El 17 de setiembre del 2010 se presentó en Lima el libro “Carabaya. Paisajes y cultura milenaria” escrito por Rainer Hostnig. El Congreso de la República fue escenario de la ceremonia correspondiente, en la que me fue honroso participar como uno de los comentaristas. Lo hice con las siguientes palabras:
Cumpliendo con el rol de comentarista haré una consideración de principio. Edward Hallett Carr, un académico del Trinity College de Cambridge, aconsejaba en sus lecciones impartidas en la Universidad de Cambrige en 1961, investigar el pasado de los personajes cuyas obras se debía examinar:
Examinen Vds. al historiador antes de empezar a examinar los hechos...
Permítanme pues decir algo en torno al autor (no teman, no haré una biografía): Rainer Hostnig, ciudadano austriaco y agrónomo de profesión ha vivido los últimos 25 años en América Latina desarrollando labores de consultoría en temas ambientales y de seguridad alimentaria. En lo personal, conocí a Rainer hace muchos años a raíz de un libro suyo sobre el Santuario Nacional del Ampay y la protección de la Intimpa, una especie que forma un relicto de bosque, muy admirado en la actualidad. Algún tiempo después me interesé por su extraordinaria labor de recopilación y compilación de la bibliografía del departamento de Apurímac, una tesonera y acuciosa investigación documental.
Considero una fortuna haber formado también parte del equipo que dirigido por Rainer Hostnig llevó a cabo una expedición científica para explorar el nevado Mallmanya y su entorno allá en los límites de las provincias de Grau y Antabamba en Apurímac y Chumbivilcas en Cuzco. Esa experiencia, si bien breve, me permite intuir lo que puede haber significado la impresionante labor de documentar durante diez años la historia, paisajes y cultura de la provincia de Carabaya en el departamento de Puno y ponerla en el papel en el lapso de un año, entre julio del 2009 y junio del 2010 (es decir: esfuerzo, trajín constante, largos viajes usando diversos medios, paciencia, disciplina, gestiones y también satisfacción).
Ahora vayamos a los hechos, al aspecto central constituido por el contenido de la obra que se presenta. Es tan evidente la significación de ésta que no será difícil hilar algunas impresiones generales:
Hostnig ha calificado a Carabaya como un precioso pero poco conocido rincón del Perú. Esta afirmación no es gratuita, dada la significación del legado arqueológico, cultural, histórico y natural extraordinariamente rico y variado de este ámbito. Gracias a él tenemos ahora una idea más clara de los contrastes ecológicos y la variabilidad climática de esta provincia, su riqueza en recursos hídricos y minerales y, muy en particular, su significación como región de frontera entre los andes orientales y el llano amazónico que le confirió un papel de gran importancia desde épocas prehistóricas.
Como antropólogo considero necesario destacar su esfuerzo por elaborar un derrotero bibliográfico, identificando fuentes de valor, muchas de ellas dispersas y desconocidas. Sin duda que la recuperación de fotografía histórica y pictográfica es una de sus contribuciones más relevantes.
El planteamiento de la obra demuestra la experiencia del autor y su solvencia académica, no sólo en los aspectos que competen a su formación profesional de ingeniero agrónomo, lo cual es fácilmente explicable, sino y con igual suficiencia en lo concerniente al contexto histórico y al reconocimiento del patrimonio arqueológico, que de por sí impresiona por la cantidad de pueblos precolombinos (Muyumuyupampa, Pitumarca, Illingaya, Huatamarca, Juhuiqalliri, Chichaqori, Quilliquilli, Pisqapunku, Pukuta, entre otros), ciudadelas y guarniciones identificadas, así como la infraestructura de comunicación que necesariamente le sirvió de soporte a este dominio político administrativo, mereciendo también destacarse su tratamiento del patrimonio arquitectónico, virreinal y republicano.
A lo largo de este libro se muestra las vicisitudes históricas de la ocupación humana, el desarrollo de las ideas y de la tecnología, ligado en distintos tiempos a las actividades de caza y recolección, a las propias de las sociedades agropastoriles y, más tarde, a la explotación minera que se extiende hasta nuestros días.
Es tan vasto el material acopiado en torno al arte rupestre de la región que de hecho lo constituye en una fuente a la que habrá que darle atención especial y que en algún momento tendrá que ser exhaustivamente estudiada. Hostnig no se ha limitado a la identificación y registro sino que ha adelantado aproximaciones cronológicas e hipótesis sobre su función y significado.
Si tuviera que mencionar a los principales actores de la epopeya cultural en esta región a la vista de este libro señalaría sin dudarlo los siguientes: el hombre, los camélidos, la chakitaklla, operando en un espacio dominado por impresionantes montañas cuyos deshielos han dado origen a centenares de lagunas y fuentes de agua.
En síntesis. Tenemos en nuestras manos un hermoso libro que evidencia con pruebas la íntima relación entre ecología y cultura y que, al mismo tiempo, desvela para el mundo los secretos más valiosos de la milenaria provincia de Carabaya. Pruebas al canto ‒a Rainer me remito‒ en Carabaya se encuentran:
- Los bosques de roca más extensos del país.
- El casquete glaciar tropical más extenso del mundo: Quelcaya, que alcanza 44 kilómetros cuadrados, de particular valor para la investigación paleoclimática.
- La presencia del nevado Allincapaq que con sus más de 5,100 m.s.n.m. es el Apu más poderoso de la región.
- El lugar importante que ocupa en cuanto a la riqueza biológica de los bosques residuales de quewña a nivel del departamento de Puno.
- Su participación en el Parque Nacional Bahuaja Sonene que posee la población más grande del Perú de árboles de nuez del Brasil.
- El hecho de ocupar el primer lugar en cuanto al valor genético de camélidos y que Macusani sea la capital alpaquera del mundo.
- La concentración de yacimientos rupestres más grande del sur peruano.
- El mayor número de manifestaciones rupestres del arcaico andino a nivel del país y quizás incluso a nivel de los Andes Centrales.
- La notable evidencia material sobre la interacción prehistórica entre pobladores de la puna andina, el piedemonte y la planicie amazónica.
A casi un año del evento al que hacemos referencia, cabe reiterar a Rainer Hostnig nuestro agradecimiento por habernos entregado este hermoso presente de ciencia y cariño. Extendemos también un reconocimiento a la señora alcaldesa Nancy Rossel Angles y autoridades ediles de Carabaya que acompañaron su gestión, por haber hecho posible una empresa plena de peruanismo y de identidad con la cultura andina.
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