viernes, 20 de mayo de 2011

Un café nocturno

Encontré por allí esta imagen de una pintura que me cautivó de manera especial en los años prejuveniles. El menor de mis hermanos conservaba una copia que yo hice en casa con recursos rudimentarios. Hace un tiempo me contó sobre los inicios de su afición por la cetrería, un arte que más allá de las habilidades exigentes que su práctica supone, tiene –a mi modo de ver- su toque estético. Admiro las coordinaciones que el hombre puede establecer en armonía con el orden de la naturaleza. Admiro el crisantemo junto a la espada de los samurai.

Quizá por eso puse los ojos en el café nocturno de Van Gogh. Ahora que lo pienso debe haberme impresionado el intenso amarillo preñado de nostalgia, pero hoy me sigue conmoviendo su cielo estrellado. Nuestros antepasados andinos construyeron una visión del mundo en la que el gran río celeste estaba habitado por infinidad de seres cuya participación era indispensable para la vida de la sociedad humana. Sin duda hay algo de eternidad en la bóveda estrellada. A veces quisiera ser zorro para escalar alturas cósmicas pero aquí en Lima vemos pocas veces el cielo limpio, como no sea en verano. Se dice que los halcones tienen la virtud de llegar al Sol cuando quieren. Cuánta virtud la de zorros y halcones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ZEIN ZORRILLA Y LA POLÉMICA DEL INDIGENISMO Y DEL MESTIZAJE

  Juan Carlos Lázaro “Ni hispano ni indígena, sin embargo, ambos a la vez” (1), es el más reciente título de Zein Zorrilla que forma parte d...