viernes, 15 de junio de 2018

COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS PARA LOS JÓVENES DE HOY


Rodolfo Sánchez Garrafa


La Gerencia de Turismo, Educación, Cultura y Deporte del Gobierno Municipal Del Cusco, ha auspiciado la publicación de una nueva edición de la obra cumbre de nuestro Cronista el Inca Garcilaso de la Vega. El propósito de este esfuerzo es proporcionar un volumen especialmente concebido para lectores jóvenes que están entrando en el mundo de la lectura; siendo así, lo entiendo como una adaptación o adecuación con propósitos muy definidos, considerando la poca propensión actual hacia la lectura, el influjo del internet y la televisión, la globalización y muchos otros factores externos, que conspiran contra una formación sólida en el conocimiento de nuestra propia historia y, por tanto, afectan una de las bases de nuestra identidad cultural, asunto sustantivo para proyectarnos como nación.

Básicamente, lo que se ha hecho es aligerar el extenso texto de los Comentarios Reales de los Incas, prescindiendo de muchos capítulos que podría considerarse menos medulares a los efectos ya señalados y que bien podrían ser leídos por quienes deseen profundizar en el conocimiento ya adquirido. Debe entenderse que, por donde se lo mire, no es un resumen de la obra original, y en buena hora que no lo sea, por lo duro y por la alta responsabilidad que ello habría entrañado. Una mirada rápida del volumen, ahora muy manejable, permite que pueda reafirmarme en mi primera impresión respecto a la bondad de estos nueve libros ahora en uno con 390 pp., una versión compacta y por lo tanto útil, sin llegar a ser necesariamente un hand book o libro de bolsillo.

Hasta aquí todo bien. Ahora, entrando a la orientación que resulta teniendo la edición, me veo precisado a formular algunas atingencias. Una cuestionable visión editorial ha llevado a incluir un texto del Premio Nobel Mario Vargas Llosa para abrir la edición. No está en cuestión la calidad de escritor, ni los sobrados méritos literarios que tiene, los cuales no dejan de enorgullecer a cualquier peruano, pero nadie, medianamente enterado, puede desconocer que la visión de Vargas Llosa respecto a la significación y rol de la historia antigua del Perú para la construcción de una sociedad futura, es diametralmente opuesta a la vigencia del pensamiento andino y, en general, a su herencia cultural. Es sabido que, para él, cualquier alegato de resistencia o de validez de ancestrales valores no es otra cosa que un complejo arcaico y utópico. Si bien, Garcilaso y Vargas Llosa nacieron en territorio andino y se establecieron en España, las motivaciones y propósitos últimos de sus quehaceres intelectuales son distantes y ponerlos juntos, sobre todo si el propósito es la revaloración y conservación de una memoria colectiva, resulta como mezclar agua y aceite. Es, no me cabe duda, un desacierto, en cuanto esta publicación de los Comentarios Reales de los Incas no debe ser mostrada como un esfuerzo de divulgación literaria sino histórica o etnohistórica y de afirmación de una identidad a la que tenemos derecho.

Las acusaciones de que Garcilaso ignoró todas las culturas y civilizaciones anteriores o contemporáneas a los Incas, llamándolas  primitivas y salvajes, para resaltar más los logros del Incario, no hace otra cosa que demostrar la carencia de información etnohistórica, del sentido simbólico de los registros tradicionales, en particular del mito, en fin una desactualización en el conocimiento del examen actual del mundo andino. Otra falsa perla en Vargas Llosa es la asunción de la tesis, para la cual la visión «arquetípica y perfecta» con que el Inca Garcilaso describió el Tahuantinsuyo deriva de la influencia platónica. Paso a paso se descubre actualmente, cómo los extremos garcilasianos encuentran fundamento en registros anteriores a los incas y nada tienen que ver con un platonismo ni con una tradición mercurial, tal como todavía se repite por lamentable ignorancia. “Nadie trate de valerse de las bellas páginas que escribió el Inca Garcilaso de la Vega para acarrear agua al molino del nacionalismo” -dice Vargas Llosa- en un muy desafortunado señalamiento. Todos los pueblos, en todas las latitudes y en todos los tiempos han construido y siguen construyendo sus identidades colectivas. El nacionalismo es un fenómeno circunstancial, las identidades trascienden a cualquier forma de manifestación de organización política.

En fin, ya para terminar este comentario que se extiende más allá de mi intención original, me parece oportuno recordar que el historiador cuzqueño Julián Santisteban Ochoa, refiriéndose a Roberto Levillier, señaló en su momento que la crítica parcializada a Garcilaso, atenta con terrible puñalada contra el corazón del Perú y reviste la herida con retoques de estudiada técnica histórica, literaria diría yo para este caso.

Hecha esta advertencia, será bueno que el lector contraste el texto introductorio aludido con los contenidos en el apéndice del libro, así podrá formarse un juicio inicial más equilibrado. Nunca estará demás inculcar en las nuevas generaciones el amor por lo propio y el orgullo de ser quienes somos. Esta debiera ser la razón última para recibir con expectativa toda iniciativa de difusión de una obra tan fundamental para el Cuzco y el Perú, como los Comentarios Reales de los Incas de nuestro ilustre cronista Garcilaso de la Vega.



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