Daniel Quispe Machaca*
Sinceramente, para mí ha sido una
sorpresa en particular encontrar, leer y apreciar el reciente libro tan importante «Apus de los Cuatro Suyus», del
amigo doctor en ciencias sociales Rodolfo Sánchez Garrafa y, al mismo tiempo,
una satisfacción y alegría el que por fin se me haya presentado la oportunidad
de fortalecer y ampliar mi conocimiento en lo que respecta a la religiosidad y
cosmovisión de las culturas milenarias o andinas (Aymara, Quechua, Amazónica, etc.).
El gran libro «Apus de los Cuatro Suyos», es producto de un trabajo de investigación muy
profundo, así como de análisis, propuestas y opiniones importantes. Al
presente, es un aporte serio sobre todo para el mundo Andino, por contener
amplia información sistematizada y argumentos explicativos muy sólidos.
La ocasión es oportuna para que un aymara con identidad –que tal me
considero- deba reconocer y aplaudir al autor por la constancia, paciencia y el
sacrificio puesto, superando todas las dificultades que han podido presentarse.
El autor, con mucho profesionalismo y responsabilidad se ha dado el
lujo de revisar y contrastar, con bastante conocimiento, más de 275 textos de
distintas épocas y de diferentes autores tanto locales, nacionales e
internacionales, los cuales ha ido integrando muy bien a su trabajo de
investigación. Asimismo, ha tenido que recorrer el Perú, maravilloso,
pluricultural y multilingüe, una y otra vez, a fin de recopilar, ampliar e
interpretar con calidad las evidencias de la tradición oral, presentándonos más
de setenta y dos relatos muy valiosos; no solo eso, sino también haber
efectuado muchas entrevistas y conversaciones, las mismas que ha sistematizado,
analizado y examinado comparativamente considerando diferentes lugares de los
cuatro suyos, espacio de por sí extenso y de complicado acceso.
El autor doctor Sanchez Garrafa con mucha humildad manifiesta sin hacer
mayor bombo, que la investigación le ha demandado ocho años. Considero que ha
tenido que desplegar mucho más tiempo, como es evidente por la amplitud de
contenidos que comprende el libro, la profundidad y seriedad de sus hipótesis y
formulaciones. De hecho, él lleva mucho tiempo interesado por el tema, puesto
que ya en 1997, para graduarse como magister en Antropología por la Pontificia
Universidad Católica del Perú, presentó su tesis sobre Wakas y Apus de Pamparaqay.
Soy testigo que desde la década de 1970 ha venido realizando trabajos de campo relacionados a
la educación bilingüe intercultural y antropología. En dicha época visitó el
medio rural de Huatta de la provincia y departamento de Puno, en donde me
desempeñaba como programador de Núcleo Educativo Comunal de Huatta.
En el Ayllu o lugar de mi nacimiento, donde pasé la gran parte de mi
juventud, siempre he tenido la curiosidad y preocupación de saber cómo ha
podido ser el andar o la vida real de mis antepasados. Más adelante, ésto se
acrecentó con mayor razón en mis quehaceres educativos, dirigenciales y
políticos. Siendo aymara e identificado con las culturas milenarias, he tenido
mis dudas y vacíos en algunos aspectos, a pesar de haber practicado junto a mis
abuelos y padres la sabiduría y el conocimiento ancestral, más que todo con un
tío (Jacinto), invidente y Yatiri, quien nos transmitía los conocimientos de
nuestros antepasados a través de narraciones y cuentos que siempre terminaban
en una moraleja. Por muchos años, en lo que respecta a bibliografía, no encontré un texto
convincente que pudiese cubrir mis preocupaciones.
Por lo antes dicho, estoy seguro que en materia de cosmovisión andina no hay en el momento otro texto mejor que el del doctor
Rodolfo Sánchez Garrafa, y esto lo comento y opino sin temor a equivocarme,
dado que los resultados del trabajo de investigación realizado en el Perú
profundo y plasmados en el libro «Apus de los Cuatro Suyus» son únicos, y que por esta razón se convertirá
en un libro de cabecera, en especial para los andinos y amazónicos de Perú y
América.
Bueno, entre las importantes afirmaciones del doctor Rodolfo Sánchez, para
los andinos es vital el hecho que los Apus son seres de poder, intermediarios
que actúan en Kaypacha (el mundo de la superficie) y conectan tanto con el
mundo de adentro como con el mundo de arriba. Los Apus o Achachilas como
entidades espirituales eternizadas son fuentes de vida e inductores de
reproducción, protectores y sanadores, otorgantes y distribuidores de agua. Se
les reconoce como fundadores de pueblos o linajes y poseedores de energía vital
animadora o reproductiva que bajo ciertas circunstancias compartan con sus
descendientes. Estos seres de poder están jerarquizados, se vinculan por
relaciones parentales e interactuan con variabilidad que caracteriza a la
manera humana.
En el mundo Andino prehispánico, la relación de antepasados con sus descendientes
es representada hacia arriba, y no hacia abajo como sugiere la lógica occidental.
Por eso los antepasados están ubicados o pertenecen al mundo de adentro o ukhupacha
y la sociedad viva habita el kaypacha, ámbito de la superficie o del presente.
Es explicable entonces que los antepasados, en particular los Apus, sean
identificados con las raíces de un árbol, ya que éstas pertenecen al mundo de
adentro, mientras que los frutos o sociedad viva pertenecen al ámbito de la
superficie terrestre.
Los Apus administran encuentros de opuestos o tinku que ocurren en las dimensiones del tiempo y el espacio. Estos
encuentros reestructuran la realidad, aseguran la reproducción de los seres que
pueblan el universo. La comprensión de la doble homologación de la naturaleza
sobre lo social y de lo social sobre la naturaleza, permite explicar tanto la
representación circular de tiempo en el mundo Andino, cuanto la representación
histórica secuencial sobre el origen del presente con divinidades que permanecen
atemporalmente petrificadas en la superficie y que poseen la capacidad y/o
poder de actuar en el presente.
Para los ancestros, el año se dividía en dos partes: tiempo de frío y tiempo
caluroso, y cada uno a su vez en dos partes: una húmeda y la otra seca, dando
lugar a la cuatripartición del año que se refleja directamente en el sistema
calendárico andino. La cuatripartición temporal da lugar a las estaciones, y éstas
se corresponden con la cuatripartición espacial que da lugar a regiones o
provincias (Antisuyo, Chinchaysuyo, Kuntisuyo y Collasuyo). Los Incas manejaron
un calendario solar fijo. Contaron con un calendario que organizó el ciclo
festivo religioso y social anual. Iniciando el año en el mes de setiembre y terminando
en agosto. En cada mes hay rituales, especialmente en épocas de siembra y
cosecha. Rituales de satisfacción de sed de los muertos en noviembre (uywa
lapaka, período de sequía de los animales en crianza) y febrero (jaqe lapaka, o
período de sequía de los hombres).
En el Ukhupacha (mundo de adentro) las sombras o espíritus rigen en
sentido contrario el camino que hicieron en vida: nacen viejos, viven al revés,
se hacen jóvenes al paso del tiempo y al llegar al límite de su envejecimiento,
vuelven a nacer en el mundo de los vivos. Los muertos no tienen memoria y retornan para
visitar a los suyos, esto ocurre en Ayamarkayquilla, mes de noviembre, que
coincide ahora con Todos los Santos.
Cabe resaltar que el doctor Sánchez Garrafa, seguro de su profesionalismo,
dentro del marco de respeto y consideración, presenta avances a partir de
propuestas iniciales de destacados
investigadores como A. M. Hocquenghen y J. Golte. Sus contribuciones, desde mi
punto de vista, agregan, aclaran y sugieren enmiendas sustantivas a la mirada
que hasta hoy prevalece en el medio académico. Las conclusiones constan en las
páginas del 330 al 332 del libro del autor.
Quiero felicitar y agradecer al autor por haberme ilustrado, y haber aclarado
y reafirmado mis conocimientos sobre la cosmovisión Andina. Comprendo que, en
efecto, después de la llegada de los españoles se produce una reinterpretación
constante de la cosmovisión Andina, sin que la estructura básica sea cambiada
radicalmente. Apus y Pachamama han sobrevivido a la evangelización cristiana. Y
en muchos lugares se mantiene el culto a las deidades tutelares.
Me encanta refrescar con lo registrado ampliamente sobre las funciones
de los Apus Awsangate, Pitusiray y Sawasiray, Mallmanya, Yanawanga; así como
del Puma, Cóndor, Loro, Alqamari, Lechuza, Mono y en especial del Zorro.
Felicitaciones y éxitos.
Chorrillos, 31 de agosto de 2014.
(*) Abogado aymara, político, fue Diputado por el departamento de Puno, Vicepresidente del Parlamento Indígena Americano, fundador del Centro de Preservación de la Cultura y Lenguas Aymara-Quechua (CEPCLA).
(*) Abogado aymara, político, fue Diputado por el departamento de Puno, Vicepresidente del Parlamento Indígena Americano, fundador del Centro de Preservación de la Cultura y Lenguas Aymara-Quechua (CEPCLA).
No hay comentarios:
Publicar un comentario