Miguel Angel Castro*
En el presente
artículo trataré el tema de la muerte desde el punto de vista de un autor que
tiene como referencia la cultura ágrafa andina: Gamaliel Churata.1
Churata emigró a Bolivia en los años 30, durante el
gobierno seudoindigenista de Leguía, país en donde logró completar una
monumental obra inédita: “Resurrección de los Muertos”2 que ha sido
recientemente publicada. Esta obra tiene una estructura particular en forma de
diálogo, entre un personaje, cuyo nombre es el Profesor analfabeto, y Platón.
Un diálogo extenso en el cual a lo largo de más de sesenta páginas el Profesor
analfabeto trata de convencer a Platón de que la muerte solo es un concepto
inventado por la filosofía occidental, puesto que según la visión andina los
“muertos” siguen viviendo por debajo de la tierra, como semillas que propician
no solo la fertilidad del terreno, sino
también la posibilidad del porvenir del hombre. Los muertos siguen viviendo en
comunidad, en forma concreta de genes dentro del cuerpo humano. Esta comunidad
de difuntos actúa desde adentro del individuo como un sentimiento manifiesto en
su corazón.
Los conceptos
estéticos de este libro se sitúan en un espacio entre la vida y la muerte. Mediante la exposición de la idea de Ahayu
Watan, categoría que está ligada a la germinación, al deseo erótico que los
muertos poseen y que expresan desde adentro del cuerpo de los vivos.3
“El término Ahayu-Watan, que significa el alma
amarrada, alude a ese espíritu del ánimo que es mejor comprendido y asumido en
una visión colectiva o comunitaria, que lleva el hombre y que se refleja como
la luz que delinea nuestras vidas, nuestros actos. Ese ahayu, lo que es amarrado,4 constituye un penetrar en
nuestra mismidad, en nuestro ser original. El dolor que se siente en el mundo
andino llega hasta el ahayu, y cuando
está enfermo hay que curarlo espiritualmente, haciendo que la luminosidad del ahayu permanezca intacta y fuerte”.5 La
idea de ahayu watan, sobre la cual se
funda el autor, está conexo con los muertos que se insinúan dentro de los
vivos.
Ahayu es un concepto de alma, pero no es un alma individual.
Es como un alma colectiva. Churata la define como una presencia en la tierra. Watan es el verbo amarrar. En cierto momento
los muertos amarran a los vivos y se ponen en su sangre, como semilla, hasta
compenetrar en las mismas células de los vivos. Para ilustrar este fenómeno es
ejemplar un episodio de la vida de José María Arguedas: Se cuenta que en la
celebración de uno de sus cumpleaños, el escritor estaba muy triste y los
amigos que le acompañaban preguntaron: que podemos hacer para aliviar tu
sufrimiento. A lo que Arguedas contestó: impidan que lleguen los españoles.
Esta paradoja evidencia que el trauma de José María Arguedas era un trauma
colectivo y no uno individual.
El gran mérito de
Gamaliel Churata consiste en haber propuesto la idea tradicional de que los
muertos no existen, y con ello alojar una paradoja a través de la cual se
plantea que las culturas originales de América siguen vivas y persistentes.
Para el mundo occidental, fue muy instrumental, cómodo pensar que estas
culturas desaparecieron, cuando intentaron “matarlas físicamente” con programas
que servían para justificar la cooperación de colonización y la exclusión de
estas zonas de los beneficios que una modernidad hubiera podido traer de forma
igualitaria para todos, no solamente para el Mundo Blanco.
En la “Resurrección
de los muertos” Churata no habla solamente del Mundo Andino, sino que también
expresa la interrelación de éste con el Mundo Islámico, el Mundo Chino, el
conocimiento esotérico europeo y todo el bagaje de conocimiento que ha sido
excluido de la historia oficial. Propone una nueva Historia, una nueva síntesis
que contradice el presupuesto universalista europeo (Europa y Norteamérica) que
se ha apropiado del pasado, para sustentar su historicismo. Churata nos da la
posibilidad de imaginar un mundo distinto, un mundo donde la jerarquía del saber se impone.
Referencias
* Miguel Angel Castro, antropólogo cusqueño
egresado de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, con estudios
de Maestría en Filosofía por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
Coordinador del Museo Cementerio Patrimonial de la Almudena de la ciudad del
Cusco.
1. Gamaliel
Churata, intelectual puneño que fundó el movimiento literario “Orcopata”,
movimiento que logró unir, desde una perspectiva Tradicional, conceptos
procedentes de la Vanguardia europea, con la intención de comunicar nociones
originales a un público alejado de la producción cultural indígena.
2. Esta obra de Gamaliel Churata tuvo relación con su situación personal,
debido a que sufrió duramente por la muerte de su primera esposa Brunilda y sus
dos hijos, que murieron prematuramente. Churata logra transformar este dolor
personal en un monumento funerario y literario que es un himno a la vida.
3. Churata
afirma que del celo nacen la poesía y la creación.
4. Enlazado, en la expresión de Churata.
5. En Revista virtual los andes. http://www.losandes.com.pe
Bibliografía
Bloch, Maurice, Death and the Regeneration of Life (ed.
with J. Parry), Cambridge, 1982.
Churata, Gamaliel. La resurrección de los muertos. ANR, Lima 2011.
Guénon, Réne. El hombre y su devenir según el Vedanta. 1927.
Louis-Vincent Thomas. La antropología de la muerte. Traductor: Marcos Lara, Fondo de
Cultura Económica, México 1983.
Sánchez Garrafa, Rodolfo, Representación del cosmos en murales mochica (Iconografía y
tradición). En Tupac Yawri , Revista de Estudios Tradicionales Nº 2, 2010.
Valderrama, Ricardo y Escalante, Carmen. Apuqurpuna. Visión del mundo de los
muertos en la Comunidad del Pumamarca. En Tupac Yawri , Revista de Estudios Tradicionales
Nº 2, 2010.
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