejor destino de los pueblos andinos.
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