sábado, 21 de mayo de 2011

Oro y Plata


Dentro de la cosmovisión andina, el oro intenso y reluciente simbolizaba al cielo diurno, la divinidad solar, el mundo de arriba y lo masculino. La plata representaba al cielo nocturno, la divinidad lunar, el mundo de abajo y lo femenino. Dado que el cosmos era concebido como una realidad de dos partes opuestas, interactuantes y complementarias, en las piezas de orfebrería de tiempos prehispánicos, estos metales eran vistos como una pareja que representaba la unidad de todo lo existente.

El oro y la plata son los metales considerados más apropiados para las ofrendas rituales a los seres de poder. Hay una presencia tradicional muy antigua de estos metales o sus sustitutos simbólicos en los atados rituales y las ofrendas, tanto simples como complejas. Vamos a encontrarlos históricamente como qori botija/qolqe botija, qori libro/ qolqe libro, qori lliphi/ qolqe lliphi, qori t'anta/ qolqe t'anta.

El oro es símbolo y reflejo de la luz solar que todo lo impregna y gobierna, tiene los atributos que pueden elevarlo al supramundo. Es la antigua idea, por ejemplo, sobre la campana María Angola del Cuzco, que conforme a la tradición fue hecha o fundida con oro inca, por lo que su poderoso sonido capaz de elevarse al cielo se debería a la voz del metal regio, cuya brillantez confiere fuerza o kallpa.

En el mundo andino prehispánico, ciertas illas o representaciones del espíritu de los arquetipos de las especies eran diseñadas para fines ceremoniales supremos en metales preciosos, oro y plata, y guardados como símbolos de fertilidad.

Algunas asociaciones son ilustrativas. El maíz era asociado al día y, por tanto al Sol. Así en el Lago Titicaca existían lugares ceremoniales en las islas del Sol y de la Luna. Sólo en la primera, y pese a la enorme altura del Lago, era posible el cultivo del maíz. La papa es un producto eminentemente lunar.

El simbolismo de estos metales tuvo también implicancia con criterios de jerarquía. El oro correspondía al espacio de arriba y la plata al de abajo. Correlativamente, el oro se vinculó a los gobernantes inkas y la plata a los kurakas de los señoríos subordinados.

Un texto transcrito por Santa Cruz Pachakuti, en relación a la alianza entre inkas y qollas dice (habla el señor de los qollas):

Tú el poderoso del Cuzco
Yo el poderoso del Collao
Bebamos
Comamos
(y) convengamos
Que ninguno(de nos) padezca
Yo aferrado a la plata
Tú aferrado al oro.

Sin duda para los andinos hay siempre una tensión generatriz en el encuentro de opuestos cualquiera sea el nivel en que éstos se manifiesten, excepto que no pensaban en términos de bien y mal (parte de nuestra herencia occidental). Los mitos, en este sentido, son discursos sumamente coherentes sobre toda la realidad, los desórdenes moleculares pueden ser entendidos como desajustes o deficiente articulación en los procesos de complementación, es que estos procesos debían ser acompañados por rituales que asegurasen el resultado deseado.


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