Rodolfo Sánchez Garrafa
El Fondo Editoral del Congreso de la República acaba de publicar el libro “¡A jugar se ha dicho! La infancia, el juego y el orden social”, compilado por el sociólogo Luis Tejada Ripalda, quien ha conseguido reunir un conjunto de trabajos de profesionales que nos ofrecen miradas particulares sobre los niños, el juego, su importancia, significado y experiencias educativas a partir de lo lúdico. El volumen comprende ensayos de educadores y especialistas como Julie Delalande, Manfred Liebel, María Emma Mannarelli, Regina Sirota, Rodolfo Sánchez Garrafa, Luis Negrón, Inés Westphalen, Marisa Horna, Alejandro Cussiánovich y Jesús Astete.
Luis Tejada Ripalda, sociólogo por la Pontificia Universidad Católica del Perú, es doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, nos dice que este libro aspira a cuestionar los “civilizados” criterios de progreso social y humano. Para él, puede decirse que el juego es un termómetro que mide la salud de un niño y que un niño que juega está sano física, mental y emocionalmente.
Una nota de prensa sobre el particular señala que en este texto se muestra al juego como la primera forma de educación, como la herramienta de formación moral y ética que modula el carácter y la ciudadanía, procura el bienestar individual y estimula la cohesión familiar y social.
Matilde Ureta de Kaplanski, al escribir el prólogo del libro consigna: “Rodolfo Sánchez Garrafa y Luis Negrón Alonso nos entregan su artículo «Estructuras simbólicas del juego infantil en el mundo andino». Aquí vemos un modelo antropológico para el análisis del juego infantil, el mismo que plasma una imagen estructural-funcional de la actividad lúdica en contextos de interculturalidad y de bilingüismo hispano-quechua, sustentados en observaciones de campo efectuadas en el sur andino peruano, en comunidades campesinas del Cusco, Apurímac y Huancavelica. Proponen que tal vez dentro del juego se van plasmando las normas de la vida futura, como un traslado al mundo de la seriedad y de lo real, de todo aquello que el niño ya experimentó en un mundo en el que todavía las cosas no son serias, a la manera del adulto, así estaría planteada una doble perspectiva: la vida es juego; pero el juego también es vida”.
Luis Negrón Alonso y Rodolfo Sánchez Garrafa (Cuzco 2013). |
Rodolfo Sánchez Garrafa y Luis Negrón Alonso reconocen dos sentidos fundamentales que la sociedad asigna a la práctica del juego, uno de ellos considera el juego solamente como un recurso de esparcimiento, de distracción, de diversión, que permite relajar la rutina de las actividades diarias; junto a esta primera concepción está la que toma el juego en su papel educador. Para situar el juego dentro de la segunda óptica, explican, hace falta conocer en profundidad el contenido ideológico de los distintos juegos que se practican en las localidades y centros educativos del ámbito nacional. Para Sánchez y Negrón, la realización de estudios que aborden esta materia puede constituir un incentivo concreto que ayude a superar una visión restringida del juego infantil, bastante generalizada entre los docentes. De hecho, el tema planteado tiene una vinculación sustancial con la formación integral de la persona, tarea que convoca no sólo a la escuela sino a todas las agencias de socialización como son la familia, el barrio, los grupos de amigos, etc. En este sentido, el papel educativo del juego infantil responde a un principio de integración horizontal, que inspira a la educación permanente.
El libro de Luis Tejada Ripalda (2014) se halla a la venta en la Librería del Congreso de la República del Perú. 330 pp. 22.5 x 15 cm. Palabras clave: Niños, infancia, desarrollo del niño, juegos infantiles, juegos educativos, terapéutica recreativa, recreación.
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